Mi nuevo libro

Mi nuevo libro
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jueves, 29 de septiembre de 2016

Yo

- Toda mi vida, desde que tengo uso de razón he soñado con publicar un libro. Mi humildad y sencillez la conocen mis lectores, estoy abierto a todas las posibilidades para avanzar y dispuesto a todo por mejorar. Amo las críticas constructivas y desconfío de quienes me dicen que soy bueno. Soy alguien que trabaja por la mejora de mi talento y por la evolución de mi persona.

Volver

- Hace no menos de una hora vino un amigo, quien me dijo desesperado y a la vez emocionado: Bryan, es tiempo de volver.
Resulta que este amigo, quien curiosamente se llama Ryan, es alguien obsesionado con el pasado, es decir; ama e idolatra una época anterior, para ser exactos e imitarlo, siempre comenta lo siguiente: “Es tiempo de volver” y yo le digo con humor, ¿Volver, adónde? A lo que responde: A mí ansiado XXX tiempo. Yo siempre he pensado, ¿Cómo alguien puede anhelar tanto una época pasada? Tanto que al punto de querer, de cualquier modo, retroceder en el tiempo. Pues, hace mucho que no lo veía y esta vez lo dice amoroso y ansioso, entonces, añadió, lo he logrado, me despides de todos, solo quería decirte que escribas sobre mí como un personaje porque al pasado donde voy no nos conocemos. Le di un abrazo y le dije, ve y se feliz, mi hermano. Claro que se lo dije de un modo condescendiente. Enseguida, se fue.
Cuando fui al tercer piso a tender mi ropa vi que desde su terraza una nave espacial circular ascendía y desaparecía ante mi vista.
Vi mi Facebook y no lo vi, mi WhatsApp y tampoco estaba, vi mi desactualizado Hi5 y lo vi. Vi el MSN y lo vi. Le escribí: Hola, mi brother, ¿Qué fue? Y me respondió: Disculpa, ¿Quién eres? Él se veía distinto, diferente, sin sus logros actuales (literato reconocido) pero al lado de su amor pasado en una foto de display que siempre tenía en su billetera como recuerdo.




Fin

domingo, 25 de septiembre de 2016

La Rambla

- Hoy fui a La Rambla a cambiar mi celular, luego del trámite y salir contento, vi a un conocido, quien al instante, dijo: ¡Barreto! Tengo tu libro. ¡No me digas que así termina! (contó el final de la novela) y yo le dije: ¡No! Te vas a sorprender. La emoción en sus ojos es mi recompensa. Que un lector se sienta alegre por leer mi libro, es el feeling que me hace amar más mi trabajo.



martes, 20 de septiembre de 2016

¡Mi nuevo libro!

- Buena presentación, acogedor lugar y gente importante. Ademas, buenísimas las fotos. Créditos totales a la fotógrafa. Gracias a los lectores (no salen todos en la foto) a la familia y mi grandiosa novia por todos los arreglos. 



Aquí encuentran mi libro

La mejor publicidad para un libro es la recomendación. Así que recomienden y recomienden si les gusta la lectura. Gracias a todos.

Aquí encuentran mi libro - Editorial Vivir sin enterarse - Precio: 59 soles.


martes, 13 de septiembre de 2016

Somos un equipo

- Más allá de ser una pareja, la idea es ser un equipo. Dos amigos, dos amantes y dos novios. Corazones que laten a la par; pero con mundos distintos que se unen para saber de uno e involucrarse en el otro, siempre con los espacios para cada quien. Salir adelante juntos, trabajar por la mejora y ser siempre dos y a la vez uno.
De eso se trata el verdadero amor.


Fin

Te prefiero a ti

- Siempre voy a preferir hacer el amor antes de escribir. Prefiero tus besos a los versos que pueda crear, tus caderas y tus abrazos a los cuentos que llegue a escribir. Te prefiero a ti antes que a la literatura. Y sin embargo, estas ahí, distante, creyendo que me encierro en mi universo de letras cuando necesito de ti para escribir.


