Mi nuevo libro

Mi nuevo libro
Puedes pedirlo al WhatsApp +51 987774365

martes, 24 de noviembre de 2015

La aparatosa caída

- Me duele la mano (De repente esto se puede prestar para otras percepciones) pero ahora que recuerdo desde esa caída en el bus me siento afectado, al punto que no puedo escribir ni cargar pesas ¡Maldita sea!
Pues, la caída en el bus es una de las menos graciosas, es que actualmente cuando te caes, duele, no como cuando eras niño que todo causaba gracia.
Todo empezó una mañana, salí temprano de casa para dictar un taller (Sí, iba a dictar una clase) y pues debía de ir reluciente y con argumentos firmes. Además, estaba emocionado, mi primera clase (suspiraba al decirlo) y bueno, la noche la había pasado escribiendo acerca de lo que diría, claro está, que obviamente, hablaría sobre mi libro. Además, siempre preguntan por el libro.
Resulta que llegué al paradero, para entonces no tenía auto, me lo acabo de comprar hace un par de semanas y facilita mi vida.
El bus andaba repleto de gente, generalmente esos malditos escolares -disculpen el termino- que cargan sus enormes mochilas (a veces pienso que llevan los cuadernos de toda la semana o hasta su cama) y se aglomeran en la entrada sin dar acceso a los que van más lejos.
Bueno, subí y me adentré en el bus colocándome exactamente en el centro, pude abrir la ventana para que el aire borrara el mal olor de algunos sinvergüenzas. A medio camino tuve la suerte que todos los escolares bajaron, al punto de dejar el bus medio vacío, lo cual fue estupendo. Pude sentirme conforme; aunque seguía parado.
De repente, otro bus, uno de la misma empresa, se colocó a su lado y ambos conductores se vieron con rostro de pocos amigos, incluso, cambiaron insultos. Que flojera andar amargado desde temprano, repartir lisuras y crear bilis. Pues, la riña no quedó en un palabreo vulgar, sino que arrancaron a toda marcha cuando el semáforo se puso en verde y yo, el único sujeto parado y obviamente, mejor vestido, salió disparado cayendo al pavimento de una manera súbita y dándose un brutal golpe en gran parte del cuerpo.
No pude contener el celular y a la misma vez el bendito maletín recién comprado y pues, uno se mantuvo en el bolsillo y el otro, para vergüenza mía, se abrió y todo el papeleo salió.
Me levanté tan rápido como pude, una chica agredió verbalmente
al chofer y cobrador diciendo todo lo que yo hubiera dicho si no me doliera tanto el cuerpo.
Ah, he olvidado mencionar que era lunes, el sábado había bebido hasta las últimas consecuencias y como estoy viejo (a mis 29 años bien vividos) la resaca me dura más de dos días. Por ello, me sentía destruido; sin embargo, el reincorporarme al instante no hizo que se notara.
Luego, bien sentado empecé a sentir los dolores en el cuerpo, generalmente en el brazo y después específicamente en la mano derecha.
Desde entonces siento mucho dolor en dicha mano y he terminado de escribir este relato en media hora (por el tema de usar una mano).
Si quieren saber cómo me fue en la clase. Pues, muy bien; aunque debí tomar una pastilla antes de entrar.
Ahora acabo de tomar otra y espero que este despreciable dolor pase y no tengan que enyesar mi mano. ¡Eso nunca! En fin, ya pasará.
Ah, les doy el gusto de poder imaginar la caída y reírse.

Fin

No hay comentarios:

Publicar un comentario