Mi nuevo libro

Mi nuevo libro
Puedes pedirlo al WhatsApp +51 987774365

miércoles, 1 de junio de 2016

Abominable soledad

- Hace mucho que no siento el calor de un afectuoso abrazo ni las caricias de una suave y delicada mano que recorre mis mejillas.
No he vuelto a decir te amo, en mi corazón quedan cenizas de amor y cada día que pasa me hago más enemigo de la soledad que hoy me acompaña.
No comparto mi cama, prefiero mi almohada que un cuerpo extraño sobre ella. A veces me desvelo recordando el ayer y otras veces pienso en el futuro imaginando un final feliz.
Ya no tengo su miel en mis labios, ya hace un tiempo atrás que desapareció su sabor. Ahora solo están húmedos de saliva.
A veces no hay nadie a mi alrededor, solo paredes que guardan gemidos y risas.
La soledad te reemplaza, se sienta al frente mío en la mesa, duerme al lado izquierdo de la cama y sigue mis pasos cuando camino sin rumbo.
Pienso y siento que estoy solo; pero no estoy abandonado, esta abominable soledad me acompaña como si fuera mi sombra o tal vez, mi alma. Es como tu gemela fantasmagórica.
Ya perdí la esperanza que la siguiente persona en tocar la puerta seas tú con tus maletas, ya no creo en el milagro de verte acostada al amanecer y hace mucho tiempo que no le pido a las estrellas el deseo de volver a verte.
Los latidos de mi corazón anuncian que aún tengo vida, la mente solo muestra imágenes de nuestra historia. Estático frente a la ventana contemplo un jardín en donde poco a poco las flores se van marchitando, casualmente, como lo fue nuestro amor.
Ya hace algún tiempo atrás que dejé de creer en Dios, dicen que nunca te abandona, creo que ya se alejó de mí.
Esta abominable soledad es quien ahora me acompaña, se coloca a mi lado para escucharme; aunque nunca responde siento que me oye y comparte mis penas. O tal vez, se burla, que se yo.
Es silenciosa, omnipresente y comprensiva esta maldita soledad que siento a mi lado.
Ya hace bastante tiempo que no escucho una risa, que una carcajada no me contagia y que una mano amiga no me ayuda a levantarme.
Me he olvidado del mundo exterior. Ya hace bastante tiempo que no salgo de aquí. Estoy encarcelado teniendo como compañera de celda a esta abominable y maldita soledad que se burla de mí.
Los humanos me han abandonado o me he alejado de ellos. Contemplo las flores que se marchitan con el paso del tiempo por las mañanas, por las tardes recuerdo lo hermoso que fue el ayer y por las noches cierro los ojos para soñar con un futuro precioso.
Perdí la sensación del tiempo, ya no se qué día es hoy y mucho menos que fecha.
Empiezo a perder la razón, a veces mi mente se nubla y otras veces mi corazón deja de latir por pequeños instantes.
Ya han pasado muchos años. Aún esta abominable soledad me acompaña entre estas cuatro paredes que son mi hogar y mi celda.
Ya no siento hambre, tampoco sed. Los latidos de mi corazón se desvanecen y los ojos levemente se cierran.
Veo una luz que aparece desde el cielo, ya no puedo moverme. Estoy volando y dirigiéndome hacia muy arriba. Alguien me está llevando a sus dominios.
Ya no tengo a esta abominable soledad junto a mí. Ahora todo es alegría y ya no tengo recuerdos porque alguien me borró la memoria.
Estoy arriba con un amigo que no pensé conocer, más allá de las nubes y estoy en paz.

Fin

No hay comentarios:

Publicar un comentario