Mi nuevo libro

Mi nuevo libro
Puedes pedirlo al WhatsApp +51 987774365

miércoles, 8 de junio de 2016

10 son demasiados

— ¿Qué planes para hoy?, pregunta York.
— No lo sé, vamos a ver que sale, le respondo.
—Estoy hablando con La Loca, acoto enseguida.
— ¿La Loca?, pregunta intrigado. Agrega un par de iconos en señal de sorpresa, lo cual me produce risa.
Escribo dos reglones de risas y añado: Me ha dicho para ir a una reu en su casa.
— ¿Quiénes van a ir aparte de nosotros?, pregunta. Nuevamente agrega iconos referentes a sorpresa. Y yo de nuevo acoto risas. Esta vez solo un reglón.
—Ese es el problema. Solo quiere que vayamos los dos.
— ¿Y ahora qué le vamos a decir a los demás?
—No se pues, huevonazo. ¿Y si vamos los dos nomas?
—No seas gil pues. Tenemos que ir con la gente para hacer chongo.
Agrego risas. Medito un rato y le digo: Yo quiero estar con La Loca, sabes que me gusta.
York se caga de la risa, sus risas superan los cinco reglones de la conversación del MSN.
—Ya, ya, ya. La cosa es que tenemos que ir con la gente.
—Yo también quiero lo mismo; pero, ¿qué podemos hacer?
—Si esa huevona quiere contigo, seguro que no va a decir nada si vamos con todos.
—No es mala idea.
—Claro pues, gil. Eso de ley. Hay que ir con la gente, más chévere pues.
Esta vez no acota risas. Parece una charla seria.
Entonces, yo agrego las risas y añado: Ya carajo. Vamos con todos los demonios nomas.
—Claro pues bro. Con la gente es mucho mejor.
—No es que no haya querido ir con todos; pero es que eso fue lo que me dijo.
—No le digas a nadie sobre eso.
Ese comentario me hace cagar de la risa.
—Obvio pues, no voy a decir nada. Vamos con todos nomas carajo.
Un par de horas más tarde, se aparece en mi casa bien vestido y perfumado, fumando un cigarrillo y aparentemente ansioso.
—Oye, ¿A qué hora nos vamos?
—Supongo que en un rato. Ya vienen los demás.
Mi casa siempre es el punto de encuentro.
York entra a mi habitación y se recuesta sobre la cama arrojando el humo hacia arriba.
— ¿Vas a agarrarte a La Loca?, pregunta en un tono gracioso. En verdad, su voz es graciosa.
Me cago de la risa mientras me voy peinando frente al espejo.
—Invítame un cigarro.
Me entrega y le pido encendedor.
— ¿Tanto se demora la gente?, pregunta desesperado.
—Se demoran un huevo esos desgraciados, se responde igual de ansioso.
En ese momento toca el timbre. Bruno abre la puerta y me dice: Ha venido Clo, Stryker y Galleta.
— ¿Galleta?, se pregunta York al escuchar.
—Será pues, le digo.
Bruno sube conversando con Galleta mientras que Clo y Stryker conversan entre sí.
Todos entran a mi enorme habitación, Clo se sienta al lado de York, Stryker y Galleta se quedan parados a un lado y Bruno en el medio de ambos.
— ¿Ya estamos todos listos?, pregunto intentando apurar a los demonios.
—Falta Diego, ya está viniendo, dice Bruno.
—Vamos a esperarlo pues, comento. Nadie dice algo referente a ello. Solo atinan a encender sus respectivos cigarrillos.
Diego llega junto a Rockdrigo y Philip. Entran a mi casa, para entonces ya nos encontramos en la sala.
—Nadie más falta, ¿no?
En ese instante, toca el timbre Kerry junto a Cheta.
—Abran la puerta a ese par de miserables, dice Diego. Y todos nos cagamos de la risa.
—Listo, nos vamos chicas, digo para todos.
—Vamos yendo que se hace tarde, dice York.
—Pero antes vamos a la tienda a comprar trago, comenta Diego.
—Claro, vamos a comprar los rones antes de ir, acota Clo.
Salimos de mi casa todos en fila india y afuera vemos a Baraka hablando por teléfono y fumando un cigarrillo.
—Huevonazo, ¿Dónde estabas?, le pregunto. Este sonríe con esa enorme sonrisa de llama y me saluda con un abrazo.
— ¡Ya estoy aquí, carajo! ¡Vamos a beber y a cachar!, dice muy efusivo y todavía manteniendo la tremenda sonrisa que se maneja.
Todos nos cagamos de la risa al escucharlo expresarse.
Vamos a la tienda caminando en mancha, fumando cigarrillos y hablando centenar de cosas sin sentido. Clo, Baraka y Stryker comienzan a conversar a un lado, Diego, Bruno y Philip hacen lo mismo, Kerry y Cheta se ríen de algún chiste mientras que Galleta y Rockdrigo se encuentran a mi lado hablándome estupideces. Me hacen cagar de la risa.
York se encuentra pensativo, tal vez imaginando que fue mala idea llamar a todos. Pero le resulta gracioso, por eso comienza a reírse sin motivo alguno.
— ¿De qué carajos te ríes?, pregunta Baraka.
—Cuenta el chiste pues, dice Diego.
Entramos a la licorería y la llenamos.
