Mi nuevo libro

Mi nuevo libro
Puedes pedirlo al WhatsApp +51 987774365

jueves, 23 de julio de 2015

El escritor

- Ser escritor es complicado, lo escuchaba cuando era niño y uno cuando es infante asimila lo que suele oír; quizá por eso no me dediqué a pleno desde entonces. Sin embargo, durante esa infancia no dejé de escribir diversas historias, mayormente sobre asesinos (es curioso que ya no las escriba) lo que sucede es que siempre me gustaron las películas de terror (nuevamente resulta curioso que no las vea tanto. De repente porque a mi flaca no le gustan). Bueno, escribía sobre asesinos en la parte posterior de un cuaderno. Claro que al final de la historia el asesino era castigado. ¿Dónde estarán esos cuentos? Con mi horrible letra y definitivamente varios errores ortográficos; pero memorables buenos recuerdos que espero volver a leer. En algún lado debo haberlos guardado, lo afirmo porque siempre guardo todo.
Durante la pubertad comencé a escribir cartas de amor, llegó el momento de enamorarme y liberar al romántico empedernido que siempre llevé dentro; pero que únicamente, enamorado, lograba salir a conquistar a la chica, por más cursi que suene, de mis ojos.
Escribiendo cartas se me hacia sencillo expresar mis sentimientos, debido a que siempre fui tímido; cuando la chica leía una carta sabía lo que sentía. Además, ¿Qué más romántico que una carta escrita a puño y letra? Ahora, en tiempos de redes sociales, es mucho más romántico y de mayor valor enviar cartas.
Resulta que enamoraba enviando cartas, a veces como en el cuento “El admirador secreto” (del libro) resolvía esconderme tras una carta, siempre por timidez. Me encantaba plasmar mis emociones escribiendo cartas.
Pasado el tiempo comencé a tener relaciones serias y prolongadas, me fui enamorando en la adolescencia y mis novias descubrieron al chico que demostraba su amor escribiendo y también a quien lo demostraba con acciones. De hecho que fui siendo menos tímido, a veces cuando afirmo serlo suelen reírse y no creerlo. Me da risa, porque me pregunto, ¿Cómo es la vida, no? Cuanto uno llega a cambiar para bien o para mal.
Todavía escribía cartas; aunque prefería demostrar mis sentimientos a base de acciones, aparte, la chica lo exigía (claro que sin decirlo) y las cartas formaron parte de un segundo plano.
Por otro lado, empezaba a tener en mente la idea de un libro, lejana todavía, poco planeada, a veces apareciendo en la cabeza, más que todo en la madrugada; pero no movía ningún dedo para realizarlo, solo la imaginaba durante algunos minutos.
Para entonces escribía historias basadas en situaciones que vivía junto a mis amigos. Íbamos a reuniones y fiestas y participábamos en distintos acontecimientos, logrando así, obtener varias anécdotas. Todas sumamente chistosas y peculiares. Fue tanto lo que vivimos que decidí escribir las anécdotas y compartírselas a los mismos protagonistas enviándoselas a sus respectivos correos.
Algún tiempo después, digamos, un par de años, en el tiempo que estuve solo, me dediqué plenamente a la creación de un Blog donde publiqué todas las historias que enviaba por correo. Además, comencé a publicar cuentos de diversos temas, logrando así, la mayor obtención de lectores, ya no eran solo mis amigos, ahora mucha más personas.
Fue tanta la concentración de lectores que tuve que llegué a obtener más de 50 mil visitas. Realicé videos cada mil visitas y como el Facebook empezaba a ser útil publicaba el link del Blog ahí para que se hiciera más sencilla la llegada de otros lectores.
Ante tanta acogida me animé, definitivamente, a publicar un libro.
“Mis demonios y yo” contaba las diversas experiencias y anécdotas que viví junto a mis amigos, algunas historias fueron recogidas de mi bandeja de correo electrónico (supuestamente mejoradas) y otras fueron creadas exclusivamente para el libro, reviviendo así otra cantidad de vivencias.
Fue un libro auto publicado, saqué un tiraje de cien y aunque al inicio vendí la mitad con rapidez, después quedé estancado.
Sin embargo, terminé por vender y regalar el resto de los ejemplares quedándome con algunos (y uno en especial que lleva la firma de todos los personajes).
Tuvo que pasar un buen tiempo para volver a publicar un libro.
Esta vez, sabiendo lo necesario y con algunos talleres de escritura encima, me aventuré a otra travesía.
Volví a mis origines para quedarme ahí para siempre. Nuevamente escribí historias de amor, esta vez mucho mejor estructuradas.
Ayudado por los talleres en los que aprendí diversos detalles pude construir un libro basado en cuentos y reflexiones, el mismo que titulé: “Una noche, una musa y un teclado” sintiéndome orgulloso al culminarlo.
Respaldado por una pequeña pero muy ambiciosa editorial comenzamos la travesía logrando establecerme en una librería y en sus distintas sucursales.
Logré el sueño de ver mi libro en el escaparate de la librería, especialmente en la sección de novedades. Fui feliz.
Luego, estuve en La feria del libro y todo se volvió extraordinario, mis sueños empezaron a hacerse realidad.
Llevo bastante tiempo en aquella librería, el libro se vende bien, no me puedo quejar, hay meses en las que las ventas se disparan y otros que son a cuenta gotas, es relativo, definitivamente.
He aprendido algunas cositas que voy a realizar cuando vuelva a publicar un libro, cosas para sumar, no tanto para restar. Detalles que me ayudarán a incrementar las ventas posicionando el libro en otras librerías.
Pienso también que mi deseo es lograr internacionalizarme como tal, es decir; tener el libro en librerías de otros países y no tanto venderlo y enviarlo como he estado haciendo últimamente.
No me puedo quejar, el libro se ha enviado a muchos países, los cuales son: México, Argentina, Estados Unidos, Chile, Bolivia, Guatemala, Costa Rica, Colombia, etc. Es asombroso como ha podido caer en dichos lugares; aunque lo preferible es lograr venderlo en dichas tiendas y ando trabajando en eso, estoy seguro que en la siguiente publicación voy a poder estar en muchos países, es mi más grande anhelo para el siguiente año; no obstante, debo también ganarme al publico de mi país.
Pienso que poco a poco estoy avanzando, gracias a los talleres que he recibido he logrado mejorar en mi escritura.
Ahora trabajo en una novela -la cual todavía no le comento a nadie sobre la trama; pero casualmente la estoy terminando y cuando lo haga voy a tener que compartirla con algunos críticos de confianza para recibir opiniones honestas y constructivas-. Esta novela es lo mejor de mí, aparte y con gran valor, es una historia que me fascina contar, al punto que tardé bastante en animarme a escribirla.
Pero, bueno, mientras se vende el actual libro, voy escribiéndola.
Mi vida de escritor es esta. Soy una persona que le encanta mejorar, me gusta escuchar opiniones que me ayuden, nunca me he desanimado a dejar esto, ¿la razón?, amo lo que hago. A veces es complicado, no te voy a mentir, existen muy buenos escritores y otro centenar de libros comerciales; pero siempre hay espacio para los nuevos y para uno que quiere ir avanzando y abriéndose camino.
Mis obras son honestas, describo sentimientos y emociones, cuento mis experiencias y vivencias, disfruto compartirlas.
Este es un camino que adoro; aunque a veces mi libro no se venda como los otros ni tampoco vayan a hacer una película de alguno de ellos, estoy seguro que voy a seguir amando lo que hago y siempre trabajando por mejorar en la escritura, eso es lo importante.
Mantengo la humildad de querer dar lo mejor de mí y poco a poco abro camino y me hago un espacio en el mundo de la literatura.
Es más, ahora que estudio Literatura todo me asienta mucho mejor, las letras es lo mío, siempre debí saberlo; pero nunca fue tarde y ahora gozo de cada momento que paso escribiendo.
Yo soy Bryan, escribir es lo que amo y pienso realizarlo siempre. Voy a vivir disfrutando de mis sueños, tener un centenar de obras, conocer miles de lectores y ver mis libros en todas las librerías y mesas de noche de todo el planeta porque estoy decidido a lograrlo, con humildad, paciencia y sobre todo pasión.