Fin

Es así

- Temprano me encontré con un amigo en el paradero, es un tipo discreto y de suma confianza, pues, de inmediato y en broma, me dijo: Y, ¿Cuándo te casas? Lo vi con una sonrisa y respondí: De repente en un tiempo, ¿Quién sabe, no? Él, en su confusión, porque la pregunta la hizo con humor, añadió: ¿Qué hablas? Estás loco. Enseguida, empezamos a reír. Al rato, le dije, antes me hubiese dado terror, pánico; pero ahora resulta una idea simpática. Además, quiero tener una familia y todo eso. Lejos de la broma, acotó: Alucina que yo también, acabo de cumplir treinta hace meses, tú eres el siguiente -lo dijo señalándome y con una sonrisa pícara- y estoy pensando distinto. En ese momento, lo interrumpí: Sí, yo también, ahora es como si fuese normal pensar en situaciones a las que en algún momento las tildamos de descabelladas. Suelta una risa y acota: Tienes razón. ¿Qué íbamos a pensar esto? Solo pensábamos en fútbol, después en alcohol, chamos y demás. Yo empiezo a reír cuando lo menciona. Son etapas, le digo. Asienta con la cabeza.
Deberíamos ir a beber por la noche y hablar sobre esto, resulta gracioso que sea un asunto tan serio, me dice. Yo sonrió y respondo, búscame a las nueve para charlar de esto. 
Y así acordamos. Y así la gente madura. Y así los temas se vuelven serios. Y así las cosas cambian. Y así uno empieza a querer nuevos instantes para su vida. Es así, la vida misma.



Fin

Un momento gracioso

- Ayer me dijeron algo doloroso. Bryan, te has vuelto un tipo aburrido. Me llegó directo al corazón, al orgullo y al ego. Encima, este señor, añadió: Ya no subes fotos de tragos al Facebook, ya no te veo amaneciéndote entre rones y hablando estupideces, te retiraste del fútbol o el fútbol te retiró. Es verdad que llevas el cabello algo; pero no es rebeldía como dices, es porque en tu novela el personaje lleva el cabello largo y te involucras tanto que te pareces a ellos. Además, te apuesto que ni siquiera frecuentas los bares de antes, da mención a todos ellos y aclara: Ya estas viejo. Vas a cumplir los treinta, te vas a casar y tener hijos. Ya no eres el demonio de antes.
Yo ya estaba agonizando. Una frase más y moría, entonces, sentenció: ¿Qué te puedo decir? Eso es lo que quieres y te felicito.
Ante todo pronóstico me dio un abrazo y empezamos a reírnos. Claro que yo hice una caracterización histriónica al tiempo que mi buen amigo me hablaba de esa manera. ¡Buenísimo! Y todo tan improvisado y sumamente gracioso.


Fin

Tuve

- Nunca tuve un gran amor; pero tuve un jueves por completo, tuve un momento debajo de un árbol al lado de su casa. Tuve un ¿Caminamos hasta tu casa? A las cuatro de la madrugada. Tuve un trece más uno de febrero del 2002. Tuve una vista espectacular en un lugar oculto donde puedes ver el mar en toda su dimensión. Tuve sus rizos y tengo sus ojos verdes. Tuve sus caderas y el lacio ocultando su rostro. Tuve Plaza San Miguel de lunes a viernes de tres a siete de la noche. Tuve la esquina de Polvos Rosados a las seis y media de la tarde y su sonrisa al verme malhumorado por andar bloqueado. Eso me inspiraba. Tuve el cine de Marina Park y un par de cervezas a la salida con una mujer idéntica a mí. Tuve el kilómetro 1299 y Arica, una boda y sucesos que pasaron rápidos, tanto que cuesta recordarlos, solo lo hago al ver mi documento de identidad. Tuve dos estrellas de neón en una avenida desolada mirando hacia todos lados y escondido tras la capucha. Tuve Benavides y Aviación los martes a las cinco de la tarde. Tuve la banca del parque Buganvillas, tuve una forzosa despedida con un avión directo a Londres.

Tuve tantos amores y por eso tengo tanto por escribir.


