Mi nuevo libro

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viernes, 30 de octubre de 2015

Amores míos

- A veces pienso en todas mis relaciones amorosas y me da pena, produce una nostalgia importante el hecho de siempre haber terminado. Uno medita de noche mirando el techo y recuerda todo lo acontecido con cada mujer, el tiempo que estuvimos y lo realizado. Lo que llegamos a sentir y lo que soñamos, es irónico que ya no exista, en algunos casos, ni siquiera un saludo; pero debe resultar natural, al menos a veces lo creo.
Soy un fanático de lo estable, de lo sólido y lo serio, por eso no me gustan los agarres ni el sexo casual, prefiero las relaciones prolongadas y llenas de estupendos momentos.
Nunca me quedo con el motivo de la ruptura, prefiero guardar los buenos ratos.
Tuve amores de dos, tres y hasta cuatro años y todos han culminado, llego a creer que pueda existir el hecho de quedarme solo por siempre, naturalmente puede ser utópico, porque uno nunca sabe cuando llegará el amor, mas, cuando crees en ese sentimiento por propia naturaleza romántica; es decir, creo, pero no lo espero, tampoco lo busco, solo creo, como algunas veces llego a imaginar un porvenir solitario y no estaría mal.
Conservo los grandes momentos, las veces que nos amamos con locura, literalmente, locura, tantos instantes en donde vencí la distancia, también luché contra las diferencias, aferré los instantes inolvidables para renacer el amor y tantas veces he amado mas allá de la misma muerte, es verdad que cometí errores, falté e hice cosas negativas; pero también di todo de mí, fui el mismo de siempre, a veces maduro, a veces erróneo, a veces increíble, tantas veces romántico, etc. Y siempre terminaron; aunque esa palabra debería ser olvidada y lo hago cuando recuerdo, porque me acuerdo de todo lo vivido con cada magnifica mujer (cada una un mundo distinto) y me doy cuenta que tengo tanto por escribir y es ese su legado, el maravilloso hecho de haberme entregado gloriosos momentos, en todo sentido, de los cuales pueda sacar las más emocionantes historias.
Entonces, de alguna manera, siempre viven en mis textos. Por ello, gracias por tanto, amores míos.



Fin


jueves, 29 de octubre de 2015

Frase 32

- Si esa persona no valora lo que haces, no te sientes mal, al contrario, siéntete bien y satisfecho contigo mismo porque diste lo mejor de ti y eso te hace ser grande. Para entregar tanto, sin intentar recibir nada, eres de admirar. Además, ¿Qué mejor que sentirse bien con uno mismo? No obstante, descuida, que te aseguro que encontrarás a alguien. ¡Siempre encuentran a alguien quienes aman con honestidad!




martes, 27 de octubre de 2015

Tantas veces el amor 4

- Le envía un mensaje diciendo: ¿Puedes venir un rato? Él piensa que algo sucede, es de madrugada y de inmediato deja lo que hace para ir a su casa.
Ligeramente preocupado pregunta, ¿Todo bien? Ella lo abraza y le dice, solo quería que estés un rato aquí. Enseguida, se unen entre besos y abrazos. 
Disfrutan de un romántico momento en una noche silenciosa donde únicamente se logra oír el inevitable sonido del palabreo bonito después del beso. 
Y la atenta mirada de dos enamorados logra evidenciar lo que sus corazones gritan a placer.
Puede que hayan sido minutos; pero resulta necesario cuando dos personas se extrañan.






Sauna y DBZ

- Entro al sauna previo al ejercicio físico con las máquinas, noto que alguien se encuentra echada a un lado, por ello, comento: Hola, si no te incomoda me voy a sentar aquí. La chica abre los ojos y responde, descuida, está bien. Lo antes mencionado lo digo por educación.
Ella se mantiene en su lugar, echada y nuevamente con los ojos cerrados, yo veo la televisión mientras comienzo a sentir el calor.
Agacho la mirada y noto el sudor salir del cuerpo, es más, me da la sensación de disfrutarlo, el hecho de sentirme libre y relajado.
En ese momento, noto que la mujer al frente se sienta, al instante miro la televisión (pasan una de esas novelas turcas) y de repente, la escucho preguntar con suma soltura, ¿Tienes un tatuaje de la esfera del dragón o me parece? Sonrío y respondo: Realmente lo es y para ser exactos es la de tres estrellas.
¿Y por qué no la de cuatro? Que es la tradicional, dice ante mi asombro. Antes de poder explicarle el motivo, lanza otra pregunta, ¿Te gusta Dragon Ball, verdad? Por supuesto, me encanta, respondo con rapidez y con una sonrisa. Se nota, se nota, dice mirando el tatuaje y como no se ha dado cuenta le comento: También tengo uno de Goku super saiya tres. ¿En serio? A ver, a ver, dice muy entusiasmada, al punto de descender y acercarse para contemplarlo.
¡Está bravazo! Dice, llevándose las manos a la boca. A mi también me gusta Dragon Ball, añade enseguida y vuelve a su lugar.
Es el mejor anime, le comento con una sonrisa. Sin lugar a dudas, afirma y al rato pregunta, ¿Has estado viendo Dragon Ball Super?
Los primeros capítulos, luego no, lo que pasa es que no me gusta mucho, resulta aburrido que repitan la pelea con Bills y el asunto de la pésima animación me baja las ganas de mirar.
Bueno, hace un gesto con la cabeza y continua, tienes razón; pero tienes que saber que la historia que se viene puede ser muy interesante, he visto en algunos lugares que se van a mechar contra los dioses. El escucharla decir “mechar” me resulta gracioso; pero no lo evidencio, solo lo pienso. Ella sigue hablando: Además, seguramente van a ir mejorando en el asunto de la animación, yo pienso que es el inicio de algo bueno.
Me deja pensando, entonces le digo: Espero que tengas razón; aunque te confieso que mejor me parece GT.
Hace nuevamente el mismo gesto y asevera: Únicamente la saga de los dragones y la pelea contra Super 17.
¡Yo pienso lo mismo! Esa saga es increíble y cuando se pelean contra Super 17 es fantástico. En ese momento recuerdo haberme disfrazado de Super 17 (allá por el 2007).
Claro pues, porque el resto es una porquería, aclara y se echa a reír. Me contagio de su risa al instante.
Aunque tiene escenas graciosas, como cuando Vegeta va de compras con su hija o se afeita porque ella le dijo que se ve feo, dice y de nuevo suelta una risotada. Recuerdo las escenas y también comienzo a reír.
Es la primera vez que charlo tanto de Dragon Ball con una mujer, pienso al tiempo que sigo riendo.
Bueno, Dragon Ball aparte de tener muchas peleas también tiene escenas chistosas, comento y ella afirma asintiendo con la cabeza.
Pues, entonces, como todo buen fan tienes que ver los capítulos restantes de Dragon Ball Super, aclara enseguida.
Eso de hecho, saliendo de aquí voy a ponerme al día, le comento y sonríe.
Llevamos buen tiempo charlando, ando sudando demasiado, al punto de sentir que necesito agua, entonces me levanto y le comento: Voy a tomar un poco de agua e ir a la cámara de vapor.
¿Vamos? Propone y añade, de pasada te adelanto algunos datos sobre lo que se viene. Ya pues, genial, le respondo y salimos de la cámara seca.
El resto del tiempo la pasamos charlando de Goku y sus entrañables aventuras. Siempre es genial conocer personas con las mismas aficiones.