Fin.


2010 (Etapa de transición)

- ¡Loco, este año publico mi libro de todas maneras! grité a la cámara embriagado de licor, cuando el reloj pasaba la media noche, la gente todavía seguía abrazándose y los cohetes elevándose.
Lo recuerdo y no necesito volver a ver la filmación. Bueno, más que todo por vergüenza.
Enero comenzó de la peor manera. Lima se encontraba gris y las lluvias reemplazaban a los rayos solares, era un reflejo de cómo me sentía, nublado y opaco.
Caminaba solitario rumbo al centro de estudios, las clases se retomaron después de Bajada de reyes y a pesar del fastidio establecido me animaba la idea de terminar pronto; pero no iba a suceder ahora, en ese momento en el que evitaba los charcos, adelantando pasos para no mojarme del todo y repetir varias veces el hecho de encender el cigarrillo mañanero. La tenía en la cabeza, habíamos terminado hace no más de dos meses y la extrañaba con intensidad; pero era estúpido -muy aparte de haberlo sido cuando hice que me dejara- lo era porque no hacía nada por recuperarla. Casualmente el pensamiento de intentar retomar la relación deambulaba por mi cabeza durante la madrugada, junto a la ingrata sensación de extrañarla carcomía mis entrañas, arañaba la piel del corazón y me revolcaba repitiendo cientos de veces que debía de actuar; sin embargo, al amanecer, no por orgulloso ni por dignidad, que no sirven cuando amas, se desvanecían mis intenciones, quizá por un miedo a ser rechazado o era posible aceptar que volver era nada más y nada menos que una utopía. Ella podría todavía amarme; pero no iba a regresar. Cometí los errores suficientes para que me cerrara las puertas.
Me dediqué a extrañarla y lo hacía siempre, aun peor, esa lluvia veraniega, ese clima gris en lugar del sol, hacían que doliera todavía más su ausencia y cuando andaba rumbo al instituto, cigarrillo en mano, mente en ella, sonrisa fingida y un bolso lleno de cuadernos, no dejaba de cuestionar mi existencia sin tenerla a mi lado, olvidando la aseveración que hice al inicio del año. Nada me alentaba, vivía sin un porqué y hacia lo que la rutina dictaba.
La salida era terrible, soñaba con ver el sol resplandeciente; pero seguía ese gris nostálgico y la lluvia cayendo levemente. De nuevo con cigarro en mano recorría el mismo sendero, esta vez sin charcos; pero si soledad. Siempre había soledad, no tenía muchos amigos en el salón, la mayoría se cambió de turno y con los nuevos era difícil relacionarse.
Ella seguía en mi cabeza como un recuerdo bonito del cual me quería deshacer porque no voy a gozarlo de nuevo y me dolía que así fuera. Pensaba en la posibilidad de detener el bus que me llevase a su casa como lo hacía ya tiempo atrás, tocase el timbre y al momento de verla le diera un abrazo y le pidiera perdón. También pensé en abrazarla y entregarle una rosa, como bien recuerdo alguna vez, que me hice el viaje de casa a la suya para darle un beso y una rosa. Extrañaba esos momentos y me maldecía por haber sido tan imbécil. ¿Cómo logras ser capaz de dañar a alguien que te ama? Era la pregunta retorica que no tenia respuesta sensata, tal vez no una lágrima; pero un fuerte arrepentimiento que empezaba con una larga maldición y el resto palabras, palabras que reflejaban dolor y ganas de querer que el tiempo retroceda y todo vuelva a ser como antes; pero solo eso, porque estaba completamente seguro que así vaya a buscarla y le diera mi vida envuelva en una linda caja y amarrada con un nudo, no iba a retomar lo que dejó, y estaba seguro, también, no porque la conociera de pies a cabeza porque nunca fui digno de saber que debía conocerla, sino por lo poco que sabía, era que se amaba más y no iba a permitir otra falsa promesa. ¿Cómo sabría que es falsa? Si mis ojos dirían que estoy siendo honesto. Es simple, la experiencia.
En casa todo era distinto, no había tanta desolación; pero si soledad; aunque una soledad que asimilaba, que transformaba, que intentaba darle un punto productivo, como si en lugar de agobiarme, podría ayudarme. Entonces entendí que la soledad me facilitaría el escribir.
Empecé a escribir relatando las vivencias que realizaba junto a mis amigos, mayormente los fines de semana.
Aquellos días eran los más esperados, me olvidaba de todo cuando bebía ron con mis demonios y disfrutábamos de lo que ocurra durante la noche.
También transcribí el resto de historias que compartí durante largo tiempo vía e –mail logrando, poco a poco, armar una obra con historias basadas en vivencias.
Para entonces me hice más amigo de una persona, alguien muy especial en mi vida, a quien voy a reservar el nombre.
Ella se volvió mi incondicional, alguien con quien podía hablar de mis sentimientos y emociones, de las anécdotas ocurridas durante el fin de semana y las distintas situaciones en las que iba envolviéndome.
Prometí no regresar a los lugares donde viví grandiosos momentos con esa persona que perdí y no me sentí egoísta al dedicarme a avanzar; pero a veces, miraba hacia atrás y me preguntaba, ¿Y si pudiera retomar la relación? Mi amiga tuvo conocimiento de ello, mas no, de la locura que hice una vez.
Fui a buscarla. Sabía que andaba laburando en un lugar que no conocía; pero tenía la noción que llegaría a una hora indicada. La esperé cerca a su casa, nervioso más que minucioso, anhelando que llegara y pudiéramos charlar, ofrecerle disculpas cientos de veces e intentar resolver nuestras diferencias.
