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martes, 31 de mayo de 2016

¿Adónde van?

- ¿Adónde van las personas cuando el corazón decide detenerse? Quisiera poder acercarme un poco a ese lugar -sagrado, tal vez- y poder rozar levemente algunas manos que dejé de acariciar. Pero despierto de repente y este sol de primavera me sonríe. Y siento que es su presencia quien se presenta con el alba de este amanecer. Que el dueño de los cielos mantenga tu alma encendida, y que los ángeles envidien tu belleza, hasta que mi alma converja con la tuya en los campos elíseos, como un susurro tuyo me dice cada noche.
Ella era increíble. Llevaba siempre bien puesta su sonrisa y me encantaba cuando de repente -y sin ninguna razón aparente- me abrazaba adjuntando a aquel acto cariñoso un conjunto de palabras bonitas -todas, sumamente halagadoras-. Ni siquiera sabía que tenía aquello a lo que hacía alusión. Era tan dulce, como la miel que derrochaban sus labios. Y ese aroma que brotaba de su cabello, en definitiva, el perfume más exquisito. Era hermosa y a veces pienso que por eso Dios quiso quitármela, es que quizás creyó que era un ángel que se escapó. Sin embargo, algunas noches, le pido que me la devuelva, es que existen días que sin ella no tienen luz.
Jamás pensé que podría amarla como la amé. Y aunque debería corregir la frase y decir: Jamás pensé que podría amarla como la amo. Es que todavía la amo y aunque su presencia haya desaparecido siento que ese aroma que brotaba de su ser aún deambula por mi habitación.
Allá arriba, más allá de las nubes y estrellas, se encuentra caminando entre ángeles y amigos que se fueron. Es feliz, lo sé.
Y me alegra profundamente que lo sea.
Sin embargo, no dejo de preguntarme algunas veces, ¿Por qué Dios siempre se lleva a las almas puras? ¿Es que piensa que son ángeles? O, ¿Desea llenar el paraíso con vuestra presencia?
Tal vez nunca vaya a entenderlo. Ella lleva algún tiempo allá y yo sigo aquí. La extraño, a veces, la extraño. Y es cotidiano que me haga falta, aunque su recuerdo intente consolar mis días sin luz.
Existen veces en donde le robo a Dios su presencia y logro tenerla a mi lado por breves instantes llenos de luz. Y aparece frente a mí repentinamente y no es que pierda el tiempo diciéndole cuanto la extraño o cuanto la amo, porque lo sabe, sino que disfruto de su presencia a pesar que aquella sea efímera o tan solo se trate de pura imaginación.
Tantas veces siento rozar tus manos sobre mi piel, algunos Déjà vu me llevan a ti y a pesar que el tiempo avance siempre voy a sentir un incondicional amor hacia ti.
Dentro de mí eternamente habrá un espacio para usted.

Fin

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