Fin






Tantas veces el amor 3

- Ella: Mi amor, tenía muchas ganas de estar a tu lado, abrazarnos al saludarnos, darnos un beso al tiempo que caemos sobre la cama y luego hacemos el amor hasta aparecer la luna; pero, lamentablemente no voy a poder y lo siento. Añade un emoticón de rostro triste.
- Él: Estaba ilusionado con estar contigo, se me hace inevitable no extrañarte; pero, descuida, yo entiendo. Además, recuerda que siempre existe un mañana. Acota un emoticón de rostro sonriente.
¿De eso se trata, no? Eso a lo que llaman amor.




sábado, 24 de octubre de 2015

No fue tarde

- ¿Qué es lo peor que puede sucedernos? ¿Enamorarnos? ¿Ser más compatibles de lo que somos? ¿Vivir grandiosos momentos? Dime, ¿Qué es? ¡Que me revienta tu actitud por creer que llegamos tarde!
Silencio, tiene absolutamente toda la razón y es la primera vez en años que estoy sin argumentos.
¿No te das cuenta? Convergemos ahora porque antes no se pudo, desconozco esas circunstancias; pero estoy segura que este es el inicio y no como lo llamas tú, añade con énfasis.
Yo sigo mudo, opacado por sus maravillosos argumentos, inteligentes y concisos.
Bésame ahora y trabaja en una obra que tenga nuestra historia, que si vuelves a decirme que llegamos tarde…
La callo con el beso.

El brillo en la mirada

- Eres una chica muy particular. Sonríe de medio lado, tal vez no entendió lo que traté de decir. Pero, ¿Quién no lo es? Yo, por ejemplo, tengo algunas singularidades. Le cuento un par. Sonríe y aclaro, ¿Ya ves? Además, bien dijo un escritor desconocido: “No te aferres a la idea de querer cambiarla, quédate con alguien que enamora por su autenticidad y aférrate a eso”. O sea, se cómo eres que encantas a cualquier mortal. 
¿Qué me estas queriendo decir con eso? Pregunta con soltura y noto un brillo en su mirada. Me acomodo en el espaldar y le digo con humor, solo he parafraseado un texto. 
Ella me sigue mirando con el brillo que se enciende todavía más y yo no me doy cuenta que nota la misma luz en mí…




viernes, 23 de octubre de 2015

Advertencia

- Cualquier persona que tenga contacto conmigo será mencionada en alguna historia que escriba, de repente en un pasaje o algún dialogo.
Entonces, imagina que podría suceder si te relacionas sentimentalmente conmigo.

¡Están advertidos! 

martes, 20 de octubre de 2015

El secreto

- Encontré el secreto para el amor eterno: 

Ve a tu pareja como si recién quisieras conquistarla. 

!Hazlo siempre! 





domingo, 18 de octubre de 2015

Ocurre un tema

- Me ocurre una situación: Ando en una reunión, todos bailan y estoy al lado de una dama simpática, pienso que debería conversarle de algún tema y entablar alguna platica; pero realmente no lo deseo, puedo pensarlo; aunque de ello al acto exista un abismo. Sucede también que no encuentro la necesidad de relacionarme con alguien, es decir; no me nace, por ejemplo, la otra vez conocí a una persona en un café, charlamos y demás; pero ni siquiera se me ocurrió pedirle el celular y luego pensé, pues, si me agrega al Facebook, bien. Tengo motivos para no involucrarme en amores; pero, alguna vez voy a tener que ceder y ese asuntito de tener que lidiar con: Hey, ¿Bailas? O tal vez, ¿Te puedo invitar un café? O simplemente, Hola, me llamo tal y me gusta hacer tal cosa, soy así y bla bla bla. Ese enrollo de conocer a alguien, saberlo todo (porque me gusta saberlo todo, no me involucro sin conocer) me resulta tedioso y pienso (para mal) que voy a terminar quedándome solo. Aparte, de por sí, el hecho de ser escritor ya espanta a las chicas. ¡Qué carajos! Alguna vez voy a tener que salir con alguien y tendrá que conocerme más allá de las letras (aunque quien me lee me conoce casi a la totalidad) solo le falta saber que tengo algunas particularidades. En fin, por el momento, ando bien con la soledad.

Fin

sábado, 17 de octubre de 2015

Nadando en el cloro

- Me encontré con Clo en el paradero. Charlamos por un rato quedando para chupar mañana por la noche en una fiesta de Barranco. Este aceptó emocionado y me dijo que se iría a realizar una operación con un tigre. Yo sabía lo que ello significaba, por eso le dije: Espero que sea de la buena.
Nos despedimos quedando en vernos mañana por la noche. Vi que abordó la custer azul y zafé rumbo a mi casa.
Clo llegó tarde a la cita con el tigre. El sujeto vestía traje negro y sombrero, Clo estaba con su típico pantalón de bolsillos y una casaca oscura.
Se dieron la mano e intercambiaron bienes. Clo le dio un billete y este un par de chamos. La operación fue efectuada.
—Ya tengo clorito para toda una semana, se dijo así mismo.
En el bus de regreso a casa no pudo contener las ganas y cogió un poco con la ayuda de su uña anular, se la introdujo en la ñata para luego chupársela.
—Esta buenaza, dijo. Notó que nadie lo vio y lo guardó.
Cuando llegó a su casa recibió la llamada de su flaca, quien enfurecida le dijo: ¿A qué hora piensas venir, eh? Ya son pasadas las nueve. Te estoy esperando, carajo.
—Ya amor, ya voy amor, le dijo de un modo muy timorato. No tuvo tiempo de bañarse ni de cambiarse, solo sacó dinero y arribó hasta la casa de su chica, quien seguramente iba a abofetearlo como la otra vez.
El chamo estaba guardado en una cajetilla de cigarrillos que solo contenía un par de los mismos (para disimular, obviamente).
El buen Clo olvidó, estúpidamente, el chamo en su bolsillo y fue a la casa de su flaca
Al llegar metió la mano al bolsillo y se percató que llevaba dicha cajetilla. Dijo una maldición y procuró ocultarlo cuando entre.
Su flaca desconoce sus aficiones químicas; aunque ha sospechado por las historias que un amigo siempre pública. Pero este siempre dice que todo está sujeto a una realidad inexistente.
Entra a la casa de su novia, ella lo recibe amorosamente y de inmediato se realiza el encuentro carnal.
Satisfecho se va a la ducha para darse un baño olvidando el pantalón en el suelo. Lleva bata blanca y una enorme sonrisa en el rostro.
— ¡La putamadre! Dice al saber que dejó la cajetilla en el bolsillo.
Sale del baño apresurado, graso error. Su flaca nota su ansiedad; pero lo deja pasar imaginando que ha olvidado dinero en el bolsillo o alguna otra cosa de valor.
Nuevamente en el baño, más tranquilo, deja la cajetilla en un compartimiento a un lado de los cepillos y pasta dental y empieza a evacuar como soga de barco.
No ha comido nada durante toda la tarde, salvo un enorme choclo que se compró antes de ir en una de esas carretillas de dudosa procedencia.
La razón de dicha enorme cagada en el baño es nada más y nada menos que el dengue.
— ¡Carajo!, ¡Carajo! Repite.
Quiere meterse unos tiros; pero intenta aguantarse. Sigue cagando; aunque no deja de mirar el compartimiento.
— ¡Que chucha! Me meto unos tiros, se anima.
Se levanta del baño sin limpiarse el culo velludo que se maneja y empieza a preparar el cloro para inhalarlo sin piedad.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis tiros.
— ¡Ah, que rico carajo! Dice. Y vuelve a hacerlo.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, tiros de nuevo.
Se siente fascinado. Le encanta su merca, le fascina jalar vaina.
Peina el cloro, vuelve a inhalar. Uno, dos. Nada más.
En ese momento, suena el pomo de la puerta.
— ¡Carajo! ¿Quién es?
— ¿Amor, que haces?
—Estoy haciendo el dos.
Ella ríe y agrega: No demores para el segundo round. Esta vez dura más de cinco minutos, por favor.
No responde. Se encuentra jalando nuevamente.
— ¡Que rico carajo!
—Amor ¿Vas a tardar? Vuelve a preguntar.
—Ya salgo, ya salgo.
Lo curioso de esta escena es que Clo, totalmente duro, no se ha percatado de cerrar la puerta con seguro.
—Oye amor, ¿Sabes qué hora es?
— ¡Carajo! Dice molesto. Y sin embargo gira su muñeca para observar el reloj. En ese momento el chamo que se encuentra sobre la palma de su mano se cae al suelo ocasionando rabia en él.
Maldice un par de veces y su novia abre la puerta victima de la curiosidad.
Lo ve nadando en el cloro que yace en el suelo. Su nariz esta empotrada sobre el suelo blanco del baño.
Tres semanas en rehabilitación. Mil perdones, cuatro arreglos florales y la promesa de no volver a inhalar tuvieron que suceder para volver a su casa.