El lugar se encuentra cerca a un enorme parque, desolado los días de semana, repleto los fines. Me quedé mirando el horizonte donde cabía la posibilidad de verla caminar.
Tras el paso de las horas comencé a sentirme más nervioso, las manos me sudaban y el cuerpo también, bebí agua y fumé cigarrillos para luego ingerir caramelos. Al cabo de un tiempo apareció por la esquina, audífonos puestos, andar acelerado y la vestimenta de siempre. Me acerqué no como un loco desesperado, sino sereno y calmado. Hola, ¿Podemos hablar? pero no quiso, se resistió y se alejó. ¿Podemos hablar, por favor? volví a intentarlo; pero nuevamente no quiso. No respondía, solo se alejaba, me ignoraba e intentaba caminar más rápido, aceleraba el paso y la volvía a alcanzar. Cogí su brazo y le dije: Por favor, hablemos; pero de nuevo desistió a mi propuesta y esta vez avanzó a velocidad, adelanté los pasos y me detuve al frente abriendo las brazos, fue entonces que se despegó de los audífonos y empezó a gritarme con furia descontrolada como nunca lo hizo antes.
Entendí que al fin se estaba expresando ante mí, ante el conjunto de situaciones que hice para merecer la ruptura definitiva.
La sentí dolida y enojada, tanto que comenzó a gritar para que desapareciera de su vista, de su presencia para siempre, porque ni millones de disculpas y cientos de perdones iban a cambiar su decisión porque lo quiso y lo quiere de ese modo. Le dejé ir con los ojos llenos de lágrimas y no miró hacia atrás, por más que quiera, no iba a hacerlo jamás, estaba segura de su decisión y eso, por razón que comprendí después, me hizo entender, al fin -Sí, estúpidamente al fin- que había perdido a una gran mujer.
Se lo conté a mi amiga, del hecho de haber ido a buscarla, de brusca plática y el adiós definitivo. Sabía que no volvería; pero algo me hizo ir, como impulsado por razones fuertes. Amor, obviamente. El amor te hace creer y en ese instante lo hice, por eso la esperé y aunque no retomamos nada -y sin sonar a consuelo- me sentí bien conmigo mismo (pero no en ese momento, tampoco en unos días) fue algo natural y sencillo, leve podría decirse, que sucedió meses más tarde.
Con el tiempo me relacioné con algunas chicas. Salí no más de dos veces con una, luego lo intenté con otra y más tarde, inicié una relación y la terminé una semana después. Decidí quedarme solo, debía de olvidar antes de empezar y yo estaba comenzando sin olvidar, por eso comparaba a cada una de esas chicas con quien no estaba y ello no era bueno, no era sano. Entonces, me alié por completo a la soledad y continué con la aventura de escribir.
Junto a mi gran y mejor amiga pasamos grandes momentos juntos, íbamos a reuniones y fiestas, jugaba pelota todos los sábados, asistía al gimnasio y bebía los fines de semana con mis amigos, comenzaba a olvidarme de mi anterior vida amorosa y realizaba una nueva junto a mí mismo sin ser egoísta. Entendí que es muy sano, tantas veces, dedicarse a uno.
A veces despertaba acordándome de ella; pero con el pasar de los meses todo fue cayendo en un abismo llamado olvido.
Publiqué mi primer libro: “Mis demonios y yo” con historias basadas en experiencias propias y anécdotas con mis amigos. Fueron 100 ejemplares los que tuve en mis manos. Es verdad que no llevaba una correcta ortografía, tampoco me respaldaba una editorial y mucho menos acabaría en librerías. La venta era directa y hubo compradores, más que todo, los seguidores de un Blog que tuve.
Lejos de no haber sido un buen libro, era un inicio. Era entender que si llegaba a proponerme algo, podía lograrlo.
Comencé a conocer el mundo de la escritura como tal, el real mundo de la escritura y me di cuenta que tenia tanto por mejorar y aquello, naturalmente, me entusiasmaba.
Logré vender todos los libros (aunque recuerdo haber regalado algunos) y pude sentirme satisfecho. Era una meta que tuve desde tiempo y por fin la había alcanzando; aunque estaba seguro que sería un inicio, algo para conocer la situación, para aprender y por supuesto, mejorar.
Viví un montón de reuniones, fiestas y vivencias durante todo ese año, sentí que me fui dedicando a lo que me apasiona y aunque a veces quise abandonar el camino -por lo complicado que es- sabía que tarde o temprano llegaría mi oportunidad. Primero, debía de escribir una nueva obra, algo más serio, mucho mejor realizado y logrando el apoyo de alguna editorial.
El estar solo me hizo crecer como persona, conocerme y entenderme. Maduré y me convertí en un mejor ser humano.
Digo que es una etapa de transición porque aprendí de mis errores en el aspecto amoroso, pude publicar el libro y así iniciarme en lo que amo hacer y valoré más la amistad. Mis demonios y mi amiga, con quienes compartí grandes momentos en todo el año me hicieron vivir situaciones increíbles. Los extraño, no nos vemos tan seguido por temas que cada uno suele hacer su vida y las personas avanzan, naturalmente, escasea el tiempo, entre otras cosas. Sin embargo, me da gusto lo poco que se hacen ver.
Terminado el 2010, culminada mi etapa de transición conocí a mi actual novia. Nunca lo escribí, hoy quiero decirlo: Me alegra haber empezado una relación con Val en el momento en que acabó esa etapa porque me hallaba distinto, centrado y maduro, para poder desarrollar una relación estable aprendiendo de los errores y las experiencias pasadas. Siempre he dicho que de todo se aprende.
Más tarde, mi relación con Val creció y nos enamoramos por completo. Escribí otra obra y logré muchas cosas importantes; pero esas, son otras historias.

