El favor de un amigo

- Un amigo me pidió un favor. Quería que le entregara una carta dentro de un sobre a alguien en particular. Debía de ir hasta su casa -de hecho, muy lejos de la mía; pero curiosamente donde últimamente frecuento- tocar el timbre, esperar que saliera algún familiar o en el peor de los casos, ella y dársela sin darle remitente. Ella no te conoce, aseguró. En ese momento, me sorprendí y pregunté, ¿Por qué no decir tu nombre? Si resulta muy romántica tu idea. Sonrió como quien olvida contar un detalle y respondió: Hace siete años que no estamos, en la carta no le explico que todavía la amo, solo le pido disculpas y le agradezco. Fue una ironía muy singular, era inevitable conocer el fondo del asunto.
Me explicó, entendí y la frase: Quiero disculparme por mis errores y agradecerle porque al alejarse me convertí en una mejor persona, se quedó en mi mente durante mucho tiempo.
Resolví ir a entregar la carta; aunque en el camino se me hacia imprescindible el hecho de leerla. De hecho, me dieron muchas ganas, suelo ser muy curioso; sin embargo, ganó la privacidad.

Nunca supe que decía en la carta, se veía extensa por el grosor del sobre. Su madre la recibió excusando que su hija andaba en el trabajo, pensé, ¿Por qué no enviársela al trabajo? Quizá, mi amigo prefirió la noche, para que llegara y la leyera sobre la cama. Pero, han pasado siete años, ¿Qué podría sentir? Tal vez, lo que él necesita, ofrecer disculpas y lo que ella le dio, aprendizaje.

Fin