Fin

Gomitas verdes

- No soy un asiduo consumidor de dulces, por ejemplo, no me gustan los chocolates, salvo el Vizzio; sin embargo, me agradan las gomitas Flugele, especialmente las verdes, por ello, cuando alguien sube al bus a venderlas le pido cinco y añado, por favor que sean verdes, el tipo tarda; pero me da el gusto.
Dicho lo anterior relato esta anécdota:
—Tengo una sorpresa para ti, escribió en un mensaje de texto mientras me aventuraba a su casa.
Esbocé una sonrisa y respondí: Espero con ansias que el bus avance con rapidez para recibir la sorpresa.
—Te espero, ojalá no tardes. Te amo, volvió a escribir.
Enseguida, contesté: Ya llego en unos minutos. Yo también te amo.
Estaba ansioso, quería que el bus vuele para poder estar cerca de mi novia.
Al cabo de unos minutos, pude lograrlo. Descendí rápidamente y aceleré el paso para converger en un abrazo.
—Te he extrañado, preciosa, le dije al oído mientras nos manteníamos abrazados.
—Y yo a ti, gordo, respondió con dulzura.
Nos miramos fijamente y dejamos que nuestros labios también se unan.
—Te amo, le dije con la mirada fija en el café de sus ojos.
Volvimos a besarnos enseguida.
—Cierto, tengo algo para ti, dijo emocionada después del beso.
—A ver, dije muy curioso.
Entró a su casa y salió tan veloz como pudo.
—Para ti, dijo entregándome una cajita muy simpática.
Qué bonito, pensé al tiempo que observaba el detalle.
—Ábrelo, dijo al instante y eso hice enseguida.
Quedé maravillado al encontrar una gran cantidad de gomitas verdes que justamente se me habían provocado durante el trayecto; pero no pude adquirir porque no tenía sencillo en los bolsillos.
Fue un detalle muy bonito y original. Luego compartí las gomitas con mi chica mientras caminamos por el parque.

Fin













viernes, 16 de octubre de 2015

Camino correcto

- Acordé con una chica en entregarle un par de libros, ofertar el libro a 2 x 1 resultó ser una buena idea.
Quedamos en vernos en el Parque Kennedy de Miraflores a las seis de la tarde, quien llegara primero enviaría un mensaje vía WhatsApp para decir su ubicación.
Salí de casa con treinta minutos de anticipación, abordé la 73 como hace mucho no lo hacía y resolví colocarme los audífonos para escuchar a Joaquín Sabina, específicamente “A la orilla de la chimenea”
El recorrido siempre me resulta feeling por el hecho que en tiempos pasados solía aventurarme a Larcomar justo en el mismo transporte. Hace bastante tiempo atrás no dejaba de visitar Larcomar, era, como dicen, mi segundo hogar.
Traspasar Chorrillos y luego Barranco me dejó sentimientos encontrados, debido a que hace mucho tiempo no asisto a dicho Boulevard, diría que no he vuelto a ir desde el 2010 o menos, no estoy seguro. Aunque el paso por ese lugar es efímero logro ver todo como si se tratase de una película en cámara lenta y los recuerdos aparecen en mi cabeza, son diversos y bonitos.
Llego a Miraflores a la hora pactada; sin embargo, un par de minutos antes de descender del bus recibo un mensaje de la chica.
Ya estoy en el parque, exactamente en el centro. Ya, llego en diez minutos, le respondo luego de descender y empezar a caminar.
Estoy relativamente lejos, debo de caminar unas siete cuadras; pero el andar es relajado, no tengo apuro, de igual modo, sé que voy a llegar y la voy a encontrar; pero lo que realmente me preocupa es que siento una terrible congestión en el estomago, he tomado jugo de naranja por la mañana y una ensalada de frutas en el almuerzo, por ello todo pronóstico dijo que en cualquier momento tendría que visitar el trono, mas no lo hice al salir y comienzan a darme unas ganas tremendas. Acelero el paso y llego a Ripley, en ese momento, pienso: Voy al encuentro o entro al baño. No debo hacer esperar tanto al lector, reflexiono e ingreso al parque.
La muchacha me espera ansiosa sobre una banca y acariciando a un gatito.
Hola, la saluda al verme. Hola, contesta sonriente. Le entrego el par de libros, pide que firme uno y lo realizo muy amable. Enseguida, acordamos que si a alguien le gusta, avise gustosa. Otro par de sonrisas y nos despedimos.
Guardo el dinero en la billetera mientras avanzo a velocidad, entro a Ripley, subo al tercer nivel temiendo por lo ocurrido en Japón con las escaleras eléctricas y entro al baño a pesar que afuera dice: En limpieza.
No tengo tiempo para esperar a que terminen de limpiar, pienso mientras me acomodo en un baño y cierro la puerta con seguro.
Salgo más relajado, incluso, doy una vuelta por algunas instalaciones, desisto de comprar (por el tema que ando comprando mucho) y salgo contento por la decisión; aunque más por el hecho de sentirme libre.
Decido encender un cigarrillo y atravesar el parque para detener el bus en el cine Pacífico donde se baja la gente. Aparte, disfruto del cigarrillo mientras camino con tranquilidad.
Andando al tiempo que escucho música porque volví a colocarme los audífonos observo a una pareja de enamorados, se besan apasionadamente entrelazados en la misma banca, parece como si los cuerpos impidieran que fueran a unirse. Avanzando encuentro a un par de muchachos conversando, sujetos de la mano, mirándose tiernamente y soltando algunas risas que evidencian una natural alegría. También contemplo a una pareja cruzar por mi lado, manos cogidas y miradas que reflejan amor. Todo ello resulta tierno, pienso en que me gustaría estar de ese modo, disfrutando de un amorío con alguien especial.
Sin embargo, al seguir el camino noto a una pareja discutiendo, ambos realizan además y sueltan palabras groseras, más adelante, unos chicos sentados en la misma banca están distantes, ella mira hacia un lado, él hacia arriba, parece que han peleado y ahora se encuentran callados. Luego veo a la pareja gritarse entre sí y uno se adelanta para que el otro lo siga. Pienso que me estoy librando de esos sucesos y suelto un suspiro de alivio.
En ese momento, poco antes de llegar al paradero, escucho a alguien pronunciar mi nombre con efusividad. Es una voz de mujer y parece que luego se ríe.
Volteo y contemplo a una chica, agita su mano sonriente, no logro reconocerla; pero se acerca para decirme: He leído tu libro, me encanta, escribes bonito.
Entonces, resuelvo pensar que estoy en el camino correcto.