Fin

miércoles, 22 de julio de 2015

Mi libro en la feria 2015

- Mi libro se vende en la actual Feria del libro. Me siento contento de estar de nuevo en una feria. Espero que pueda visitar el stand 101 de Zeta Bookstore y poder adquirir el libro.
Claro que sería estupendo que lo recomendaran con sus amistades y familiares.
Muchas gracias de antemano.



domingo, 19 de julio de 2015

La gente cambia

- La gente cambia. A quienes alguna vez llamaste amigos, hoy resultan desconocidos. Paradójicamente, es natural y únicamente en recuerdos vuelven a ser quienes fueron.
La gente crece y avanza, no abunda tiempo para trivialidades, mente y cuerpo enfocados en responsabilidades adultas, no lo coloco entre comillas por tratarse de algo habitual, es lo que ahora somos y a veces lo olvido.
Pero, lejos de ese plano normal, existen cambios estúpidos, como cuando años gustándote el fútbol vienes a decir qué prefieres otro deporte. Como cuando, repentinamente, incursionas en el tema de la religión y a quienes no andan en la misma situación, los ignoras a pesar que los llamaste amigos justo antes de tu aventura religiosa. Respeto las creencias; pero no pierdan la personalidad.
Las personas siempre se transforman en recuerdos y van a caber ahí para siempre.
Los cambios son parte de la vida, no siempre van a ser los mismos y tampoco quedarse en un lugar, es natural que vuelen y uno sonría cuando lo logren y vuelva a hacerlo cuando recuerde todo lo vivido.
De hecho, es estupendo cuando por una noche todos se reúnen y son los mismos nuevamente.
Y en algún momento te das cuenta que tú también cambiaste.

MSN

- Extraño el MSN. Ese icono verde que aparecía abajo a la derecha de mi monitor, el cual presionaba al instante de encender la computadora y verlo girar y girar mientras prendía un cigarrillo. 
Siempre aparecía en “No conectado”, miraba a mis contactos y decidía si entrar o no, -todo dependía de quienes estén en línea-.
Debía de tener una claridad absoluta para poder describir mi estado de ánimo en un solo párrafo en el famoso Nick (y cuando apareció el Sub Nick, algunos colocaban otras cosas, yo el link de mi Blog y otras veces las canciones que el Reproductor de Windows Media reproducía).
Mi icono favorito era el sorprendido (aunque también me personalizaron uno de mi rostro). Y siempre que entraba no decía “Hola” simplemente ponía: 99 (una estúpida cara de un rostro silbando y girando los ojos evidenciando sarcasmo, la amaba).
Disfrutaba enviar zumbidos a quienes no contestaban y cambiaba de display cada cinco minutos o a veces lo olvidaba y se quedaba ahí.
Tenía un montón de contactos y cuando iba viendo sin verlos en línea, los eliminaba. O lo habían hecho ellos antes.
Era divertido “no admitir” a algunas personas pero luego entraban por otro MSN y se daban cuenta. (Que risa).
Conocí a algunas chicas por el MSN, tuve algunas citas a ciegas.
Por la mañana casi nadie se conectaba, la gente entraba por la noche y mejor aun, los fines de semana.
El MSN marcó en mi vida. No recuerdo cual fue mi último Nick, de seguro que el último sub Nick si lo recuerdo (el link de mi Blog).
Solo sé que un día desperté y quise entrar, a pesar de tener Facebook, quise entrar. No me podían quitar una costumbre de más de seis o siete años, pero no se pudo. Me informaron que debía de crearme una cuenta en algo llamado Spyke pero todavía no lo hago.
Al fin entendí todas esas profecías que te mandaban como cadena y te llenaba la bandeja de entrada, todas en las que afirmaban la desaparición del MSN y que debía de enviarle a tantas personas dicha cadena, nunca lo hice, lo admito. ¡Y llegué a pensar por un breve instante que debí hacerlo!.
El MSN desapareció. Y luego te acostumbras a todo, Facebook, Twitter y hasta el maldito Whatsaap.
Pero nunca, pero nunca, va a existir algo tan genial como el MSN, (se me salen las lágrimas) pero en verdad, marcó mi vida.





