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jueves, 26 de octubre de 2017

A los 30 (segunda entrega)

- Señores, ya se acaba el trago y no tenemos dinero; además, son las siete de la mañana y ya tuvimos una intensa noche. Entonces, les menciono lo que siempre les comento antes de despedirnos: Por el amor de Dios, el Diablo, Zeus o el santo que gusten, no entren a sus computadoras, abran el MSN, encuentren a su ex en línea y le escriban una sarta de estupideces basadas en sentimientos reprimidos. Ya sabemos que el ron destruye el orgullo y a veces debilita la dignidad, algunos la hemos cagado por completo; pero ya estuvo, ¿no? Ya pasó tiempo, por eso, reitero la afirmación, ¡No entren al MSN!
Diez minutos después:
Sabes??? Sigo enamorado de ti. No puedo sacarte de mi mente, se que lo arruinee todo; pero te amo carajo. Te amo!!!! Y no puedo seguir sin ti, crees que podamos vernos en el mismo café. A las cuatro y media de hoy, si vas entenderé que tienes interés en volver. Te adoro.
Attee… Byran
Lo primero que hacia al despertar era recordar el stripper de la noche anterior, reír por eso, darme cuenta que no tengo a nadie al lado y sentirme menos responsable, seguir repasando las situaciones de ayer, reír por las babosadas de los amigos y de repente, notar la computadora encendida. ¡Demonios! Lo hice otra vez. De inmediato, sin que nadie vea a pesar de tener la puerta con llave y las cortinas cerradas, de ese modo ‘caleta y estúpido’, ese en el que te tapas los ojos para engañarte a ti mismo, elimino la conversación. De ser un correo, también lo borro.
No te puedes escapar de los recuerdos, yo tengo el don de reprimirlo todo, si un día decido ir donde Freud, podría despertar a un monstruo.
De manera automática, me ducho, visto y preparo el almuerzo; salgo de casa rumbo a la cafetería, la espero hasta cierto punto, la conozco completamente: Nunca es impuntual. Pero, la sigo esperando.
Pago el café y me retiro.
Ando jodidamente triste durante el camino; pero los eventos divertidos de noches pasadas empiezan a pasar factura. Una sonrisa crece cuando un amigo se confunde de mensaje, me llega al celular: Preciosa, te extraño.
Me mato de la risa. Tenemos diecisiete años, algunos sabemos que la hemos malogrado en ciertos puntos; pero el orgullo es una cuestión absurda y a la vez patética, sin embargo, nos hace actuar como villanos de nuestra propia historia de amor. Uno se harta de ello cuando se encuentra con tragos, decide intentar resolver los asuntos, no ocurre porque no es el modo correcto.
Con el paso del tiempo, sin llegar al contexto actual -debe ser muy crudo no madurar rápido- uno ya sabe cómo resolver las situaciones, es tan simple como decir: Amor, lo lamento si cometí una falta, la resuelvo y mejoramos. ¿Vale? Ella sonríe, porque adora que su novio admita el error, recibe el abrazo y las flores y todo bien, a la cama, donde todo se fortalece.
A veces, cuando soluciono riñas con tanta normalidad, de hecho, ocurren mucho menos que antes, a veces, uno hasta las necesita, es que ya no se pelea por nada, suelo llevar relaciones tan bien estructuradas y solidas que es difícil hallar errores o equivocarse; pero cuando pasa, se cómo solucionarlo. El tema es simple: Hablar.
Volviendo al tiempo de infante, ella nunca iba a la cafetería. Era mi tercera novia, la amaba menos que a la primera; pero me gustaba muchísimo como nos divertíamos en la cama. Me llevaba siete u ocho años, no recuerdo bien; pero era madura, eso sí lo recuerdo con claridad. Una vez me agarró frío y dijo: Bryan, yo te quiero, eres lindo y guapo, nos llevamos bien entre las sábanas, de hecho, estoy dispuesta a afrontar tus rarezas, maldito fetichista; pero sé que estas en la época de locuras y yo estoy entrando a la de estabilidad.
Habló mucho más; pero quiero resaltar algo. Fue la primera chica que soportó o empezó a lidiar con mis extrañezas en la cama, de repente por eso estaba tan flechado (decirlo me causa risa y una leve erección) pero ambas situaciones las manejo a cabalidad.
Antes las erecciones eran tan repetidas como ahora; pero ahora sé cómo manejarlas, es como decir: Levántate lázaro. Tranquilo, sobrino. Hoy puedes desatarte. Espera un momento, vamos con calma.
Antes era: Piensa en fútbol. Piensa en otra cosa. Diablos, estoy siendo obvio.
De vuelta con ella, me terminó. La extrañaba y no solo por el buen sexo, sino porque nos llevábamos muy bien, gustos en común sobre películas y demás; pero yo estaba lejos de eso a lo que tanto llamaba estabilidad. De hecho, yo no iba a cambiar mis fiestas por ver películas en el cine del Jockey Plaza a las 11pm. Salgo a la 1am y ¿adónde voy? A esa hora la gente ya está en otra.
Ahora la comprendo en su totalidad; pero ella ya tiene tres hijos, un marido y su madre sigue viva. Una vez la conocí, recuerdo que me preguntó la edad, mentí. No me salen las mentiras, se me hizo complicado, ahora digo: Yo no miento, yo digo ficciones.
Para terminar el relato voy a contar una experiencia: Yo estaba realizando compras en un centro comercial cerca a mi casa y en la entrada posterior estaba un amigo, la noche anterior habíamos tomado hasta el agua de los floreros y lo vi bien vestido y con lentes de sol esperando a alguien. Tenía conocimiento que su ex vivía cerca al lugar, lo supuse de inmediato, no quise molestarlo; pero me ganaba la curiosidad, entonces me quedé viéndolo mientras disfrutaba de mi Gatorade.
Ella nunca fue. El tipo se tuvo que marchar triste y solitario. Le di el alcance haciéndole creer que fue casualidad. Le dije, ¿Qué haciendo? Me dijo: Tranquilo, mi hermano, salí a fumar unos puchos.
Nos pasa a todos, le dije con la cabeza. Y nos fuimos caminando.
Ahora mis relaciones amorosas son tan perfectas que me cuesta creerlo; pero debo decir que me agrada.

Fin

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