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viernes, 10 de julio de 2015

Los peces

- Me interesa bastante la vida en el mar, no muchos saben que me apasionan los tiburones y siento bastante curiosidad e interés en las distintas especies de habitan en las profundidades de los océanos.
Mi eterno favorito es el Megalodon, tiburón prehistórico que vivió hace millones de años, en segundo plano me interesan las otras especies, de ser gigantes y prehistóricas, mejor.
Acostumbro a deambular en Youtube observando distintos documentales, en Google buscando información e imágenes y demás, todo acerca de la increíble vida de los seres acuáticos.
Comento uno de mis pasatiempos previo al relato que voy a contar.
Caminábamos por la acera de una avenida rumbo a un centro comercial cercano a mi casa cuando nos detuvimos un instante a observar en la vitrina de una veterinaria. Mira Bryan, que bonitos, dijo mi novia muy emocionada. Si, están chéveres, respondí contagiado por su entusiasmo. Propuso entrar y lo hicimos inmediatamente. Dentro vimos una gran cantidad de variedad de peces, cangrejos pequeños y hasta arañitas acuáticas. El empleado se nos acercó al vernos interesados; aunque más bien éramos curiosos. Preguntó: ¿Alguno en particular? Estábamos de paso y nos quedamos mirando, respondió mi flaca con una sonrisa, el señor muy amable empezó a explicarle sobre las especies que tenía, yo estaba a su lado escuchando lo que informaba y por ratos contemplaba los otros peces víctima de una gran curiosidad.
No quisimos salir de la tienda; pero tuvimos que hacerlo y continuar nuestro trayecto rumbo al centro comercial. Ya no hablábamos acerca de temas futboleros, películas, futuros viajes ni amores de nuestros amigos, ahora el tema eran los peces en las vitrinas y la posibilidad de tenerlos.
Muchas veces pensamos en un montón de cosas que queremos tener o realizar y a veces las dejamos pasar, porque si nada más. Sin embargo, mientras comprábamos algunas cosas en el centro, pensábamos en los peces e ideábamos la manera de tenerlos.
Claro que eran pensamientos únicos, todavía no nos animábamos a expresarlo; aunque intuíamos que estábamos seguros que aceptaríamos. Es curioso, a veces pienso que nuestras mentes están conectadas.
Amor, ¿Y si tenemos peces y los cuidamos en tu casa?, Preciosa, ¿Y si compramos los peces y los cuidamos en tu casa? fueron las preguntas. Que quien lo dijo primero se hace irrelevante. Lo siguiente que ocurrió fue que sonreímos y reímos. Un instante después, regresamos entusiasmados a la tienda y es singular como cuando estas emocionado el camino se hace rápido.
El señor todavía se hallaba en el lugar y le comentamos cuales serían los peces con los que podríamos empezar.
Comenzó por explicarnos un centenar de cosas, entre ellas, los cuidados, las comidas y el mantenimiento de la pecera, al final, los peces que elegiríamos deberían tener el mismo cuidado. No obstante, ¿Qué tamaño de pecera van a querer tener? Fue la pregunta del tipo que no nos habíamos realizado, lo que ocasionó nuestra risa y luego una mirada que señalaba, ¿Qué decidimos? La primera decisión había sido tenerlos, la segunda en su casa y la tercera sería, ¿Cuántos? Como andábamos afanados con el tema de tenerlos y a mí me encantan los peces, resolvimos escoger varios. Cada uno escogería un par y recorrimos el lugar para hallar alguno a nuestro gusto o tal vez por intuición o de repente por el valor (no sabía que costaban tanto algunos peces). Al final decidimos comprar una pecera -se podría decir, grande- y varios peces de distintos colores, bonitos y divertidos todos. Inclusive, también adoptamos un par de cangrejos bebes y unos caracoles.
Tuve que detener un taxi para llevarnos a todos los peces a su casa, lógicamente, con el debido cuidado. Al llegar armamos la pecera de la mejor manera posible y los dejamos en su nuevo lugar. Obviamente le sacamos algunas fotos (para el Facebook) y nos dimos cuenta que a diferencia de otras mascotas, los peces solo se quedan ahí.
Con el tiempo se fueron muriendo algunos lo que ocasionó tristeza, el señor nos indicó que solían vivir poco; pero naturalmente fueron reemplazados por otros.
Los peces incrementaron en número y puedo afirmar que tenemos más de los que teníamos al inicio. Viven de las mil maravillas en la pecera, recibiendo sus respectivas raciones de comida y compartiendo hogar con caracoles y cangrejos pequeños.
Curiosamente ninguno tiene nombre, los llamamos por el color que reflejan.
Definitivamente, me encantan los peces.

Fin

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