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domingo, 12 de junio de 2016

Ayer me ocurrió algo curioso

- Ayer me ocurrió algo curioso. Por un asunto personal y no académico, salí molesto de clase. No me hizo ni cosquillas el halago del profesor acerca de mi trabajo. Andaba de malas. 
Encendí un pucho y caminé a paso lento porque nadie me esperaba, cuestionando algunos asuntos y manteniendo el rostro serio. De repente, una muchacha cruzó y viéndome fijamente me dijo, ¿Bryan, eres tú? Me detuve, la vi; pero no la reconocí. Antes de preguntar su nombre, añadió, soy la hermana de Claudia, tu ex.
Ah, hola, ¿Qué tal? A los tiempos, te ves enorme, le dije y nos saludamos con un abrazo.
Acabamos de llegar de Italia, dijo emocionada, no sé si por el viaje o por verme. Oye, mi hermana te trajo una postal de Atenas, sabe que adoras ese lugar, añadió de un modo sospechoso.
Europa es divina, dijo enseguida con la típica voz irritante de las chicas fresa.
Qué bueno, qué bueno, me saludas a tu mamá, le respondí y avancé. Oye, no te vayas, ¿Cuánto nos juntamos? Mi hermana quiere verte, hace años que no sabe de ti. Además, le da roche agregarte al Facebook. Me dio risa ese último comentario.
En algún momento de la conversación me sentí pesado, era como si trasladaba mi malestar hacia otras personas, yo no soy así, por eso, resolví responder: Claro, hay que juntarnos para tomar unos rones.
Claro, Claudia habla mucho de ti, ha leído tu Blog… En ese momento, maldije para mis adentros, porque añadió, escribiste sobre ella. Dijo que así no son como fueron las cosas. Pues, no me consta, yo era muy chica cuando ustedes estaban. Sonrió enseguida. Ese comentario me hizo sentir viejo.
Francamente, escribí eso porque me gusta escribir y suelo hacerlo acerca de experiencias propias.
Pero, Bryan, para ser sincera -se acercó más en ese instante- y dijo: Ella todavía te quiere.
¿Recuerdan mi mal humor? ¡Se fue por completo con esa frase! Empecé a reírme como un loco.
Luego de tanta risa, dijo como si nada hubiera pasado, dame tu WhatsApp (su pronunciación fue muy peculiar). Se lo di y añadí con humor; pero no se lo des a tu hermana.
Treinta minutos después, me escribe alguien diciendo: Hola Bryan, perdona que te escriba, soy Claudia. ¿Podemos hablar?
La dejé en visto y me hice una pregunta, ¿Quién te escribe luego de siete años?



Fin

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