Fin

jueves, 15 de octubre de 2015

Frase 31

- Me gustan los amores que comparten. De hecho, puedo ir de compras contigo, ver una película romántica, comer lo que te guste, Ir a algún lado con tus amistades o realizar un acto particular que deseas compartir conmigo, entre tanto en lo que quieras que participe. Si es viceversa, fantástico. 
Pienso que se trata de eso, de ir introduciéndose cada uno en la vida del otro; pero respetando espacios, por supuesto, existen momentos para escribir (en mi caso) y optar por realizar sus labores. Cuando existe esa magia de tener cada quien su mundo y luego converger ambos, resulta una relación espléndida porque ninguno absorbe al otro y cuando se encuentran se extrañan y al sentirlo se demuestran mejor el efecto. Es lo que creo.





miércoles, 14 de octubre de 2015

Frase 30

- No soy nadie para juzgar a alguien; pero esas personas que muestran fotos con sus parejas en Facebook y cuando van a fiestas se entrelazan y se besan con otros, realmente resultan patéticos. 
Déjense de hipocresías, por el amor de Dios. Nunca lo voy a entender, ¿Para qué tener enamorado(a) cuando te vas a besuquear con alguien más? Triste realidad.





Miércoles 14

- ¿Todo bien? Pregunta Fio al verme llegar. ¡Estoy hasta las huevas! Le respondo con una voz notablemente desganada. Tranquilo, es solo un partido, dice con soltura. ¿Es solo un partido? Le hago una pregunta con aire irónico. Si pues, perdieron ¿Y qué va a suceder? ¿Acaso te vas a morir o qué va a pasar? Relájate. Me da cierta gracia la forma como lo dice, por ello, intento calmarme al tiempo que me siento.
¿Cómo va el libro? Pregunta cambiando de tema. Ya lo he terminado, aquí lo tienes, le digo sacando un USB. ¡Gracias! Hoy voy a leerlo durante la noche y mañana te doy mis opiniones.
Espero que sean sinceras y productivas, le digo. Claro pues, sonso. No voy a tener piedad contigo, dice con algo de humor. Da risa, entonces, dice, al menos te hice sonreír.
Oye, ¿Ya está bien corregida? Claro pues, sonsa, eso he hecho durante todo el feriado largo. Además, cambié algunas cositas; pero ha resultado bien, me gusta como está.
Bien, bien, eso me parece genial. ¡Ya quiero leerla! Dice entusiasmada. Eso me da gusto.
Ya vas a hacerlo más tarde, le digo al tiempo que le entrego el USB y añado, no vayas a perderlo. Me mira enojada y luego le sonrío.
En ese momento entra el profesor y prestamos atención. Estamos solo siete, faltan algunos; pero aun así la clase comienza.
Ya está por terminar el curso, ha sido gratificante. Curiosamente es el cuarto curso que llevo con Fio, puedo decir que la conozco bastante, aparte, hemos estado saliendo lejos del aula, de repente conociéndonos más, que se yo, tratándonos como amigos, claro está; pero pasando buenos ratos. Me cae muy bien y su interés por lo que hago me parece increíble.
¿Te vas a inscribir en otro taller cuando termine este? Pregunta de repente. Si, obvio, voy a estar en cursos hasta que ingrese a la maldita universidad, le respondo con honestidad. Ya vas a ingresar, no te aloques, Literatura es lo tuyo, definitivamente, contesta.
Claro, aparte necesito esa solvencia, es como te dije, un colchón. Además, voy a mejorar bastante en mi escritura. Eso no lo dudes, es como te dije esa vez, los mejores escritores peruanos salen de la Católica.
No estoy seguro de su acotación; pero de igual modo hago un gesto con el rostro en señal de aprobación. El docente continúa la clase y la atendemos a placer.
¿Unos cappuccino saliendo? Propone al cabo de unos minutos. Es una idea fantástica, por eso acierto con un movimiento de cabeza y sigo atendiendo la clase.
Más tarde, en Starbucks del Ovalo Gutiérrez con cappuccino en mano conversamos sobre el libro. Ella realiza algunas preguntas y yo intento contestar sin tanto argumento basando ese hecho en el trabajo que tendrá por la noche.
No quiero adelantar mucho, Fio. Tienes que leer la historia, ya te he dicho como son algunos personajes y tú vas a tener que ir conociendo más sobre la trama.
Es que estoy ansiosa; pero bueno, voy a esperar hasta la noche, descargarla y leerla frente a la PC con una buena taza de café.
Asiento con la cabeza; pero enseguida, retoman otras preguntas.
A mí me gusta hablar sobre este nuevo libro, siento que es mi mejor trabajo, por ello disfruto comentarlo; pero Fio está muy ansiosa y desesperada por leerlo, no puedo darle más pistas ni contarle detalles, prefiero que lo lea y descubra.
Resuelvo cambiar de tema preguntando por lo que hará al culminar el curso.
Voy a buscar un trabajo, dice con seguridad. Ya lo ha comentado en anteriores oportunidades. Aunque también voy a inscribirme en otros talleres, añade enseguida. ¿Siempre en la misma hora? Pregunto interesado. Claro. Luego podría ir al trabajo y después pasar el día leyendo. No es mala idea, pienso y le respondo: Chévere, podrás trabajar en lo que te gusta y luego hacer lo que te apasiona. Querrás decir, podré trabajar en lo que me apasiona y hacer lo que me gusta. Da lo mismo, pues, Fio, aclaro con humor. No, no, sabes que me apasiona la docencia y me gusta leer, asevera también con humor.
Bueno, en conclusión, vas a trabajar y estudiar. Así es, mi querido escritor.
¿Y tú que planes para los siguientes meses? Lo que te dije, voy a matricularme en otros talleres y cursos referentes a lo mismo. También comenzar a buscar editoriales para publicar el nuevo libro. Ese creo yo va a ser un trabajo tedioso y a la vez, estoy seguro, gratificante.
Pienso lo mismo, de hecho que te acepta una editorial grande, no tengas dudas de ello.
Dios te escuche, Fio. Ella empieza a reír por ese último comentario, más que todo por la forma como lo dije.
Más tarde o mañana; aunque tal vez el viernes te doy mis comentarios.
Lo importante es que voy a tenerlos, le digo entre risas.
Solo espero que no tardes mucho en acabar el libro, añado un poco serio. De eso no te preocupes, leo rápido, aclara y sonríe.
Oye, ¿Y cómo va el tema con tu ex? Me causa algo de gracia como lo pregunta, porque lo hace como quien intenta saber cómo va algo cotidiano.
Suelto una breve risa y le contesto: Pues bien, las cosas andan estables por ambas partes.
Eso es bueno, añade. Si pues, Fio, además, lo importante es que estoy tranquilo.
Me parece bien, acota y termina su bebida. ¿Salimos a caminar? Pregunta al instante. Espera pues, deja que termine, le digo con el ceño fruncido. Esboza una sonrisa y dice, acaba al toque pues.
Si me presionas me demoro más, le digo. Cruza los brazos y se apoya en el espaldar.
Afuera le ofrezco un cigarrillo; pero desiste. Yo lo enciendo y caminamos a la par, al inicio sin conversar de nada, simplemente siguiendo la acera.
¿Caminamos hasta el Kennedy? Propone al cabo de un par de minutos. Vamos pues, respondo y caminamos hacia allá.
¿Hacemos manitos? Pregunta con una sonrisa malévola; aunque resulta tierna. ¡Estás loca! Le digo de inmediato y empiezo a reír.
Esa es la idea, ¿No? Dice y repentinamente me coge de la mano.
Resulta que caminamos de ese modo durante un par de minutos. Después, zafo y le digo, voy a prender otro cigarro. ¿Me das uno? Claro, espera. Ahora los dos estamos fumando.
Son los últimos que me quedan, es de la cajetilla del fin de semana, he dejado de fumar al punto que me sobran cigarros, le comento mientras caminamos. Eso está muy bien, no se debe fumar tanto, sugiere. Asiento con la cabeza de inmediato y casi a la par arrojamos el humo por la boca.
Llegamos al parque agotados. Ella no suele caminar bastante, es curioso, porque va a tocadas y muchos conciertos, creí que rendiría más; aunque dio de excusa el consumo de tres cigarrillos durante el trayecto. Yo me encuentro bien; pero debo de tomar agua, por ello adquiero una de inmediato y resolvemos sentarnos un rato.
¿Tienes un gato en tu casa, verdad? Pregunta al ver andar a los mininos. Si pues, se llama Pitufito y le gusta comer como dormir. Se empieza a reír al oír la respuesta.
Aunque no lo creas es verdad, los gatos comen y duermen, le digo. Si pues, aparte dicen que son fríos, por eso no me gustan mucho.
A mi sí, en realidad, me gustan todos los animales, le digo mientras observo a los gatos. Eso lo tengo bien claro, asegura Fio, que teme acariciar el gatito de rayas blancas que se asoma a nosotros. Yo logro acariciarlo y la animo a realizarlo, entonces; aunque con miedo, lo hace.
Bueno Fio, es hora de partir, estoy muriéndome de hambre y espero que en casa hayan cocinado algo rico, le comento mientras me levanto de la banca. Espera pues, deja que termine este cigarrillo, dice con el ceño fruncido. Está bien, le digo y vuelvo a sentarme apoyándome en el espaldar.
Mencionaste comida y me abriste el apetito, dice luego de acabar el cigarrillo. Vives a unas cuadras, yo debo chapar la maldita Orión, le digo en son de broma. Ella comienza a reír para luego decir, espero también que hayan cocinado algo buenazo.
Hablamos de los almuerzos que deseamos para dentro de unos minutos y nos despedimos con un caluroso abrazo. Previo a ello, me sorprende diciendo: Me agradas más soltero. Hago un gesto de confusión y la escucho decir: Te noto más suelto y con tiempo.
Sonrío y le digo, es el nuevo yo. Ya nos vemos. Sonríe y añade, nos vemos el viernes.
Efectivamente, chapo la Orión, me coloco los audífonos y me enfoco en llegar lo más pronto posible.
Después del almuerzo recibo un mensaje de Fio diciendo: Estoy leyendo el libro, me gusta el inicio. ¡Buen comienzo, eh!
Grandioso, pienso y le escribo: ¡Genial! Sigue leyéndolo y luego me comentas que te parece.
Lo siguiente que hago es descansar durante un corto tiempo porque luego resuelvo escribir un cuento para publicar en el Blog y acto seguido asistir al gimnasio, especialmente al sauna, porque realmente necesito relajarme y despegar la cabeza de pensamientos negativos acorde a la selección, debido a que soy de las personas que creen (aunque ya no quiera creer) y me afecta bastante la situación que genera la derrota y el estar a tiro de volver a estar jodidos. Por ello iré al sauna a relajarme.
Al volver a casa recibo un nuevo mensaje: ¿Es verdad que el libro cuesta 2 x 1? Pregunta un lector. Claro, tienes que animarte, le respondo. Quiero 4 libros, dice y enseguida acordamos en vernos mañana por la tarde.
Parece que fue buena idea ofertar el libro a 2 x 1, pienso luego de acordar el encuentro de mañana.
Echado sobre la cama me dedico a leer un libro pendiente, ya estoy por la mitad y me gusta mucho, es uno de los mejores libros de poesía que he leído. Además, resulta bonito que alguien especial me lo haya prestado como que le da un plus importante.
Y así se va el tiempo, en talleres, escribiendo, gimnasio y leyendo. Definitivamente haciendo lo que me gusta.
No obstante, no llegué a sentirme bien por la derrota y espero amanecer mejor.