Fin

viernes, 9 de septiembre de 2016

Escribir sobre ti

- Debería escribir sobre un tipo con problemas existenciales, con una obsesión deliberada con una época, quizá, inexistente. Un sujeto lleno de vicios, fetiches y delirios que lo envuelven y lo arrollan. Alguien que busca mantener la cordura; pero en una completa ironía, la detesta. Vive, según me confesó una vez, en un momento distinto. Alguien que se suelta cuando teclea de madrugada, que lo deja todo sin importar las consecuencias y si hablamos de las mismas, las disfruta o peor aún, las necesita. Oculta su verdad con argumentos honestos, porque piensa que la honestidad es subjetiva. Que alguien puede crear vidas y decir que las vivió, ¿Quién podría decir lo contrario? Si las cuenta tan bien. Lleno de tantas ganas por sentirse extraordinario para alguien en sí y a la vez, aferrándose al presente femenino, a veces obstinado, otras veces, iluso, tantas veces, acertado; pero siempre, cabe resaltar, efímero. Le causa una total gracia que sea fugaz, ¿la razón? Colecciona esa historia. La cuenta a su modo, ¿Por qué tendría que contar una verdad? Si existan tantas. Un fulano cuya única preocupación diaria sea que decir y el sueño más sensato, un altar con quien haga algo maravilloso, sin precedentes, único y perpetuo, y sin decirlo, sabemos todos, que no lo ha hallado aún, ¿Cómo saberlo? Tan simple como leer sus diarios, en el cual vincula todo a un tiempo lejano que a veces sus mismos allegados lo ven imaginario.
Debería escribir sobre ese amigo íntimo que tengo, el cual basa sus múltiples vidas en fragmentos distintos de instantes vividos dentro de su mente que formaron y forman su aparente y a la vez verdadera, existencia. Si me lo permites; aunque me oigas siempre, voy a escribir de ti.

martes, 6 de septiembre de 2016

No estamos

- Y si no soy de aquí.
Sí estoy; pero a la vez no.
Esta es una ausencia voluntaria.
¡No quiero pertenecer aquí! Pero estoy.
Estoy lidiando con el hoy que nunca será ayer.
Añorando un ayer que quizá no haya existido.
Anhelando un pasado que tal vez lo haya imaginado.
Ella solo apareció en un cuento que escribí.
Es mi idealismo hecho mujer.
Una creación literaria de mi romántico corazón.
No es un sueño, es una realidad alterna que inventé para vivir.
Una vida que imaginé porque ella no existió.
Y si no existió, ¿Cómo es posible que la ame?
¿Cómo enamorarse de una ficción?
El hecho de volver a un pasado imaginario en busca de una mujer ideal, es tan paradójico como decir que del cuento que escribí ella podría escapar.
Yo tampoco existo.
Ella escribió sobre mí.
Yo soy parte de su cuento.
Ambos somos pura imaginación.



Fin

jueves, 1 de septiembre de 2016

Mujer ideal

- ¿Existe la mujer ideal? Es genial imaginar que te puedes quedar con alguien para siempre. Para ser franco, me ha sucedido varias veces; pero vuelvo al hecho de encontrarnos en una cafetería y saludarnos con una sonrisa forzada y beso en la mejilla. Distintos por los años separados.
Pienso que debería haber alguien con quien definitivamente logres establecerte sentimental y emocionalmente para llegar a ese objetivo que es el constante bienestar. ¿Y si esa persona se quedó atrapada en el pasado? ¿Y si todas las mujeres con quien estuviste después de ella son tan solo proyecciones que intentan reemplazarla? Lo que trato de decir es lo siguiente: Si por andar apresurado te olvidaste de recuperarla y luego estuviste con otras, naturalmente, te enamoraste; pero terminaron porque no era ella, es decir; la ideal, porque la ideal está en el maldito pasado. Naturalmente, no puedes volver en el tiempo; pero, ¿ocurría alguna especie de conexión cósmica, mágica o divina para que volvieran? O simplemente estoy completamente loco. Pero, que aburrido no plantearse este tipo de situaciones. A veces creo que pienso demasiado.


Fin

Lujuria

- Necesito que mis demonios se liberen como suspiros, que esta maldita tensión se dilate junto al roce de tus entrañas. Que no existan límites para la libertad de lo que quiero expresarte con mis caricias. Quiero el desahogo de mis deseos, el mar del río de mis intenciones. Que las tentaciones se vuelvan tangentes y la calidez de los besos no se quede en los labios. Que lo que pueda ocurrir en mi mente se haga mi bendita y constante realidad. Que deje de imaginar, para empezar a gozar.