miércoles, 15 de julio de 2015

En la feria de libro 2015

- Hola a todos, pues, les comento que nuevamente mi libro “Una noche, una musa y un teclado” va a estar exponiéndose en la Feria del libro.
Lo van a encontrar en el stand de Zeta Bookstore. Espero que puedan comprarlo y si les gusta, recomendarlo.
¡Muchas gracias de antemano!



martes, 14 de julio de 2015

"Una noche, una musa y un teclado"

- El libro “Una noche, una musa y un teclado” contiene cuentos basados en situaciones reales y experiencias propias, también podrán encontrar reflexiones y muchas frases.
Lo pueden comprar en la librería ZETA BOOKSTORE de Miraflores – Av. Comandante Espinar 219. También en su sede del Centro Comercial La Rambla y en el Centro Comercial Molina Plaza.
El precio es de 25 soles.
Además, lo puedo enviar a cualquier parte del mundo (he enviado el libro a México, Ecuador, Guatemala, Argentina, Estados Unidos, etc.) A la vez puedo mandar el libro a cualquier destino del interior del país.

Cualquier consulta la pueden realizar por INBOX.
Si te gusta el libro sería espectacular que puedas recomendarlo.
Muchas gracias.





domingo, 12 de julio de 2015

Eterna princesa

- Me presumes tus alas. Si gustas puedes dejarlas en el colgador.
Te has convertido en la doncella de los Campos Elíseos y ese detalle sobre tu brillosa melena, la rúbrica del creador.
Ven y abrázame princesa que el tiempo es efímero. 
Extrañaba esto. No me acostumbro a no sentirlo.
No hay nada que perdonar, yo seguiré estando bien.
Hay mucho que contar; pero prefiero quedarme aquí.
¿Te vas? ¡No! Te rogaría que no lo hicieras. ¡No otra vez! Seca el hilo de lágrima con un beso.
Princesa, no te vayas...
Enmudeció, dejé de sentir el calor del abrazo, su rostro cobijado en mi pecho fue volviéndose polvo estelar y una última mirada pudo decirme lo que llevé años esperando.
El cielo se iluminó y en un parpadeo la volví a perder; aunque la sensación de tenerla cerca surgió repentinamente para quedarse por siempre.



Fin

viernes, 10 de julio de 2015

Frase 17

- Me encanta la soledad, necesaria para conocerse, meditar y por supuesto, escribir; pero nunca, para vivir. Para vivir necesito de tus besos y abrazos.


-Espero que puedan comprar el libro en Zeta Bookstore de Miraflores - Av. Comandante Espinar 219 o en su sucursal de CC. La Rambla o CC. Molina Plaza :) ...

