Mi nuevo libro

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miércoles, 14 de octubre de 2015

Miércoles 14

- ¿Todo bien? Pregunta Fio al verme llegar. ¡Estoy hasta las huevas! Le respondo con una voz notablemente desganada. Tranquilo, es solo un partido, dice con soltura. ¿Es solo un partido? Le hago una pregunta con aire irónico. Si pues, perdieron ¿Y qué va a suceder? ¿Acaso te vas a morir o qué va a pasar? Relájate. Me da cierta gracia la forma como lo dice, por ello, intento calmarme al tiempo que me siento.
¿Cómo va el libro? Pregunta cambiando de tema. Ya lo he terminado, aquí lo tienes, le digo sacando un USB. ¡Gracias! Hoy voy a leerlo durante la noche y mañana te doy mis opiniones.
Espero que sean sinceras y productivas, le digo. Claro pues, sonso. No voy a tener piedad contigo, dice con algo de humor. Da risa, entonces, dice, al menos te hice sonreír.
Oye, ¿Ya está bien corregida? Claro pues, sonsa, eso he hecho durante todo el feriado largo. Además, cambié algunas cositas; pero ha resultado bien, me gusta como está.
Bien, bien, eso me parece genial. ¡Ya quiero leerla! Dice entusiasmada. Eso me da gusto.
Ya vas a hacerlo más tarde, le digo al tiempo que le entrego el USB y añado, no vayas a perderlo. Me mira enojada y luego le sonrío.
En ese momento entra el profesor y prestamos atención. Estamos solo siete, faltan algunos; pero aun así la clase comienza.
Ya está por terminar el curso, ha sido gratificante. Curiosamente es el cuarto curso que llevo con Fio, puedo decir que la conozco bastante, aparte, hemos estado saliendo lejos del aula, de repente conociéndonos más, que se yo, tratándonos como amigos, claro está; pero pasando buenos ratos. Me cae muy bien y su interés por lo que hago me parece increíble.
¿Te vas a inscribir en otro taller cuando termine este? Pregunta de repente. Si, obvio, voy a estar en cursos hasta que ingrese a la maldita universidad, le respondo con honestidad. Ya vas a ingresar, no te aloques, Literatura es lo tuyo, definitivamente, contesta.
Claro, aparte necesito esa solvencia, es como te dije, un colchón. Además, voy a mejorar bastante en mi escritura. Eso no lo dudes, es como te dije esa vez, los mejores escritores peruanos salen de la Católica.
No estoy seguro de su acotación; pero de igual modo hago un gesto con el rostro en señal de aprobación. El docente continúa la clase y la atendemos a placer.
¿Unos cappuccino saliendo? Propone al cabo de unos minutos. Es una idea fantástica, por eso acierto con un movimiento de cabeza y sigo atendiendo la clase.
Más tarde, en Starbucks del Ovalo Gutiérrez con cappuccino en mano conversamos sobre el libro. Ella realiza algunas preguntas y yo intento contestar sin tanto argumento basando ese hecho en el trabajo que tendrá por la noche.
No quiero adelantar mucho, Fio. Tienes que leer la historia, ya te he dicho como son algunos personajes y tú vas a tener que ir conociendo más sobre la trama.
Es que estoy ansiosa; pero bueno, voy a esperar hasta la noche, descargarla y leerla frente a la PC con una buena taza de café.
Asiento con la cabeza; pero enseguida, retoman otras preguntas.
A mí me gusta hablar sobre este nuevo libro, siento que es mi mejor trabajo, por ello disfruto comentarlo; pero Fio está muy ansiosa y desesperada por leerlo, no puedo darle más pistas ni contarle detalles, prefiero que lo lea y descubra.
Resuelvo cambiar de tema preguntando por lo que hará al culminar el curso.
Voy a buscar un trabajo, dice con seguridad. Ya lo ha comentado en anteriores oportunidades. Aunque también voy a inscribirme en otros talleres, añade enseguida. ¿Siempre en la misma hora? Pregunto interesado. Claro. Luego podría ir al trabajo y después pasar el día leyendo. No es mala idea, pienso y le respondo: Chévere, podrás trabajar en lo que te gusta y luego hacer lo que te apasiona. Querrás decir, podré trabajar en lo que me apasiona y hacer lo que me gusta. Da lo mismo, pues, Fio, aclaro con humor. No, no, sabes que me apasiona la docencia y me gusta leer, asevera también con humor.
Bueno, en conclusión, vas a trabajar y estudiar. Así es, mi querido escritor.
¿Y tú que planes para los siguientes meses? Lo que te dije, voy a matricularme en otros talleres y cursos referentes a lo mismo. También comenzar a buscar editoriales para publicar el nuevo libro. Ese creo yo va a ser un trabajo tedioso y a la vez, estoy seguro, gratificante.
Pienso lo mismo, de hecho que te acepta una editorial grande, no tengas dudas de ello.
Dios te escuche, Fio. Ella empieza a reír por ese último comentario, más que todo por la forma como lo dije.
Más tarde o mañana; aunque tal vez el viernes te doy mis comentarios.
Lo importante es que voy a tenerlos, le digo entre risas.
Solo espero que no tardes mucho en acabar el libro, añado un poco serio. De eso no te preocupes, leo rápido, aclara y sonríe.