Fin

Historia de un anillo

- Hoy me llamó una chica de dulce voz. Señor Barreto, ¿Vendrá mañana para su cita en la joyería? Recordé; pero le dije: Lo siento, señorita. Va a ser para otra oportunidad. 
Esa conversación me trasladó a una situación muy particular y como estoy malhumorado quiero reírme mientras escribo. 
Un tipo me trajo un anillo de oro para que le prestara dinero. Con el paso del tiempo y como era de esperarse, este sujeto no volvió por el anillo y yo pensé que saldría ganando porque el dinero fue mucho menor al precio de la joya según Mercado libre.
Tuve una novia, cumplíamos un año juntos, estábamos en mi habitación, yo me colocaba un suéter y ella descolgaba el suyo del colgador del closet cuando de repente, tras un movimiento, el anillo que estaba oculto en una de mis casacas, cayó al suelo.
Ella me vio, sus ojos brillaron, se llevó las manos al rostro en un acto de suma sorpresa y cogió el anillo para preguntar lo supuestamente obvio, ¿Es para mí? ¿Quieres que nos casemos? Qué lindo, amor, seguro ibas a dármelo en el restaurante. Perdona que haya arruinado la sorpresa del año; pero, si, si, acepto, acepto.
Yo estaba paralizado. ¿Qué rayos hago? Pensaba con mi rostro sin gestos.
Este… Le quité el anillo de las manos. Es el anillo de mi hermano, va a dárselo a su chica. Me dijo que lo guardara. 
Se le fue la cara de asombro y la ocupó la tristeza. Además, también se le fueron las ganas de salir e ir a comer. Antes de irse, porque quiso irse de mi casa, me dijo: Tu hermano tiene mucho menos tiempo que nosotros y ya se quiere quedar con ella toda la vida. Tú no quieres lo mismo, me dio la espalda y se fue. Ella tendría sus diecinueve años y para ser franco; aunque resulta cruel, fue gracioso que actuara de ese modo. Yo no pensé que terminaría la relación un par de días después. 
El anillo estuvo guardado un tiempo importante hasta que un amigo cercano me preguntó de casualidad, ¿No tendrás algo para regalarle a mi flaca? Yo le dije, tengo un anillo de oro. De inmediato vino a mi casa, se enamoró del anillo y como no tenía efectivo me dio unos lentes Arnette. Claro que le conté la anécdota del anillo con la ex y nos echamos a reír.
Al cabo de una semana, en una maldita borrachera en el sur, los lentes cayeron al suelo y fueron casualmente pisoteados. Curiosamente, días después, este amigo me vino a buscar. Estaba furioso y la vez riéndose, como quien dice: Si que me la hiciste, eh.
Tras recibirlo, me dijo con esa mezcla de enojo y gracia que tanto lo caracteriza: Bryan, te pasaste de rata. Mi flaca me tiró el anillo en la cara. ¿Por qué? Quise saber desesperado. ¡Es fantasía! Me dijo.
Fue uno de esos momentos en los que eres, simplemente, el tipo más feliz del universo.
Se me acaba de ir el mal humor, que gracioso es recordar esta clase de anécdotas.
Me volvió el anillo; pero no pude darle los lentes. Le dije que cuando consiga algunos le daría uno. 
El anillo estuvo otro tiempo en mi casaca hasta que mi ex, una chica muy posesiva, rebuscando mis cosas, logró encontrarlo. Yo pensé que diría, ¿Es para mí? Se lo quedaría y fin del asunto. Pero, me dijo: ¿Para quién mierda es esto? ¡Si tú nunca le has comprado un anillo a ninguna de tus mujeres! Yo estaba con ganas de joder, había fumado un porro y quería molestarla, por eso le dije con naturalidad: Era para Claudia, iba a dárselo antes de su viaje.
Ella odiaba a Claudia y Claudia la odiaba, entonces, cogió el anillo y me lo tiró directo al ojo diciendo: Dale pues, ve a Londres y busca a esa pituca hueca. 
Recuerdo que tuve que levantarme e ir al baño a lavarme el rostro. Cuando volvi tenía su cara de inocente pidiendo disculpas. Es solo un anillo que me empeñaron hace años, le dije y se tranquilizó; aunque en un momento me hizo una pregunta extraña, ¿Todavía piensas en ella? Yo me empecé a reír, no sé si por la hierba o porque fue una pregunta estúpida. 
Con el tiempo, el anillo siguió en el mismo lugar de siempre, hasta que hace poco, en un acto sumamente particular, el mismo tipo que me empeñó la disque joya, volvió. Se lo di tal cual, con el dinero adquirí unos lentes para vender, tuve que darle unos al chico del anillo, que todos los días jodía, otros para mí y le vendí uno a mi ex.
Que historia tan graciosa. Un anillo que pasó por algunas aventuras.