Los peces

- Me interesa bastante la vida en el mar, no muchos saben que me apasionan los tiburones y siento bastante curiosidad e interés en las distintas especies de habitan en las profundidades de los océanos.
Mi eterno favorito es el Megalodon, tiburón prehistórico que vivió hace millones de años, en segundo plano me interesan las otras especies, de ser gigantes y prehistóricas, mejor.
Acostumbro a deambular en Youtube observando distintos documentales, en Google buscando información e imágenes y demás, todo acerca de la increíble vida de los seres acuáticos.
Comento uno de mis pasatiempos previo al relato que voy a contar.
Caminábamos por la acera de una avenida rumbo a un centro comercial cercano a mi casa cuando nos detuvimos un instante a observar en la vitrina de una veterinaria. Mira Bryan, que bonitos, dijo mi novia muy emocionada. Si, están chéveres, respondí contagiado por su entusiasmo. Propuso entrar y lo hicimos inmediatamente. Dentro vimos una gran cantidad de variedad de peces, cangrejos pequeños y hasta arañitas acuáticas. El empleado se nos acercó al vernos interesados; aunque más bien éramos curiosos. Preguntó: ¿Alguno en particular? Estábamos de paso y nos quedamos mirando, respondió mi flaca con una sonrisa, el señor muy amable empezó a explicarle sobre las especies que tenía, yo estaba a su lado escuchando lo que informaba y por ratos contemplaba los otros peces víctima de una gran curiosidad.
No quisimos salir de la tienda; pero tuvimos que hacerlo y continuar nuestro trayecto rumbo al centro comercial. Ya no hablábamos acerca de temas futboleros, películas, futuros viajes ni amores de nuestros amigos, ahora el tema eran los peces en las vitrinas y la posibilidad de tenerlos.
Muchas veces pensamos en un montón de cosas que queremos tener o realizar y a veces las dejamos pasar, porque si nada más. Sin embargo, mientras comprábamos algunas cosas en el centro, pensábamos en los peces e ideábamos la manera de tenerlos.
Claro que eran pensamientos únicos, todavía no nos animábamos a expresarlo; aunque intuíamos que estábamos seguros que aceptaríamos. Es curioso, a veces pienso que nuestras mentes están conectadas.
Amor, ¿Y si tenemos peces y los cuidamos en tu casa?, Preciosa, ¿Y si compramos los peces y los cuidamos en tu casa? fueron las preguntas. Que quien lo dijo primero se hace irrelevante. Lo siguiente que ocurrió fue que sonreímos y reímos. Un instante después, regresamos entusiasmados a la tienda y es singular como cuando estas emocionado el camino se hace rápido.
El señor todavía se hallaba en el lugar y le comentamos cuales serían los peces con los que podríamos empezar.
Comenzó por explicarnos un centenar de cosas, entre ellas, los cuidados, las comidas y el mantenimiento de la pecera, al final, los peces que elegiríamos deberían tener el mismo cuidado. No obstante, ¿Qué tamaño de pecera van a querer tener? Fue la pregunta del tipo que no nos habíamos realizado, lo que ocasionó nuestra risa y luego una mirada que señalaba, ¿Qué decidimos? La primera decisión había sido tenerlos, la segunda en su casa y la tercera sería, ¿Cuántos? Como andábamos afanados con el tema de tenerlos y a mí me encantan los peces, resolvimos escoger varios. Cada uno escogería un par y recorrimos el lugar para hallar alguno a nuestro gusto o tal vez por intuición o de repente por el valor (no sabía que costaban tanto algunos peces). Al final decidimos comprar una pecera -se podría decir, grande- y varios peces de distintos colores, bonitos y divertidos todos. Inclusive, también adoptamos un par de cangrejos bebes y unos caracoles.
Tuve que detener un taxi para llevarnos a todos los peces a su casa, lógicamente, con el debido cuidado. Al llegar armamos la pecera de la mejor manera posible y los dejamos en su nuevo lugar. Obviamente le sacamos algunas fotos (para el Facebook) y nos dimos cuenta que a diferencia de otras mascotas, los peces solo se quedan ahí.
Con el tiempo se fueron muriendo algunos lo que ocasionó tristeza, el señor nos indicó que solían vivir poco; pero naturalmente fueron reemplazados por otros.
Los peces incrementaron en número y puedo afirmar que tenemos más de los que teníamos al inicio. Viven de las mil maravillas en la pecera, recibiendo sus respectivas raciones de comida y compartiendo hogar con caracoles y cangrejos pequeños.
Curiosamente ninguno tiene nombre, los llamamos por el color que reflejan.
Definitivamente, me encantan los peces.

Fin

lunes, 6 de julio de 2015

El título de la obra

- Voy a Ripley de Miraflores a curiosear y de repente (Solo de repente) adquirir algo, dicho esto mi novia puede estar tranquila, porque a veces me dice: ¡Eres un comprador compulsivo! Bueno, saliendo del probador me encuentro con una chica, quien me queda mirando y se acerca. 
¿Eres el chico del libro sobre la noche y la musa? Sonrío. Es "Una noche, una musa y un teclado".
Sí, sí. Mi amiga lo compró y me lo prestó y cuando te vi, te reconocí. Es un libro muy bonito.
Agradecí y charlamos un corto tiempo.
De regreso me puse a pensar con humor acerca de las veces que confunden o se olvidan del nombre. Es gracioso, si dijera todas las variantes que le han hecho reirían como lo hago ahora.
El título de la obra nació cuando al terminar los textos que llevaría pensé en lo que necesité para escribirlos llegando a la conclusión que necesito de una noche, una musa y un teclado.
Anótenlo en un papelito, muestren la foto o cambien el nombre hasta llegar a recordarlo pero vayan a comprarlo y sientan lo que verdaderamente importa, la esencia en sus páginas.
En fin, agradezco a quienes lo tienen y disfrutan.





sábado, 4 de julio de 2015

Te amo Perú

- Me considero hincha del Real Madrid; no lo soy de ningún otro equipo, mucho menos nacionales. Mayormente veo fútbol internacional y distintas copas.
Soy hincha acérrimo de mi selección; aunque sea verdad que hace muchos años que no vamos a un mundial, también es cierto que no competimos con la elite desde hace varios años y eso no quiere decir que no la apoye, porque siempre estoy pendiente de todo, más cuando empiezan las eliminatorias y la Copa América. Aliento siempre y nunca pierdo la esperanza, a pesar que tantas veces me arruinan las ilusiones y destrozan los sueños. Yo sigo alentando porque es algo que nace constantemente y se incrementa cuando dichas competiciones inician. Es algo natural que explota en mí ser, es una pasión indescriptible la que me hace vibrar de emoción cada vez que anotan un gol. He logrado vivir buenas épocas, también muchas otras negativas; pero enfocado en lo bueno, he visto 2 terceros puestos en Copa América y ahora que vamos mucho mejor que antes, siento y creo que iremos a esa ansiada copa del mundo. De hecho, es algo que recién va a comenzar; pero tengo la fe y la fortaleza que vamos a lograrlo.
Culminada esta copa he rescatado buenas razones para lograr el objetivo y tengo fe en la nueva cantera y confianza en los experimentados.
Yo soy una persona pasional, mucho más cuando se trata del deporte rey y cuando juega mi Perú.
Ando feliz por el resultado obtenido a esta Copa América, orgulloso y aunque no satisfecho, de lo realizado hasta el momento. Se viene un camino mucho peor rumbo a Rusia 2018 y la esperanza renovada junto a una fe sólida me conduce a creer que esta vez sí iremos a la cita mundialista.
Voy a apoyar siempre mi selección y no cabe duda que conmigo toda la vida van a tener un loco hincha del Perú.
Estoy seguro que cuando llegue ese momento voy a volver a leer este post y sonreiré de felicidad.