Fin

domingo, 11 de octubre de 2015

Tantas veces el amor 2

- El momento en el que se encuentran frente a frente echados sobre la cama luego de hacer el amor, tras las caricias y las miradas se dicen con honestidad, siempre estaremos juntos. Se abrazan con efusividad y hasta escuchan a sus corazones latir con rapidez. 
Terminan a los meses; pero, en ese momento, lo quisieron, lo sintieron, lo tuvieron y lo alcanzaron. 
Yo pienso que todo se trata de momentos, efectivamente, si lo sientes y lo crees, solo dilo. Como el tipo que teniendo una relación muy complicada con una muchacha de una ciudad lejana, la cogió de la mano y le dijo: Vente conmigo. Te llevo a mi ciudad y sobrellevamos esto que tenemos.
En ese momento no pensó en que rayos iban a hacer, como diablos iba a llevar la situación, entre otras cuestiones; pero en ese momento también, lo sintió real, se sintió capaz porque lo motivó la fuerza de su amor. Nadie le puede decir que no fue verdad, que no se haya realizado no quiere decir que no fue cierto.
Definitivamente, todo es cuestión de instantes en los que sientes que realmente lo puedes todo.




¡Qué buenos tiempos!

- Hace años cuando bebía más que ahora y tenía mi chica, recuerdo que peleábamos o estábamos bien; cual sea la razón, pero siempre guardaba un sol para la llamada en la madrugada. Era bonito llamarla borracho y decirle: Oye te amo demasiado, eres lo mejor de mi vida, bla bla bla… y la flaca con voz de sueño respondiendo: Yo también te amo, deja de beber tanto y no hagas sonseras. 
Era algo gracioso, a la vez, lindo y por supuesto, natural. 
Al día siguiente por la tarde me lo recordaba y me ruborizaba. 
Hace unos trece años atrás... ¡Qué buenos tiempos!