Fin

¿Qué dices, nos casamos?

- ¿Qué dices, nos casamos? Dijo. Yo tenía veinte años, era un completo irresponsable, romántico desde todos los puntos, lejos de casa y con ganas de vivir, más que de escribir. Respondí, sí.
Años después, un amigo muy cercano me hizo una pregunta en una de tantas borracheras, ¿Te arrepientes? Para ser honesto, no, le dije. Fueron, no recuerdo bien; pero algo de ocho a nueve meses muy bizarres. Entre emociones intensas, lidiar con una familia afortunada; pero a la vez, escasa, sobre todo en el sentido armónico. Con gente a la que quería ahocar, es decir; abalanzarme y cogerlos del cuello hasta que no respiren. No te miento, mi hermano, me hartaba la típica cuñada que viene de Milano con las nuevas tendencias y presume, el estúpido primo con su Audi del año y el hermano que me agrada, siempre hay alguien que me agrada, ese que es distinto a todos; pero que es un antisocial. ¿Por qué me caía bien? Porque nunca se metió en nuestras cosas.
No obstante a todo ello, dije antes que mi amigo adjuntara algo, yo fui extrañamente feliz.
Este se echó a reír para luego decir: ¿Recuerdas cuando te llamé para tu cumpleaños? Me dijiste, loco, estoy tomando etiqueta azul, ¡Quiero mi ron! Me puse a llorar en ese instante, estaba solo en casa, todavía no salía con Viviana y quería que estés aquí, que hagamos las estupideces que hacíamos; pero andabas en Arica, no sabía porque ni por quien hasta que me contaste todo en esa llamada, dijiste que te habías casado, yo no te creía porque inventas historias para escribir y todo ese rollo; sin embargo, cuando recibí las fotos lo confirmé.
Recuerdo cuando entramos a su habitación, se veía preciosa con el vestido, sus viejos nos habían regalado boletos para un viaje, yo no quería ir; pero fui. Ella estaba muy emocionada y yo pensaba en como contarles a mis padres sobre mi osadía. Era muy loco en esos tiempos, quería cogerme el mundo como dicen vulgarmente, quería hacerlo todo y vivir una vida llena de frenesís. Andaba jodidamente errado; pero me gustaba. De repente por eso le dije que sí, porque quería saber que era estar casado, que era tener una esposa y convivir. Sabes bien que amo vivir para luego escribir.
Cuando decidí zafar, me di cuenta que el verdadero desgaste emocional irradia en no estar con las personas que amas.
Le dije, Mariana, estamos equivocados. Yo no pertenezco a este mundo ni tú deberías lidiar con mis erradas decisiones. No eres tú una equivocación, fue el momento el error; pero ella contestó, si no querías casarte, debiste decirlo. No por querer escribir una historia extraordinaria, vas a tener que involucrarte en ella. Sin embargo, ¿Ya te bastaron estos nueve meses para inspiraste?
Estuve años pensando en esa frase, me dolió tanto que no he encontrado reparo y seguido haciendo lo mismo. Soy así, me involucro intencionalmente para tener historias, esa es mi naturaleza.
Hoy de madrugada mientras caminaba completamente solo por la Avenida Tomas Marsano con botella de pisco en mano, cigarrillos en los bolsillos, picado y furioso, sin dinero; pero con un manojo de tarjetas de crédito, sin celular y nuevamente, enojado, pensé en esto, en mi divorcio. Vino a mi mente porque tenía intenciones de volver a casarme -esta vez, para siempre- pero no.
Tal vez lo que dijo mi amigo aquella vez es tan real como lo es la realidad de este martes feriado.
Bryan, tú no estás hecho para vivir en paz. Olvídate de la estabilidad y el equilibrio, eso; aunque lo sueñes, jamás lo tendrás. Tú vas a vivir por siempre en un caudal de emociones. Y eso, a pesar que tanto lo niegues, es lo que tu naturaleza necesita.