Oye, ¿Y cómo va el tema con tu ex? Me causa algo de gracia como lo pregunta, porque lo hace como quien intenta saber cómo va algo cotidiano.
Suelto una breve risa y le contesto: Pues bien, las cosas andan estables por ambas partes.
Eso es bueno, añade. Si pues, Fio, además, lo importante es que estoy tranquilo.
Me parece bien, acota y termina su bebida. ¿Salimos a caminar? Pregunta al instante. Espera pues, deja que termine, le digo con el ceño fruncido. Esboza una sonrisa y dice, acaba al toque pues.
Si me presionas me demoro más, le digo. Cruza los brazos y se apoya en el espaldar.
Afuera le ofrezco un cigarrillo; pero desiste. Yo lo enciendo y caminamos a la par, al inicio sin conversar de nada, simplemente siguiendo la acera.
¿Caminamos hasta el Kennedy? Propone al cabo de un par de minutos. Vamos pues, respondo y caminamos hacia allá.
¿Hacemos manitos? Pregunta con una sonrisa malévola; aunque resulta tierna. ¡Estás loca! Le digo de inmediato y empiezo a reír.
Esa es la idea, ¿No? Dice y repentinamente me coge de la mano.
Resulta que caminamos de ese modo durante un par de minutos. Después, zafo y le digo, voy a prender otro cigarro. ¿Me das uno? Claro, espera. Ahora los dos estamos fumando.
Son los últimos que me quedan, es de la cajetilla del fin de semana, he dejado de fumar al punto que me sobran cigarros, le comento mientras caminamos. Eso está muy bien, no se debe fumar tanto, sugiere. Asiento con la cabeza de inmediato y casi a la par arrojamos el humo por la boca.
Llegamos al parque agotados. Ella no suele caminar bastante, es curioso, porque va a tocadas y muchos conciertos, creí que rendiría más; aunque dio de excusa el consumo de tres cigarrillos durante el trayecto. Yo me encuentro bien; pero debo de tomar agua, por ello adquiero una de inmediato y resolvemos sentarnos un rato.
¿Tienes un gato en tu casa, verdad? Pregunta al ver andar a los mininos. Si pues, se llama Pitufito y le gusta comer como dormir. Se empieza a reír al oír la respuesta.
Aunque no lo creas es verdad, los gatos comen y duermen, le digo. Si pues, aparte dicen que son fríos, por eso no me gustan mucho.
A mi sí, en realidad, me gustan todos los animales, le digo mientras observo a los gatos. Eso lo tengo bien claro, asegura Fio, que teme acariciar el gatito de rayas blancas que se asoma a nosotros. Yo logro acariciarlo y la animo a realizarlo, entonces; aunque con miedo, lo hace.
Bueno Fio, es hora de partir, estoy muriéndome de hambre y espero que en casa hayan cocinado algo rico, le comento mientras me levanto de la banca. Espera pues, deja que termine este cigarrillo, dice con el ceño fruncido. Está bien, le digo y vuelvo a sentarme apoyándome en el espaldar.
Mencionaste comida y me abriste el apetito, dice luego de acabar el cigarrillo. Vives a unas cuadras, yo debo chapar la maldita Orión, le digo en son de broma. Ella comienza a reír para luego decir, espero también que hayan cocinado algo buenazo.
Hablamos de los almuerzos que deseamos para dentro de unos minutos y nos despedimos con un caluroso abrazo. Previo a ello, me sorprende diciendo: Me agradas más soltero. Hago un gesto de confusión y la escucho decir: Te noto más suelto y con tiempo.
Sonrío y le digo, es el nuevo yo. Ya nos vemos. Sonríe y añade, nos vemos el viernes.
Efectivamente, chapo la Orión, me coloco los audífonos y me enfoco en llegar lo más pronto posible.
Después del almuerzo recibo un mensaje de Fio diciendo: Estoy leyendo el libro, me gusta el inicio. ¡Buen comienzo, eh!
Grandioso, pienso y le escribo: ¡Genial! Sigue leyéndolo y luego me comentas que te parece.
Lo siguiente que hago es descansar durante un corto tiempo porque luego resuelvo escribir un cuento para publicar en el Blog y acto seguido asistir al gimnasio, especialmente al sauna, porque realmente necesito relajarme y despegar la cabeza de pensamientos negativos acorde a la selección, debido a que soy de las personas que creen (aunque ya no quiera creer) y me afecta bastante la situación que genera la derrota y el estar a tiro de volver a estar jodidos. Por ello iré al sauna a relajarme.
Al volver a casa recibo un nuevo mensaje: ¿Es verdad que el libro cuesta 2 x 1? Pregunta un lector. Claro, tienes que animarte, le respondo. Quiero 4 libros, dice y enseguida acordamos en vernos mañana por la tarde.
Parece que fue buena idea ofertar el libro a 2 x 1, pienso luego de acordar el encuentro de mañana.
Echado sobre la cama me dedico a leer un libro pendiente, ya estoy por la mitad y me gusta mucho, es uno de los mejores libros de poesía que he leído. Además, resulta bonito que alguien especial me lo haya prestado como que le da un plus importante.
Y así se va el tiempo, en talleres, escribiendo, gimnasio y leyendo. Definitivamente haciendo lo que me gusta.
No obstante, no llegué a sentirme bien por la derrota y espero amanecer mejor.

Fin

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