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jueves, 5 de noviembre de 2015

El señor de las empanadas

- El hotel donde estaba hospedado se encontraba ubicado exactamente al frente del terminal de buses, por ello, mayormente solía visitar dicho establecimiento para desayunar o a veces almorzar.
El presupuesto era mínimo, es verdad que había rentado un cuarto de hotel por un par de días, este contenía baño propio (no agua caliente) pero si televisión con cable y una pequeña mesa, realmente resultaba confortable para veinte soles.
Despertaba temprano y hambriento, esperaba a Vania, quien llegaba y esperaba que me diera una ducha para salir a desayunar. Entonces, íbamos al terminal de buses, no solo porque era un lugar cercano, sino porque vendían todo barato.
Allí había un señor, de quien me apena no recordar el nombre, mucho menos el rostro; sin embargo, el tipo vendía unas empanadas exquisitas, de repente, de las mejores que he probado en mi vida y eso que he visitado numerosas pastelerías y soy fanático de las empanadas (aunque ahora no tanto).
Nos sentábamos en las bancas del kiosco, ubicado exactamente en medio del terminal, era cuestión de ingresar por la puerta central y caminar de frente para ubicarnos. Siempre estaba abierto y eso que nosotros íbamos temprano.
Las deliciosas empanadas eran acompañadas con una refrescante gaseosa (en dicho entonces no era tan asiduo consumidor de café) y me gustaba la Inca Kola, a diferencia de Vania, que solo le daba un par de sorbos.
Siempre empezábamos pidiendo un par (una para cada uno) pero generalmente terminábamos consumiendo más de tres, es que realmente eran deliciosas.
Muy aparte del buen sabor, el señor atendía de las mil maravillas, era amable y atento, no faltaban las servilletas y la rapidez con la que servía, por ello solíamos visitarlo con frecuencia.
Además, cabe resaltar que era barato, uno podía desayunar y sentirse satisfecho con un par de monedas.
No tengo en mente cual fue la última vez que lo visité, de hecho, hace años que no vuelvo a esa ciudad y quizá, cuando alguna vez regrese vaya a desayunar donde el amable señor de las deliciosas empanadas.

Fin


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