—Chicas, veinte soles por cabeza, alzo la voz. Pero pocos dan esa cantidad, algunos diez, otros quince, a veces diecisiete, etc.
La cuestión es que logramos comprar cuatro rones con sus respectivas gaseosas y cada uno se compra su cajetilla de cigarrillos para no compartir.
No cabe duda que Clo y Stryker la llevan, la tienen en una cajetilla de cigarros aparentemente vacía. Se encuentra en uno de los tantos bolsillos que tiene el pantalón de Clo, preparado exclusivamente para eso.
Yo lo sé y todos lo saben; pero no todos le van. Hacemos chistes sobre eso.
—Esperemos que esa merca este buena, eh, lanza Diego.
Clo se caga de la risa y responde: Es la que mató al Papa.
Nos cagamos de la risa.
—Quiero dos muertos para estas dos fosas, comenta Baraka.
Y resulta demasiado chistoso dicho comentario. Todos volvemos a cagarnos de la risa. Salimos de la tienda con las respectivas bolsas llenas de rones y gaseosas y nos dirigimos a la avenida.
—Tenemos que ir en dos taxis, sugiere Bruno.
—Cheta, Kerry, Bruno, Philip y Rockdrigo vengan conmigo, sugiere Galleta. Y se empeña en detener un taxi, el primero que se asoma.
Diego, York, Clo, Stryker y yo nos vamos en otro auto.
Casualmente, a pesar de salir varios minutos después, fuimos los primeros en llegar.
No era una casa, era un depa.
—La putamadre, es un depa, comenta York.
—No me jodas, añado enseguida.
— ¿Quién va a tocar la puerta?, dice Clo.
Nos quedamos pensando un rato, no sabemos si tocar o no, tampoco estamos seguros si nos van a dejar entrar.
Enseguida, llegan los demás haciendo bastante chacota. Gritan y hasta creo que Bruno llega a jalarle el cabello al taxista. Galleta muriendo de la risa se baja y empieza a aplaudir al tiempo que sonríe. Bruno desciende riendo, el chofer esta ruborizado, le han jalado el cabello en señal de suma confianza. ¿Qué carajos habrán hecho durante el trayecto?, era una pregunta interesante y a la vez divertida.
Cabe resaltar que Galleta vestía con un polo completamente rojo, una bermuda amarilla y sus típicas zapatillas de astronauta. Para nada llamativo.
Este sujeto empieza a abrazar a Bruno y ambos comienzan a caminar como una pareja de homosexuales produciendo la risa de muchos.
Cheta y Kerry tampoco dejan de reír y sorprendentemente realizan el mismo acto. Claro que este no fue gracioso, sino patético; pero igual nos produce gracia. Lo estupidez también da risa.
—Ya estamos todos, dice York.
—Voy a tocar la puerta, le informo al grupo.
Pero nadie me hace caso, siguen riéndose del mismo chiste y fumando cigarrillos.
Toco la puerta un par veces y cuando esta se abre, instintivamente todos se esconden a un lado tal cual niños cuando recién van a una fiesta.
— ¿Qué carajos?
—Me lo imaginaba.
Son mis palabras antes que La Loca abriera la puerta.
—Hola, dice y me abraza.
Esta preciosa. Viste de blusa con lentejuelas, falda y zapatos de tacón, me encanta.
—Soy capaz de irme contigo y no volver a ver estos malditos, me digo para mis adentros.
Sonrío y le digo: Feliz cumpleaños, preciosa.
—Muchas gracias, dice y todavía me mantiene abrazado.
—Pasa, pasa, acota enseguida.
—Está bien; pero…
— ¿Pero qué?, dice. Y enseguida observa a un lado, donde se encuentran todos escondidos como idiotas.
El gesto que realiza lo dice todo. No todos pueden entrar, es obvio.
Ella lo sabe, yo lo sé, —Bueno, lo sabía.
—Sabes que no pueden entrar todos, dice lo obvio.
Pero York intercede: Ya pues, Patty, tenemos que entrar todos.
Ella se caga de la risa en señal de burla.
—Estás loco, le dice.
—Mi depa es pequeño. Todos no van a entrar en la sala.
—La putamadre, pienso para mis adentros.
— ¿Qué chucha hago ahora?, me pregunto. Necesito hallar la respuesta lo más pronto posible.
Patty sonríe, está más rica que no dejo de mirarla. Me encanta, me la quiero chapar de una vez.
Ella me queda mirando, sus ojos evidencian algo, me está dando una señal, puedo sentirlo, puedo descifrarlo. O tal vez, este alucinando. Sea como sea, necesito hallar una solución para tan jodida situación.
— ¿Entro a la reu a quedarme con La Loca durante toda la noche o me voy con Los demonios a chupar a algún puto lugar?
Diez segundos después, me encuentro con tremenda mujer realizando juegos previos al acto sexual sobre una cama con sábanas rosas y paredes repletas de espejos.
Después me los encontré chupando en un parque, nos empatamos y nos cagamos de la risa de la situación.
Nota: Nunca vayas a una reu con más de diez personas.

Fin

No hay comentarios:

Publicar un comentario