Mi nuevo libro

Mi nuevo libro
Puedes pedirlo al WhatsApp +51 987774365

miércoles, 18 de mayo de 2016

Olvidé que te amaba

- Olvidé que te amaba. Y entonces, obvié esas ganas tuyas -que nunca comprendí, porque siempre creí que se trataba de una utopía- de querer que todo ande bien.
A ti te bastaba con eso y por eso, siempre sonreías. Además -y ahora entiendo- el porqué de tu eterna paciencia para con mis inmadureces que jamás aprendieron a comportarse.
Y nunca entendí, esa manía tuya, de tratarme como a un rey sin corona, cuando más bien era un tirano condenado a ser prisionero de mi soledad. La cual -casualmente, voy a decir erróneamente- me condenó a la eternidad.
Eras la mujer ideal -perdón que te lo diga ahora, tras haber mantenido años de relación amorosa y no haberlo mencionado- pero es como dijo un irresponsable escritor que una noche, pensando en una musa y escribiendo en su teclado, agregó: “Amas más cuando pierdes, olvides lentamente cuando no amas intensamente”.
Y es natural que te extrañe, sabrás. E irónicamente, es natural que me hayas olvidado, sabré.
Te he escrito un centenar de cartas, pero ninguna he logrado enviarte. Tal vez, no he tenido ni siquiera la valentía de colocarlas en el buzón.
Y pensar que… Hubo un tiempo en donde pude haber gozado de tu presencia, impactado diariamente con tu belleza, iluminado constantemente con tu sonrisa, cobijado todas las noches en tu regazo y verte despertar todas las mañana; pero decidí lo sencillo, lo efímero, lo estúpido, relacionándome -no voy a decir sentimentalmente, pero si sexualmente- con alguien que buscaba solo intercambiar fluidos, mas no sentimientos.
Cuando te enteraste de mi aventura, cuando supiste que el hombre ideal se acostaba con dicha efímera mujer, los ideales se destruyeron con facilidad, los sueños se fueron a llorar, la decepción fue inevitable -y dolorosa- y yo que no tuve ni siquiera la caballerosidad de colocar tus maletas en aquel taxi que detuviste con lágrimas recorriendo tus mejillas. Y supe que al abordarlo no volvería a mirarte. Y no supe qué tiempo después te estaría escribiendo esta carta con lágrimas en los ojos.
Perdón -sí, suena patético o de repente te provoca gracia- pero es
una frase sincera, aunque debí haberla dicho hace mucho. Y sé que tu bondad me va a responder asintiendo con tu cabeza.
Disculpa si me he atrevido a escribirte, no intento malograr tu estabilidad, mucho menos voy a reaparecer, solo te quería decir que lo siento mucho.

Fin


No hay comentarios:

Publicar un comentario