Fin

Los suegros

- ¿Les agradas a los padres de tu chica? A veces no le caes bien ni siquiera al perro. 
Una vez hace años regresaba a la casa de mi chica tras haber comprado en un supermercado. Yo había dejado mi morral en el mueble y al volver noté algo distinto no solo en la posición del objeto sino en lo de adentro. Qué raro, pensé y empecé a acomodar mis cuadernos, agenda, libros y esas cosas que llevaba a clase.
No pasó mucho tiempo para que mi enamorada estuviera distinta, por eso, tras preguntar, ¿Te sucede algo? Me pidió para hablar. Nos sentamos y luego de algunos comentarios me dijo: ¿Fumas hierba?
Cuando me invitan, le dije con humor; pero ella no se rió. Yo tenía dieciocho años si bien recuerdo, estudiaba Diseño de moda y naturalmente, los creativos a veces hacían alguna que otra cosa para inspirarse. 
Si, o sea, he probado, tampoco soy un adicto, le dije sin sonrisas. Pero, ¿Cómo es que de repente me dices todo esto? Añadí. Lo que pasa es que mi mamá encontró esto en tu morral. Lejos de haberme mostrado la bolsita y puesto en modo consejera, me llegó altamente que rebuscaran mi bolso. Fue terriblemente incómodo. Lo más vergonzoso fue que también dijo, mi vieja ha visto una caja de preservativos. No volví a esa casa. 
En otra ocasión, con otra chica, me sucedió algo muy singular. Ella tenía su mejor amigo, un sujeto común y corriente cuyo único parentesco con el resto de mejores amigos de mis respectivas novias, es que yo no le caía bien. 
Voy a realizar una confesión: Me encanta no caerle bien a las personas, debe ser aburrido agradar a todos. Yo soy como soy y si no les agrado, genial. Total, quien me debe querer es la flaca.
Este sujeto me tildaba de borracho, anteriormente fui drogo. Yo en ese entonces, allá por el 2004, andaba de fiesta en fiesta, me daba el cuerpo para beber desde el jueves y terminar el domingo. Entonces, esta sabandija, le decía todo a mi entonces chica, exageraba todo lo que yo hacía, porque, para bien o para mal, teníamos amigos en común y los chismes vuelan y se tergiversan, sobre todo cuando quieres joder a alguien. 
Una vez, cansado de tanta hipocresía por su parte le hice el pare tan fuerte que nunca más volvió a meterse conmigo. 
Un tercer acontecimiento ocurrió en mi memorable 2009, a mi me gusta pasar desapercibido, no me agrada ser el centro; pero era una reunión familiar, en una casa enorme y con tragos sobre la mesa. Exquisitez absoluta para este joven escritor.
Yo tenía una fiesta y había quedado con mis demonios en juntarnos a las 11pm en el Ovalo Higuereta. Me hallaba en San Miguel, debía de salir a las 10pm y detener la S. 
Su hermana, -valga una gran verdad, nunca hablamos más de tres palabras- pero no me pasaba. Algunas veces escuchaba cuando decían: Afuera esta tu novio, el frescazo ese.
Me daba risa el término, de repente por mi espontaneidad para con la vida y el optimismo junto con la sonrisa que siempre van de la mano. Ella era una amargada, cuarentona y sin hijos, yo no le caía bien porque era muy natural.
Esa noche, cuando hablaba con mi chica para comentarle que me iría a la hora pactada, ella me reclamaba aseverando lo que he escuchado por años de parte de mi séquito de chicas: Bryan, ¿Por qué no pasas tiempo con mi familia? Ellos te quieren conocer mejor, deberías compartir con los míos.
Antes que yo diga algo, la hermana interrumpió: Si se quiere ir, que se vaya pues, total, aquí nadie lo pasa al frescazo ese.
La entonación fue sumamente agresiva y el involucrarse en hechos terciarios fue patético. Yo no dije nada, la vi y abrí los brazos en señal de, ¿Qué fue? Mi chica le respondió: Ocúpate de tus asuntos.
Y la hermana añadió: Pareces tonta detrás de este tipejo.
Cuando oí esa palabra en tono burlón y agresivo, le dije: Con razón estas soltera, nadie te debe soportar. Amor, me voy a quedar, es mejor estar contigo que son mis amigos. La cogí de la mano y nos fuimos.
Todo lo que debería haber tomado en la fiesta lo hice en su casa y realicé algo que ocurre con normalidad: Socializar cuando estoy con tragos encima. El resultado, conocieron a un tipo agradable. Esa noche hasta me gané a su padre. Fue bueno no haber ido a la otra fiesta.
Estoy intentando recordar otro suceso; pero no lo hallo en la memoria. Tengo algunos otros, es divertido no agradarle a las personas, porque un tipo que le cae bien a todos, es aburrido. Yo quiero controversias, que hablen a mis espaldas, que usen caretas y todo ese rollo, lo disfruto. Claro que luego que me conocen resulto ser un buen tipo.
A ver si ustedes me comparten sus vivencias, este es un tema muy gracioso.