Todos viven

- Las personas no mueren, solo se ausentan. ¿Qué te hace creer que no está? Si todavía la observas al cerrar los ojos. Si su aroma aún se encuentra impregnado en la atmósfera de tu habitación. Si a veces te traslada a una vivencia pasada el sonido de su voz. ¿Qué te hace creer que no está? Si a pesar de tantos años de ausencia todavía la sientes.
Además, se volvió inmortal. Porque vive por siempre en los textos que uno escribe relatando con euforia y emoción lo que alguna vez fueron.
Entonces, nadie se va, nadie muere… mientras los recuerdes.

sábado, 10 de octubre de 2015

Tantas veces el amor

- El amor es bonito. De hecho, motiva e inspira, uno llega a sentirse maravillado y entusiasta, hace locuras y demás. Se conocen y coinciden, comparten y hasta sueñan. Crean futuros; pero viviendo el día a día con intensidad anhelando ese porvenir fabuloso. ¡Qué increíble! Poder sentir tanto por alguien que siente lo mismo y se aventuran a lo fascinante que es convivir la magia que es volver lo cotidiano en emocionante. ¿Cómo voy a negarme a eso? Puede que haya decidido no relacionarme con nadie; pero mi espiruto romántico jamás podrá negarse a un amor que no será inmediato, porque pienso que todo se cosecha; pero llegará y sabré estar óptimo a recibirlo. No obstante, vivan enamorados y mientras exista eso tan grandioso que sienten sean uno en el universo. Entonces, existirá plenitud y ahí serán felices. ¡Qué viva el amor carajo!




viernes, 9 de octubre de 2015

La pícara muchacha

- Es extraño ver a un hombre en una tienda de accesorios para mujer. Tan raro que cuando ingresas todas te observan.
Pregunté por un detalle, una chica muy amable me atendió. Vestía un polo rosa con la frase “Practicante” se me hizo gracioso, ¿Por qué te ponen practicante? ¿Tan difícil es vender accesorios que antes hay que ser practicante? Me guardé la risa. La tímida muchacha resolvía comentarme acerca de todos los detalles, pero yo estaba enfocado en algo distinto y a la vez simple, no tan huachafo como diría una vecina criticona ni tan sencillo como para que no te digan tacaño.
—Esto es lo que quiero, le dije de repente y albergó en ella una fuerte curiosidad. Entendí su mirada de extrañeza y le dije luego de una sonrisa: No es para mí, por si acaso. Empezó a reír, de hecho, cubriéndose la boca con la palma de su mano; aunque fácilmente se podría notar su dentadura.
— ¿Dónde pago? Pregunté después. Cogió el regalo y se acercó a la caja. Al lado se encontraba otra muchacha, ella no era practicante.
En un momento ambas comenzaron codearse, se me hizo muy chistoso. Recordé los tiempos de colegio en un breve instante como cuando te pones nervioso con tus amigos.
Debió ser al revés; pero la practicante me atendió en caja y la otra se marchó luego de guiñarle el ojo de un modo tan obvio que resultó cómico.
Lo que vino a continuación fue muy singular. Amigo, ¿El regalo es para tu hermana? Sentí por su sonrisa y el movimiento que le hacía a una mecha de cabello con los dedos que no era una pregunta rutinaria.
Es para mi novia, le dije y sonreí.
Mi respuesta cambió todo. Se le borró la sonrisa y la gracia. Además para colmo me entregó el paquete sin pronunciar palabra alguna, mostrando un gesto de inconformidad.
Di las gracias y me fui con naturalidad.
A mi chica le gustó el regalo y esta anécdota quedo para ser contada.

Fin

miércoles, 7 de octubre de 2015

Soledad

- Me gusta la soledad porque me ayuda a realizar lo que amo, no es que no lo haya hecho antes, es solo que ahora le doy más tiempo.
La soledad es un estado que disfruto, por lo que siento que me aferro más a mí y por ende, me conozco todavía más.
No hay amores cuando existe soledad. Es una decisión estar solo, lejos de relaciones largas y efímeras, lejos de situaciones que con las llevan, dedicado únicamente a realizar mis sueños literarios.
Siempre he disfrutado de los encuentros conmigo mismo, cuando acaban relaciones me enfoco en ello, en pasar gran parte del tiempo solo, dedicado a lo que adoro y enfocado en proyectos. Claro que en relaciones también lo hago; pero como dije, ahora le entrego más tiempo.
La soledad nunca afecta, tal vez cuando te sientes solo, me ha sucedido algunas veces; pero es cuestión de darle el lado bueno a la soledad, quien te ayuda en un sinfín de situaciones, a veces no te das cuenta; pero hace tanto bien estar solo.
La soledad para este escritor se ha vuelto constante, siempre la necesito para escribir, la tengo cuando ando en relaciones; pero actualmente se ha convertido en una compañera perpetua y me gusta.
Ando dedicado a lo que amo trabajando junto a esta soledad que disfruto y es poco probable que vaya a ser reemplazada.

Fin

domingo, 4 de octubre de 2015

Frase 29

- ¿Cómo puede acabar el amor? El amor nunca termina, solo se ausenta, se transforma, se vuelve ese respeto, ese aprecio, esas ganas de querer que todo vaya bien, ese honor por haber compartido tanto, ese afán por desear lo mejor y esos recuerdos que nunca se irán.
El amor nunca termina, vive en obras.

- Espero que puedan leer el libro.


