- Un pastor le reclama airadamente a Juan, le dice: Oye, tu hermana no ha pagado para la ONG. Este responde, ¿Cuál ONG? A lo que el pastor responde, esta vez con tranquilidad, esa pues, para ayudar a los damnificados del cerro San Pablo.
Horas después, Juan le comenta lo ocurrido a su hermana, quien responde avergonzada, es cierto, debo de abonar para la causa.
Juan, preocupado y a la vez orgulloso de la ayuda que quiere dar su hermana, decide prestarle dinero para que pueda apoyar. Ella se lo agradece; pero no logra donar el dinero porque el pastor no se encuentra en dicho momento.
A la mañana siguiente, el pastor va de nuevo a la casa y exige el dinero, lo hace de un modo desesperado, entonces Juan le pregunta de una manera inocente, ¿A quién debo darle el dinero? Debe de haber un tesorero, un administrador o algo parecido.
El pastor con una sonrisa de oreja a oreja al ver el dinero en mano, aclara: ¡Yo soy el administrador, tesorero y organizador! ¡Yo soy la ONG!
Juan se siente confundido y empieza a dudar, por ello resuelve no dar el dinero e ir él mismo a entregárselo al jefe de la comunidad.
El pastor insiste; pero no logra su cometido.
Luego, Juan y su hermana van a la comunidad luego de que él le explicara algunas de sus intuiciones; pero nunca llegan. ¿La razón? Es que nunca hubo comunidad. Es más, ni siquiera existió dicho terremoto. Ambos estuvieron fuera del país cuando supuestamente ocurrió.
Al cabo de un tiempo el pastor es detenido al haber estafado a otras personas pidiéndole la misma cantidad de dinero.
Su hermana se siente enojada y frustrada, este pastor sonríe mientras lo escoltan a la patrulla y Juan se siente tranquilo al haber sido muy perspicaz.
Horas después, Juan le comenta lo ocurrido a su hermana, quien responde avergonzada, es cierto, debo de abonar para la causa.
Juan, preocupado y a la vez orgulloso de la ayuda que quiere dar su hermana, decide prestarle dinero para que pueda apoyar. Ella se lo agradece; pero no logra donar el dinero porque el pastor no se encuentra en dicho momento.
A la mañana siguiente, el pastor va de nuevo a la casa y exige el dinero, lo hace de un modo desesperado, entonces Juan le pregunta de una manera inocente, ¿A quién debo darle el dinero? Debe de haber un tesorero, un administrador o algo parecido.
El pastor con una sonrisa de oreja a oreja al ver el dinero en mano, aclara: ¡Yo soy el administrador, tesorero y organizador! ¡Yo soy la ONG!
Juan se siente confundido y empieza a dudar, por ello resuelve no dar el dinero e ir él mismo a entregárselo al jefe de la comunidad.
El pastor insiste; pero no logra su cometido.
Luego, Juan y su hermana van a la comunidad luego de que él le explicara algunas de sus intuiciones; pero nunca llegan. ¿La razón? Es que nunca hubo comunidad. Es más, ni siquiera existió dicho terremoto. Ambos estuvieron fuera del país cuando supuestamente ocurrió.
Al cabo de un tiempo el pastor es detenido al haber estafado a otras personas pidiéndole la misma cantidad de dinero.
Su hermana se siente enojada y frustrada, este pastor sonríe mientras lo escoltan a la patrulla y Juan se siente tranquilo al haber sido muy perspicaz.
Nota: Tengan mucho cuidado, esto suele suceder.
Fin
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