Fin

Atentado en el baño

- Hoy ocurrió un atentado en el baño. Es cotidiano que me culpen por todo lo que sucede en el servicio, peor aún que acabo de engreírme con un suculento jugo de mango helado. Para ser franco, voy a decir un secreto que es contradictorio a la trama de la historia, pues, estoy intentando aprender a cocinar.
Dicha catástrofe en el inodoro fue culpa del exquisito néctar amarillo que ingerí. De hecho, adoro el mango, todo lo que tenga mango me gusta; pero mi favorito es el jugo Gloria de mango. Es curiosa la similitud del mango con lo hecho en el baño.
Recuerdo que hace muchos años, allá por el 2004 si bien recuerdo, a pocos meses del concierto de Alejandro Sanz, al que fui en primera fila luego de alguna que otra peripecia por obtener el dinero, fui a ver a una chica al lugar más apartado al que en dicho entonces había ido por alguien, el distrito de La punta.
Admito que siempre me ha gustado verme involucrado en situaciones particulares con la finalidad de tener historias. Esta chica me gustaba; pero me interesaba más que viviera lejos. Yo nunca había ido a La punta, no sabía que bus tomar ni donde detenerme, eso me excitaba todavía más.
Salí con provisiones para la odisea, un par de galletas Chaplin, una botella de Frugos de mango y media cajetilla de cigarrillos. No tenía mucho dinero, llevaba lo mínimo para salir a pasear por los alrededores e invitarle un par de latas de cerveza.
Tras llegar, la vi esperándome en las afueras de su casa cerca a la playa. Me dijo que pasara y yo tímidamente lo hice sentándome en el mueble individual visualizando el alrededor. ¿Deseas algo? ¿Un vaso con agua? Propuso amablemente. Sí, por favor, le dije y cuando me dio la espalda oí un ruido premonitorio en el estómago. De inmediato fui al baño; pero dentro no pude realizar la acción. Al salir la vi con el vaso. Luego de beber sugirió ir a pasear, le resultaba romántica la idea de caminar por la orilla de la playa. A mí también, por supuesto. Sin embargo, el ruido apareció de nuevo y esta vez con mayor rudeza. Eran alrededor de las cuatro y media de la tarde, el plan era ver el atardecer y besarnos un rato tirados en la arena; pero nada de ello sucedió, nuevamente el ruido se hizo presente junto a un agudo dolor.
¿Qué te sucede? Me dijo confundida. Debo ir al baño, le dije sin titubeos. Cualquier otro caballero hubiera evitado decir algo así, lo sé.
Yo estaba interesado en la muchacha, cuando caminamos de regreso, a diferencia de la ida que íbamos a la par, yo lo hacía con disimulada velocidad y la apuraba con excusas. Cuando llegamos, abrió la puerta de mala gana y yo entré con rapidez dirigiéndome a los servicios.
¡Fue atroz! La casa era de playa, no tenía una conexión de agua potable adecuada, había un imponente barril de agua en la cochera y uno mediano en el baño. Ni con toda el agua pude hacer algo para que desembocara el asunto que yacía allí.
Me olvidé del plan por completo. Eso de besarnos echados sobre la orilla ya me parecía una fantasía. El nuevo plan resultaba el escape de la casa sin tener que lidiar con la ira de la mujer.
Salí con un importante dolor de barriga; pero lo disimulé. Cuando ella me vio, hice un ademán de ver el reloj de mi muñeca para enseguida decir con voz de lamento, lo siento, guapa; pero debo partir. Sabes que vivo lejos. Ella hizo una mueca de tristeza y yo seguía con el dolor, sabía que dentro de poco tendría que volver al trono y dibujar a su ex enamorado. Sabía que sería fatal y que el papel higiénico estaba escaso. Debía de largarme del lugar y establecerme en Plaza San Miguel.
Fue la primera y única vez que nos vimos. Se acercó para despedirse, admito que me dio pena; pero no quedaba otra opción. Podía morir en el intento si desafiaba a las fuerzas intestinales.
Lo que ocurrió en el entrañable Plaza San Miguel lo dejó para el olvido; aunque a veces aparece y me hace soltar una risotada, es como cuando caminas y te ríes, uno se acuerda de lo divertido.
Ahora que me vino a la memoria dicha experiencia poco agradable, para ser un honesto relator, no recuerdo el nombre de la muchacha, por eso no lo he escrito. Sin embargo, imagino su rostro cuando le habrán dado ganas de entrar al baño. ¡Dios mío! Ver el magma intestinal le ha haber resultado caótico. Así es la vida.

