- Hoy fui a La Rambla a cambiar mi celular, luego del trámite y salir contento, vi a un conocido, quien al instante, dijo: ¡Barreto! Tengo tu libro. ¡No me digas que así termina! (contó el final de la novela) y yo le dije: ¡No! Te vas a sorprender. La emoción en sus ojos es mi recompensa. Que un lector se sienta alegre por leer mi libro, es el feeling que me hace amar más mi trabajo.
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