Un divertido paseo a Cañete

- Mi hermano me prestó su USB para que registrara canciones. Las estuve escuchando durante el trayecto al taller de redacción. Me detuve en el tráfico que para variar tardó largo tiempo en avanzar. En ese preciso momento oí una canción aparentemente desconocida que con el paso de la letra comencé a familiarizar al punto de empezar a tararear y recordé que se trataba de “Ser mejor” de Robbie Williams (versión en español). Curiosamente la letra me trasladó a un viaje que realicé hace un tiempo atrás, donde, durante el camino escuché -o mejor dicho, me hicieron escuchar- esa canción.
Hoy vengo a relatar ese recuerdo.
Mi buen amigo York me vino a buscar para coordinar la reunión de la noche, era el inicio de la semana santa y nosotros le decíamos: Semana blanca (no voy a detallar el motivo) y resultaba razón de chupeta. Sin embargo, había quedado con mí entonces chica en realizar un pequeño viaje a Cañete junto a su familia.
Tuve que despachar a mi amigo, quien se fue a su casa con el rostro acongojado porque sabía que sin mi presencia era poco probable que organizaran una fiesta.
No podía cancelar a mi enamorada, me llamó treinta minutos antes de ver a York informándome que salían para mi casa. Tardaron una hora y media en llegar y en un pasaje de esa espera creí que se habían olvidado de recogerme (se me hizo chistoso porque tendría que volver a llamar a York y organizar la reunión). Sin embargo, un auto antiguo y enorme apareció afuera de mi casa. Mi vieja para variar salió a recibir a mi chica y su familia. Enseguida, luego de pedirle dinero a mi viejo, salí a saludar. Me presentaron a todos, hasta al novio de la mamá de mi flaca, quien conducía ese gracioso, antiguo y enorme auto (quiero resaltar lo grande que era, parecía un barco).
Subimos y arribamos hacia Cañete (a un par de horas de casa) pero antes resolvieron ir al mercado al frente de mi casa a comprar algunas provisiones, fue entonces que tuve que lidiar con la charla -a veces tediosa, otras veces chistosa- que se da con la suegra.
Todo salió bien e iniciamos el trayecto.
Mi discman estaba malogrado; pero Sandra me prestó uno de sus audífonos para así evitar el momento de la plática. Debo admitir que siempre me costó socializar con los padres de mi enamorada. Antes porque solía ser más tímido, ahora no lo soy tanto; pero a veces prefiero ser reservado. Es que no soy una persona habladora, me gusta charlar de temas que me gustan (libros, fútbol, Goku) y detesto que me anden preguntando cosas; aunque me agrada que quieran saber acerca de lo que hago (que es escribir, obviamente) pero en ese entonces, allá por el año 2006, tenía como alma mater a la holgazanería y obviaba el hecho de estudiar. Entonces, cuando querían preguntarme acerca de lo que hacía -como toda madre quiere saber- resolvía evitar la fatiga de contestar con la verdad y mentía como ella me autorizó que lo hiciera.
Dije que estudiaba Ciencias de la comunicación en la universidad de Lima y dada la casualidad -ahora que recuerdo bien- en algún pasaje de mi vida quise estudiar eso. De repente porque era y soy bueno en letras contradictoriamente a lo que soy en números.
Volviendo al auto grande y olvidado, Sandra me prestó uno de sus audífonos y comenzamos a escuchar canciones de su CD. Había grabado un montón de canciones y el término que utilizó para resumirlas fue: De todo un poco. Y era de ese modo, empezaba una canción de Alejandro Sanz y le seguía una salsa de Niche, luego un latín de Fonseca y a continuación Sin Bandera.
Tararea las canciones movimiento la cabeza. Ella miraba por la ventana, yo estaba en el centro, a mi izquierda se hallaba su hermana, silenciosa y en otro planeta, adelante el novio de su madre y al lado la señora teniendo en sus piernas a la pequeña, de quien me apena no recordar el nombre porque mientras siga este relato escribiré que tuvimos un lindo momento.
Resulta que una de esas canciones era “Ser mejor” y ella la conocía a la perfección. Yo no tenía idea de cómo era la letra.
Comenzó a gustarme y le pedí que la repitiera varias veces, al punto de saberme le letra e imaginar que la descargaría de ARES al llegar a casa.
Su madre nos miraba por el retrovisor y sonreía, lo notaba pero me hacia el desentendido, es una de mis habilidades el darme cuenta de todo y hacerme el sonso. Pero parece que la señora vio mi cara de no haber tomado desayuno ni almorzado que me comentó que si gustara pudiera comer algo, señaló a la vez las decenas de bolsas de Metro que había en la parte trasera. Agradecí con una cálida sonrisa y le dije a Sandrita que me sirviera algo. Ella estaba concentrada con la canción, nuevamente, “Ser mejor” que no me hizo caso a primera instancia, entonces tuve que codearla para que prestara atención. Recordarlo me causa cierto humor.
Luego de devorar un par de panes con tamal y beber una exquisita chicha helada me sentí satisfecho y al llevar lentes solo tuve que cerrar los ojos para descansar mientras oía, otra vez, la misma canción.
Después de caer dormido olvidé cuantas veces la habría escuchado; pero si de algo estaba seguro, es que me sabía la letra.
Abrí los ojos y vi el camino oscurecido, pensé, ¿El tipo sabe adónde va? y vi a Sandra dormida sobre mi hombro, a mi izquierda su hermana yacía con la mirada hacia arriba y la cabeza en el espaldar, pensé en el dolor de cuello que tendría al despertar; sin embargo, para mi tranquilidad, adelante la señora charlaba con el tipo, me importaba poco de que hablaran, lo bueno era que el sujeto estaba concentrado en el camino, que era de trocha (lo notaba por los constantes movimientos bruscos) y se me hacia extraño que siendo recién las seis ya era de noche. De repente porque demoraron bastante en llegar a mí casa y salimos tarde.
No quise despertar a nadie y tampoco me quise sacar los lentes, al verme despierto podrían iniciar una incómoda charla de la cual no podría zafarme; pero a la vez parecía un idiota con lentes sin sol.
En el transcurso de esa disyuntiva se oyó el peor sonido que puedes escuchar de noche y en una carretera desconocida, el maldito pinchazo de un neumático que hizo abrir los ojos a las tres hermanas. En ese momento, solté para mis adentros una de mis lisuras favoritas.
Me cogí la frente instintivamente y traté de ser optimista. Carlos (ahora recuerdo su nombre) salió del auto rápidamente e hizo un gesto con el rostro que inmediatamente me preocupó.
La conch… dije para mis adentros, esta vez con la mano frotando el cabello. Sandra quiso saber que pasaba, estaba media somnolienta y tuve que explicarle lo sucedido; pero para mí -no sé si gracia o mala fuerte- dijo: ¡Esta bien, pues!
Resulta que ella no se llevaba del todo bien con el tipo; no me encontraba familiarizado con el tema porque nunca quise involucrarme tanto en temas de familia. Ahora no se cómo se llevaran, espero que bien.
Carlos entró al auto y le dijo la situación a la señora. Entonces, al estar todos enterados del asunto, decidieron idear un plan para solucionar el contratiempo.
Yo estaba callado, pensaba en la fiesta que me perdía; pero a la vez trataba de verle el lado bueno, el cual era que me hallaba al lado de mi chica en una carretera oscura y lejana y que era posible que todos salieran del auto y entonces podría darle un apasionado beso, que no le he dado durante el resto del camino.
Efectivamente, todos salieron del auto, besé a mi enamorada y también abandonamos el carro para observar la llanta.
Mis esperanzas se desvanecieron cuando el sujeto dijo, prácticamente con angustia desbordando de sus poros, que no tenía una llanta de repuesto.
En ese tiempo no conducía; pero si de algo estaba complemente seguro es que todo auto debería de tener una llanta de repuesto. Peor aún, no recordaba haber pasado un grifo; aunque había dormido parte del trayecto.
Ofuscado, frustrado y triste, Carlos no sabía cómo manejar la situación y debe de ser complicado lidiar con la familia de tu pareja, a quienes quieres caerle bien y ganarte su cariño; pero te terminen sucediendo este tipo de eventos. Para colmo de males, la hija mayor te detesta y se burla internamente de tu fracaso como pareja. Nunca estuve de acuerdo con Sandra por la forma como se comportaba con el sujeto; pero como dije antes, no me metía. Ella siempre fue como una especie de niña resentida y caprichosa, de hecho, la amaba y sobre todo, soportaba. Muchas veces creí que mi error fue darle cabida a esos dos factores, debí de ser duro; pero adoraba darle sus gustos. Es parte de estar enamorado a la edad de ese entonces.
¡Vamos Carlos, inspírate!, quise decirle, se lo dije con mi mente y se le ocurrió la locura de ir en busca de un grifo.
Creí que me diría para acompañarlo; pero por suerte no lo hizo y en un acto heroico se marchó en busca de uno. Fue en ese momento que empezó a caerme bien. Me agradan las personas con actitud.
La señora se quedó esperándolo en el asiento del copiloto mientras que Sandra y yo fuimos a explorar el lugar. En realidad no había mucho que observar, todo era negro, solitario y hasta terrorífico, habíamos visto una película de terror donde unos horribles caníbales salen de un bosque y te cazan que por ratos creía que sucedería algo similar.
Volvimos al auto y escuchamos música. No recuerdo cuantas veces escuché la misma canción. “Ser mejor” la oía cientos de veces y hasta la cantaba tímidamente. Sandra estaba harta; pero no podía hacer mucho, ella me la había metido en la cabeza.
Horas más tarde se apareció Carlos con un neumático nuevo, el tipo es un completo héroe, pensé y sonreí.
No tenia noción del tiempo, no llevaba reloj y mucho menos celular, quien tenía un celular (moderno para la época) era la hermana de Sandra, a quien le pregunté por la hora. Y fue lo único que hablamos. En dicho momento era una chica algo emo (no estoy seguro).
Me sorprendió que fueran las diez de la noche. Estábamos varados en la completa nada, a la disposición de cualquier amigo de lo ajeno o aun peor, locos y hambrientos caníbales.
Por suerte, Carlos hizo su solemne aparición y restauró la llanta herida. Me sentí emocionado cuando encendió el auto y retomamos la marcha.
Justo cuando creí que todo mejoraría llegamos a un pueblo ya dentro de Cañete y no hallamos hospedaje. La maldita semana santa trajo cientos de turistas que coparon las habitaciones.
Resolvimos dormir en el auto; aunque la palabra dormir no va conmigo porque creo que me mantuve alerta durante toda la madrugada. Envidiaba a mi chica que descansaba con serenidad y su hermana que no paraba de roncar, agregando a esto que Carlos y la suegra se habían ido al baño, a comer, que se yo; pero no estaban y temía que alguien pudiera sabotearnos.
Estuve más tranquilo cuando volvieron y tuve que hacerme el dormido para evitar las incomodas conversaciones olvidando que nadie charla en circunstancias tan insatisfactorias.
Amaneció rápido. Todos salimos del auto a acomodar el cuerpo a base de estiramiento.
Había un riachuelo cercano que fuimos a investigar y terminamos lavándonos el rostro y los dientes en aquel lugar.
Nos acomodamos a un lado y observamos el agua pasar por sobre las rocas y luego quisimos saber el inicio pero no pudimos porque se hallaba lejano.
De mi bolsillo saqué un trozo de papel e hice un barquito (ahora no recuerdo cómo hacerlo) su hermanita me dijo que le hiciera uno igual y cumplí su petición. Después la acompañé a arrojarlo al mar y nos estuvimos divirtiendo ver a nuestros barcos de papel flotar un tramo para hundirse después.
Hice varios barcos de papel y continuamos jugando durante un buen tiempo. Nunca antes había tenido contacto con niños, fue una sensación espectacular, en ese momento me dieron ganas de tener un hijo y compartir gratos instantes.
Más tarde, fuimos a pasear y recorrer el pueblo mientras que los otros se quedaron esperando habitaciones libres. No se adonde fue a parar su hermana, creo que se quedó en el auto escuchando música.
Subimos una especie de cerro y hallamos una iglesia, no entramos e hice el mismo chiste de siempre: No entro porque me quemo.
Caminando nos encontramos con una señora que vendía mandarinas, yo estaba harto de los panes con tamal y chicha morada que se me hizo imposible no comprarme un kilo de mandarinas. Es más, las devoré enteras ocasionando la risa de Sandra, quien me veía asombrada y reía inmediatamente.
Cuando regresamos nos informaron que regresaríamos a Lima por la noche por culpa de la falta de habitaciones. Sandra se puso engreída, solía ser como una niña caprichosa, creía que únicamente lo era conmigo; pero también se comportaba de ese modo con su mamá. Me dio risa que se resintiera por ese hecho, admito que a veces me resultaba tierno que fuera tan engreída.
Lo siguiente que ocurrió fue que tuvieron una charla madre e hija y llegaron al acuerdo que cenaríamos su comida favorita -la verdad es que no me acordaba e iba a inventar un platillo; pero no me gusta tergiversar las historias metiéndole ficción, por eso hice un esfuerzo mental y logré recordar-.
Por la noche comimos carapulcra con sopa seca en un lugar del pueblo donde según dijo un lugareño, la preparan como los dioses.
Honestamente estaba deliciosa, todavía recuerdo el sabor o de repente es una alucinación porque hace unos sábados un amigo de mi hermano trajo esa comida y terminamos encantados con la sazón de su madre, al punto de exigirle que traiga cuando prepare.
Me acabo de acordar y el hecho de mencionar ese platillo se me ha hecho agua la boca.
Terminamos de cenar y en plena sobremesa empezaron las preguntas que tanto quise evitar y tuve que mentir sin parpadear; aunque ahora que me acuerdo realmente debió haber sido estúpido mentir. Hubiera sido sencillo decir: No estoy estudiando porque me estoy dedicando a vivir. Una respuesta sincera; pero posiblemente no tolerable para cualquier madre.
De igual modo estoy seguro que no creyó ninguna de las palabras que dije, las mamás se dan cuenta de todo.
Antes que describir los sucesos próximos quiero hacer un paréntesis y comentar que en ese entonces me encontraba con un look peculiar que me caía muy bien, era mucho más delgado que ahora y me hallaba en un momento de mi vida en donde me dedicaba a disfrutar de la misma. Es curioso que a veces extrañe esos momentos de diversión, ahora tengo muchas responsabilidades; pero bueno, no quiero irme por las ramas.
Resolvimos caminar durante un largo rato para ayudar a la digestión y tiempo después abordamos la lancha -digo, el auto- y arribamos hacia Lima.
El regreso fue mucho más ameno, nadie se quedó dormido y estuvimos conversando de varios temas. Creo que llegué a soltarme un poco más y puedo sonar equivocado pero imagino que se llevaron un buen concepto de mí.
Llegué a mi casa pasada la media noche y me fui a dormir de inmediato.
¡Ah, olvidaba algo! También recuerdo que en un momento de la tarde paseamos a caballo.
Es curioso como una simple canción te trasporta a un periodo de tiempo, me acaba de suceder ahora que oyendo dicha canción he recordado estos momentos.
Sandra fue mi primer gran amor, alguien que puedes dejar de amar; pero no olvidar. 