Fin

Hay lugares

- ¿Hay algún lugar que te resulte mágico? A veces hay sitios a los que uno ve de una manera distinta, digamos, sublime. Yo tengo un amigo, siempre que hablamos me cuenta la misma historia, por eso disfruto charlar con él. 
Me cuenta: Bryan, la otra vez, como tantas veces, descendí del bus en el Ovalo Higuereta. No tengo razón para estar allí. Mi chamba es en Barranco, mi novia vive en mi barrio, mis amigos están casados, no soy un comprador asiduo de Polvos Rosados y prefiero Wong que Plaza Vea. Pero siempre vuelvo aquí.
Yo le hago un gesto para que siga con el relato y le esbozo una sonrisa.
Caminé por la acera viendo las farmacias y una panadería en donde anhelábamos probar ese pan de colores, curiosamente todavía lo veo en el escaparate. Crucé lo que ahora es una acera normal, no un camino arenoso e incluso, hay un nuevo centro comercial.
Asiento con la cabeza. Él sigue contándome: Tengo la fantasía, -ya su voz se vuelve opaca- de verla en la esquina de Polvos Rosados, con ese atuendo elegante, una cartera distinta para cada día de trabajo y los ánimos al tope. Feliz, enormemente relajada y con su risa similar a la de Bob Sponja. Ella me abraza y nos besamos enseguida. Ella era feliz, a pesar de la jodida jornada laboral, ¿Sabes por qué era feliz? Porque me veía.
Se lo que se viene, he escuchado esta historia decenas de veces en distintos momentos.
Y yo, muy estúpido, la perdí. Lo cojo de los hombros tras dejar el vaso con ron a un lado y le digo: Mi brother, han pasado siete años. No puedes vivir con ese remordimiento.
Siempre vuelvo a ese lugar, no puedo evitarlo, es como tú con Plaza San Miguel, es un ritual que hago todos los fines de mes o cuando el cuerpo lo pide y pienso que no es el cuerpo solo, sino también el alma.
A veces imagino que la voy a encontrar, que será el tiempo hace siete años y que voy a seguir la frase que me dijiste alguna vez: A veces lo que más extrañas es lo que a diario recibías; pero no te dabas cuenta que existía.



Fin