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lunes, 28 de marzo de 2016

Hoy me siento solo

- Últimamente me siento solo. Hoy estoy solo. Ya no hay nadie, solo esta soledad.
Al inicio no me da cuenta, paraba bastante tiempo con mi novia, disfrutábamos del tiempo juntos, desarrollábamos planes y realizábamos actividades rutinarias, que lejos de ser aburridas, resolvían ser siempre divertidas. Pues, naturalmente, las anhelo y extraño. Ella se encuentra lejos (por el momento) y yo intento distraerme con lo que amo, la bendita escritura. 
Es cierto que me quita bastante tiempo el asunto de andar creando historias, nutrir a los polifacéticos personajes y darles distintas vidas, es un trabajo maravilloso, a veces arduo, notablemente liberal; aunque muchas veces no tan valorado, pero el asunto es ser feliz con lo que uno hace y yo como siempre reitero, adoro mi trabajo y no lo cambiaría por nada. ¡Cambiaría a la persona que no valora lo que hago! Y lo hice, gracias a Dios.
Pues, manteniendo el tema de la soledad, la primera noche que no estuve con mi gorda, me sentí distinto. No era ese aire a libertad que muchos podrían decir a carta cabal y andar desparramando alegría y euforia. No ocurrió eso por la grandiosa sensación que siempre fui libre. Ella no me ata, me deja ser y yo la dejo ser, ambos somos tal cual y nos amamos por eso, ¿maravilloso, no? Yo agregaría, dichoso.
En ese tramo de tiempo, luego de haber creado algunos cuentos basados en experiencias pasadas con mis amigos, quise realizar una actividad, pensé en ver una película o preparar algo de comer; pero, ella no estaba y a pesar de poder llamarla y charlar, entablar una plática sobre nuestros actos rutinarios y ponerme mucho más feeling, sabía que no estaría aquí y no haríamos lo que solemos realizar.
Enseguida, se me ocurrió llamar a un amigo, un primo, mejor dicho, iba a proponerle ver una película con un par de chelitas. Le dije y respondió con cortesía: Primito, estoy en la chamba. ¿Te parece el fin de semana? Mi segunda opción fue otro amigo, alguien con quien paro desde tiempos ancestrales, estaba seguro que podría verlo y pasar el rato, de repente conversar sobre los sucesos personales y liberarme un poco.
Estoy en la casa de mi flaca. Luego te escribo.
No decliné, todavía me quedaban algunos nombres. El hecho de decir “algunos” me apena, porque no tengo en mi registro los teléfonos de mis otros camaradas. Éramos inseparables en tiempos pasados, para aquí y para allá, a todos lados juntos; pero el tiempo fue pasando, las juergas disminuyendo, las reuniones también, el plan H se fue y las conversaciones vía MSN caducaron. Muchos de ellos evolucionaron en el sentido amoroso y se casaron. Otros mantienen relaciones estables y digo estables porque conviven, se ven seguido, mantienen un registro de actividades, incluso, tienen hijos y hasta planes a futuro. Ya no piensan en juergas ni hueveo por la calle, ni siquiera en charlas graciosas vía teléfono o MSN, ellos han madurado para bien y yo estoy completamente alegre por ello.
Fui parte del clan de los sujetos con novia; pero siempre he terminado con mis chicas. Nunca sentí lo que siento ahora, suena cursi; pero es así, tengo ganas de plantarme. De quedarme con una chica para siempre, con mi gorda (por supuesto) y empezar a desarrollar una gama de actividades futuras que nos ayude a progresar como pareja y personas.
Ahora ella se encuentra en otro lugar envuelta en situaciones laborales y yo estoy aquí, solitario, frente a la computadora intentando sacar y sacar más historias, hasta de donde no salen, las saco para escribir, es que si no escribo, puedo enloquecer por el asunto de extrañar.
Después de llamar e intentar convencer a mis amigos de toda la vida que ahora se hallan felizmente comprometidos y me alegra muchísimo, quise llamar a mi amiga, pues, mi mejor amiga, alguien con quien, repentinamente, andamos distanciados. Me dijo que no puede salir a pasear, que anda ocupada por el asunto del trabajo y algunos cursos. Me resulta mentira; pero, ¿Qué puedo hacer? Algunas personas se vuelven infantiles a pesar de superar los veinte. Quizá piensa cosas que no son, que tuvimos un altercado por un tema X y la solución Y no aparece por ninguna parte. Yo soy honesto, jamás haría algo que dañe a los que quiero. Eso puede que no lo diga todo para ella, muy mala actitud; pero respeto, yo siempre respeto las composturas de los otros hasta que se den cuenta y me digan, estuve equivocado. Lo siento. De ahí todo bien para adelante porque no soy rencoso.
Últimamente me siento muy solo, los amigos que recolecté en mis casi treinta años de vida, se han ido a vivir sus vidas. Recuerdo con nostalgia todo lo que hicimos en nuestros tiempos, ahora me contenta verlos felices, ocupados con sus familias y laburos, mientras que yo, en una entrañable soledad, al frente de la computadora e intentando trabajar para no pensar, para no extrañar, para no necesitar de esa persona que se ha vuelto mi otra mitad, alguien -aunque nunca lo dije- indispensable para mí.
Yo siempre he ido independiente, recuerdo el tiempo que estuve solo, casi dos años, pues, en dicho entonces realicé un sinfín de quehaceres, pensé empezar a hacerlos, buscar aficiones, leer libros y demás; pero no puedo, porque en ese entonces estaban mis amigos, es decir; podría leer, ver películas y demás, luego salía con ellos y hacíamos divertidos los días. Ahora, como dije párrafos atrás, todos están ocupados con sus respectivas familias.
El tiempo pasa, Bryan, me dice el espejo. Y las personas se comprometen, plantan y crean universos, añade enseguida.
No soy de deprimirme, nunca me ha sucedido; pero suelo tener ratos de nostalgia, como estos por ejemplo, en los que medito al tiempo que escribo y me siento solitario en mi habitación con el trasfondo de la música que intenta acompañar.
Deseo que el tiempo avance y vuelva mi gorda, resolvamos hacer lo mismo de siempre, me vale madre porque siempre le doy emoción, entonces nunca se convierte en rutina, esa es la magia del amor.
Al final lo que este hombre quiere es tener una novia ideal, una familia, un par de hijos, el laburo que tanto amo y un dinero que caiga en un proyecto propio. Mi vida sería completa si luego me dedicara a viajar con mi gorda y promocionar mis libros en el mundo.
Mientras tanto, al tiempo que sueño ese anhelo mostrado, trato de luchar contra esta soledad, recordando los momentos con los buenos amigos (que ya no están y me alegra que no estén) y los
ratos preciosos con mi gorda (que no está; pero va a volver).
Escribir hace posible reflejar lo que hoy vengo sintiendo.


Fin



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