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jueves, 1 de septiembre de 2016

Los suegros

- ¿Les agradas a los padres de tu chica? A veces no le caes bien ni siquiera al perro. 
Una vez hace años regresaba a la casa de mi chica tras haber comprado en un supermercado. Yo había dejado mi morral en el mueble y al volver noté algo distinto no solo en la posición del objeto sino en lo de adentro. Qué raro, pensé y empecé a acomodar mis cuadernos, agenda, libros y esas cosas que llevaba a clase.
No pasó mucho tiempo para que mi enamorada estuviera distinta, por eso, tras preguntar, ¿Te sucede algo? Me pidió para hablar. Nos sentamos y luego de algunos comentarios me dijo: ¿Fumas hierba?
Cuando me invitan, le dije con humor; pero ella no se rió. Yo tenía dieciocho años si bien recuerdo, estudiaba Diseño de moda y naturalmente, los creativos a veces hacían alguna que otra cosa para inspirarse. 
Si, o sea, he probado, tampoco soy un adicto, le dije sin sonrisas. Pero, ¿Cómo es que de repente me dices todo esto? Añadí. Lo que pasa es que mi mamá encontró esto en tu morral. Lejos de haberme mostrado la bolsita y puesto en modo consejera, me llegó altamente que rebuscaran mi bolso. Fue terriblemente incómodo. Lo más vergonzoso fue que también dijo, mi vieja ha visto una caja de preservativos. No volví a esa casa. 
En otra ocasión, con otra chica, me sucedió algo muy singular. Ella tenía su mejor amigo, un sujeto común y corriente cuyo único parentesco con el resto de mejores amigos de mis respectivas novias, es que yo no le caía bien. 
Voy a realizar una confesión: Me encanta no caerle bien a las personas, debe ser aburrido agradar a todos. Yo soy como soy y si no les agrado, genial. Total, quien me debe querer es la flaca.
Este sujeto me tildaba de borracho, anteriormente fui drogo. Yo en ese entonces, allá por el 2004, andaba de fiesta en fiesta, me daba el cuerpo para beber desde el jueves y terminar el domingo. Entonces, esta sabandija, le decía todo a mi entonces chica, exageraba todo lo que yo hacía, porque, para bien o para mal, teníamos amigos en común y los chismes vuelan y se tergiversan, sobre todo cuando quieres joder a alguien. 
Una vez, cansado de tanta hipocresía por su parte le hice el pare tan fuerte que nunca más volvió a meterse conmigo. 
Un tercer acontecimiento ocurrió en mi memorable 2009, a mi me gusta pasar desapercibido, no me agrada ser el centro; pero era una reunión familiar, en una casa enorme y con tragos sobre la mesa. Exquisitez absoluta para este joven escritor.
Yo tenía una fiesta y había quedado con mis demonios en juntarnos a las 11pm en el Ovalo Higuereta. Me hallaba en San Miguel, debía de salir a las 10pm y detener la S. 
Su hermana, -valga una gran verdad, nunca hablamos más de tres palabras- pero no me pasaba. Algunas veces escuchaba cuando decían: Afuera esta tu novio, el frescazo ese.
Me daba risa el término, de repente por mi espontaneidad para con la vida y el optimismo junto con la sonrisa que siempre van de la mano. Ella era una amargada, cuarentona y sin hijos, yo no le caía bien porque era muy natural.
Esa noche, cuando hablaba con mi chica para comentarle que me iría a la hora pactada, ella me reclamaba aseverando lo que he escuchado por años de parte de mi séquito de chicas: Bryan, ¿Por qué no pasas tiempo con mi familia? Ellos te quieren conocer mejor, deberías compartir con los míos.
Antes que yo diga algo, la hermana interrumpió: Si se quiere ir, que se vaya pues, total, aquí nadie lo pasa al frescazo ese.
La entonación fue sumamente agresiva y el involucrarse en hechos terciarios fue patético. Yo no dije nada, la vi y abrí los brazos en señal de, ¿Qué fue? Mi chica le respondió: Ocúpate de tus asuntos.
Y la hermana añadió: Pareces tonta detrás de este tipejo.
Cuando oí esa palabra en tono burlón y agresivo, le dije: Con razón estas soltera, nadie te debe soportar. Amor, me voy a quedar, es mejor estar contigo que son mis amigos. La cogí de la mano y nos fuimos.
Todo lo que debería haber tomado en la fiesta lo hice en su casa y realicé algo que ocurre con normalidad: Socializar cuando estoy con tragos encima. El resultado, conocieron a un tipo agradable. Esa noche hasta me gané a su padre. Fue bueno no haber ido a la otra fiesta.
Estoy intentando recordar otro suceso; pero no lo hallo en la memoria. Tengo algunos otros, es divertido no agradarle a las personas, porque un tipo que le cae bien a todos, es aburrido. Yo quiero controversias, que hablen a mis espaldas, que usen caretas y todo ese rollo, lo disfruto. Claro que luego que me conocen resulto ser un buen tipo.
A ver si ustedes me comparten sus vivencias, este es un tema muy gracioso.


Fin

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