jueves, 2 de julio de 2015

Se lo hago saber siempre

- Sabes que lo siento por ti es demasiado grande como para poder describirlo con palabras, tienes en cuenta que llevo tiempo expresándote lo que me haces sentir y es posible que jamás logre hacértelo entender en toda su magnitud; sin embargo, tengo una vida para dártelo constantemente. Ese amor puro y sincero que hoy revienta y estalla para ti, porque lo creas y lo alimentas, se hace innato tenerlo en el corazón y se dirige hacia a ti, no encuentra otra dirección que no sea tu ubicación. No puedo ni podría amar a alguien más que no fueras tú, tampoco deseo compartir mi vida con alguien que no lleve tu nombre, mucho menos aventurarme a relaciones efímeras, porque lo que deseo, quiero y contemplo es tenerte a ti por siempre. Te amo demasiado, mi vida.

¿Y por qué yo no?

- Curioseando por el Twitter me encontré con la página de un reconocido escritor y empecé a observar sus Tweets.
Enseguida quise mirar sus fotos. Lo sorprendente fue que su último libro -publicado, si bien no me equivoco hace menos de un año- ya era un éxito mundial.
En su página había una aglomeración importante de lectores que se habían sacado un Selfie con el libro, lo curioso y llamativo es que el título del libro se encontraba en un idioma distinto en cada foto.
Relacioné el español, portugués, francés, italiano casi con facilidad pero los demás idiomas me dejaron anonadado. Griego, árabe, etc.
Lejos de sentir envidia porque no soy capaz de sentirla, sentí una fuerte motivación, pensé: ¿Y por qué yo no? De hecho que tendría que trabajar duro para ello, no basta con un posible talento, sino grandes convicciones.
Imaginé por un instante lo feliz que sería si aquello sucedería e inicié la escritura que había dejado pendiente hace unos minutos y mientras escribía pensaba -ya va a llegar mi momento- y eso me alentaba.
Amo lo que hago y soy feliz viviendo realizándolo.
                                                                                                                                            

El tiempo es cruel

- Un día despiertas y te reincorporas enseguida para salir a jugar pelota con los amigos. Una muchedumbre de peloteros se encuentran en la canchita, todos conversan de la fiesta de ayer, de los tragos, de las chicas, de las estupideces y de la chacota, todo entre sonrisas y carcajadas.
Se inicia el triangular a dos goles o diez minutos por partido, un sol por cabeza de apuesta y quien haga ocho puntos se lo lleva todo; pero todos sabemos que eso no interesa, porque importa la gloria.
Por la noche, luego de su respectiva ducha, nos reencontramos -siempre en mi casa- y empezamos la reunión o nos vamos a alguna fiesta. Se crean las historias, "Los demonios y yo", aparecen en escena.
El tiempo no es misericordioso, avanza y no puedes detenerlo.
Te levantas a las tres de la tarde después de haber bebido y bailado toda la noche, miras el techo de la habitación y enseguida sientes un terrible dolor de cabeza azotar tu ser. No quieres salir de tu cuarto para nada; aunque bajas para almorzar.
Llega la hora del fútbol y preguntas por los peloteros. Algunos ya se mudaron, otros se casaron y la mayoría dedica tiempo a su hijo.
No sabes que te deprime más, que el fútbol de los sábados por la tarde este caducando o no seas niño para que puedas jugar con los tigrillos que ahora ocupan la cancha. De igual modo ambas situaciones son jodidas.
Por la noche, esos amigos a quienes llamabas demonios, ahora cenan con su pareja en velitas encendidas, te dicen que no pueden beber porque trabajan al día siguiente por la mañana y empiezas a andar con sujetos menores que tú o reclutando nuevos demonios que jamás llegarán a ser como ellos.
Sabes que llega tu turno de sentar cabeza, de dejar de beber tanto y colgar los chimpunes. 


El tiempo es cruel... 