Esbozo una sonrisa y termino el relato.


Fin

sábado, 3 de octubre de 2015

Anécdota en el karaoke

- Ayer me invitaron a un karaoke. Honestamente nunca me ha vacilado la idea; pero estoy en una etapa de cambios, por ello accedí. 
Pedí un cuba libre, el resto pidió cerveza. Ellos eligieron sus canciones y me dijeron que escogiera una. No se me ocurrió otra que una de Alejandro Sanz, para ser exactos, “Siempre es de noche”.
Pedí otro trago y rápidamente el siguiente. Mi psicoanalista me ha dicho: El ron es la solución a todos los problemas.
No se puede fumar en el lugar, me dijo una chica. Maldije y fui afuera, al momento de retornar me dijeron que se escucharía mi canción, cogí micrófono y me di cuenta de algo en especial QUE CANTO HORRIBLE.
Pero, curiosamente, aplaudieron. Eso me hizo reír.
Luego, tragos van, tragos vienen y pues, habré cantado una decena de veces y todas terriblemente mal. ¿Qué hermoso, no?


Fin


viernes, 2 de octubre de 2015

jueves, 1 de octubre de 2015

Expresiones de amor

- Caminaba de regreso a casa cuando de repente me sorprendió ver a dos muchachos pintar con aerosol una pared blanca. Pensando en su idiotez seguí avanzando por la acera. Estaban nerviosos y por eso, supongo, reían al terminar su acción. Nadie los veía, quizá, solo yo, por ello se marcharon con rapidez. 
Par de babosos, malogrando las calles, pensé; aunque al mirar la pared vi el texto: ¿Quieres estar conmigo Ariana? Al leer se me fue la sensación de desfachatez y dije para mis adentros: Oh, vale, vale.
Claro que si luego que la flaca lo acepte vuelve para borrarlo, sería grandioso.
En fin, las cosas que uno observa por la calle.

- Espero que puedan leer el libro "Una noche, una musa y un teclado" de venta en Miraflores, Av. Comandante Espinar 219 a solo 25 soles.