Fin

miércoles, 1 de julio de 2015

La noche de graduación

—Mañana no habrá clase la ultima hora— comentó Jeff mientras recorríamos la avenida Caminos del inca—.
—¿Por qué? — pregunté ligeramente emocionado—, —¿Qué, no sabes? Vamos a realizar el ensayo de la graduación—.
—¿En serio? No estaba enterado; pero que chévere que no tengamos clase— respondí entusiasmado— y continuamos caminando hasta llegar a La Bolichera donde cada uno abordó su respectivo bus.
No asistí al día siguiente. No quiere decir que me haya quedado echado sobre la cama soñando con angelitos, tuve que despertarme a las siete, esperar que llegase la movilidad (que solo me llevaba) e irme por otro camino que no fuese la entrada al colegio.
Caminé algunas cuadras y me detuve en un desolado parque, abrí mi mochila y saqué un libro. Leía acerca de los Hare Krishna. Curiosamente el primer libro que leí sobre el tema me lo regaló Dulce María, más dulce que María (El 14 de Febrero del 2002).
La graduación se realizaría el sábado. No les había comentado absolutamente nada a mis viejos porque tenía planeado no ir y tampoco quisiera que se enteraran; sin embargo, la mala fortuna me sonreía. La tutora, quien intuía mi plan le contó a mi vieja acerca de la ceremonia, un día antes de realizarse. Justamente la mañana en que entregaban libretas y mi Mamá debía de ir a la oficina sin disfraz de Papa Noel; pero si con regalos (generalmente para los docentes de Química, Física y Matemática). Admito que nunca, a pesar que por momentos demostraba interés, llegué a entender esos cursos. No obstante, mágicamente, me aprobaron y por ende, podía graduarme y zafar para siempre del maldito -y ahora entrañable- tiempo de colegio.
—Te aprobaron y el sábado te gradúas— dijo mi Madre ni orgullosa, ni contenta, solo serena—.         —¡Que chévere! — dije sonriendo— porque anduve algo preocupado por el tema de las notas, siempre uno se pone las pilas a última hora; pero confiaba en mi vieja. Ella me salvó el pescuezo todos años de escuela.
Mi viejo tenia cierto conocimiento acerca de mi bajo rendimiento, los primeros años estuvo muy preocupado, el tema de matricularme en cursos de verano (obligatorios para aprobar las materias) le ocasionaba un gasto y el estresante hecho de tener que llevarme al colegio todas las mañanas de Enero. En aquel último año no se preocupó mucho, sabía que de todas maneras saldría con certificado de secundaria.
El sábado llegó. Por la mañana estuve jugando pelota con los amigos de siempre, en ese entonces nos vacilaba jugar los viernes por la noche y los sábados por la mañana. Ahora que lo recuerdo, debíamos de tener un físico tremendo.
Pasada la hora del almuerzo me dediqué a jugar en mi consola de Super Nintendo, volví a derrotar a los ocho Koopas de Súper Mario Bross y dediqué el resto del tiempo a deambular por el MSN.
Me encontré con Karolina, una chica con quien andaba saliendo y durante la charla salió el hecho de vernos más tarde. El tiempo que chateamos olvidé por completo el tema de la graduación, uno se solía olvidar de todo cuando se enfocaba en las conversaciones de MSN. Resolvimos vernos a las siete de la noche en el Cine Benavides (obviamente no íbamos a entrar a ver una película, solo era el punto de encuentro).
Mis padres estaban distraídos viendo televisión cuando salí de casa. Todo fue tan natural, pedir dinero, decir que iba a salir un rato y rosear por todo el cuerpo el perfume que se hallaba sobre el mueble.
Treinta minutos después bajé en el cine y vi a Karolina mirando hacia todos lados, llevaba una cartera, zapatos de tacón (no entendía el motivo) y casaca de jeans para darle una buena combinación al resto de su atuendo.
—Hola, que milagro que vienes puntual— me dijo sonriendo—. Ella siempre sonreía, creo que le daba risa verme o de repente mi forma tan fresca de ser.
—Es que no quise que esperaras como la vez anterior— respondí— y nos saludamos con un beso en la mejilla.
—¿Adónde vamos— quiso saber—, —Pues, por ahí a pasar el rato— le dije— y comenzamos a andar. Siempre me gustó caminar.
Llegamos a un parque cercano a la avenida Caminos del Inca y nos quedamos sentados en una banca para conversar de todo un poco. Con ella se podía hablar de todo, eso me agradaba. Sin embargo, en medio de una interesante charla sonó mi celular.
¡Era mi viejo quien me estaba llamando! Y lógicamente no quise contestar; pero Karolina, al ver que obviaba la llamada, empezó a cuestionarse. A veces suele pasar que estas saliendo con alguien, recibes una llamada que no puedes responder y esa persona comienza a dudar y se pregunta, ¿Quién llama que no quiere contestar? Lo gracioso es que no podía decirle la verdad porque me diría, seguramente en un ataque de moral, que vaya a la graduación y era lo que menos deseaba en ese entonces. Por otra parte, el celular no paraba de vibrar, sonar, y para colmo el sonido era irritante (No como ahora que puedes elegir una canción estupenda).
—¡Contesta de una vez! — dijo ella cuando intenté seguir la charla ignorando la llamada—. No estaba seguro si me lo dijo por saber quién era o por dejar de escuchar el ringtone maldito. La cuestión es que respondí la llamada.
—¿Dónde estás? — fue lo primero que escuché—, —Estoy en Surco con una amiga—. Karolina cambió de rostro. —Sí, en un rato voy a la casa—. Ella seguía molesta, su rostro lo evidenciaba con facilidad.
—Por si acaso es mi viejo, eh—. Continuaba enojada, esta vez mirando hacia el frente como quien piensa que decir al terminar la llamada.
—Karo, es mi Papá, eh— le dije tapando un auricular— y mi viejo que me seguía preguntando: ¿A qué hora vienes? Es la graduación del colegio y tienes que ir.
—No voy a ir, estoy haciendo otras cosas—, —Es mi viejo, te estoy diciendo— le dije porque la vi muy seria—, —A ver, demuéstralo— dijo con una voz fastidiada— y entonces le puse altavoz y pudo escuchar algunos de los gritos que me propinaban.
—Pero, ¿No vas a ir a tu ceremonia? Tienes que ir, es importante. No puedes faltar, han ensayado para eso—.
—¿Ves? —, —Si; pero de qué ceremonia habla. ¿Es importante?—.
—Viejo, no voy a ir. Más tarde voy a la casa— le dije— y se terminó la llamada.
Karo era muy curiosa, por eso tuve que contarle todo y en lugar de obligarme a asistir se le ocurrió decirme: Si que eres recontra fresco, te gusta hacer lo que quieres. Y era verdad, en aquellos tiempos me agradaba poder realizar lo que se me antojara.
Lo siguiente que hicimos fue abordar un taxi e ir a Larcomar mientras que mis compañeros de colegio se reunían en la graduación.
Lo gracioso fue que al llegar a casa mi vieja me dijo: Toma tu anuario.

Fin