Mi nuevo libro

Mi nuevo libro
Puedes pedirlo al WhatsApp +51 987774365

miércoles, 13 de enero de 2016

Terror en la madrugada

- Abrí los ojos de madrugada y aún somnoliento divisé la sombra de un misterioso ser volador que deambulaba por mi habitación. Desconociendo su naturaleza entré en una especie de pánico que rápidamente se volvió terror. Sudé al tiempo que veía la sombra andar por el techo, aleteando tal cual murciélago gigante. Aterrado y a la vez impactado, quise despertar a mi novia cuando vi al ser detenerse al filo de la ventana, quizá, ella supiera su origen. Giré a la izquierda para moverla súbitamente y lograr despertarla; pero no se encontraba a mi lado, enseguida, vi la puerta y la noté cerrada, inmediatamente después volví a observar la ventana y no encontré a la criatura.
Me levanté de la cama acercándome a la toalla para secar el rostro y cuello humedecido. Volví a mi posición dejando caer la cabeza sobre la almohada y mirando el techo, había dejado el televisor encendido y resolví realizar zapping para distraerme, para no pensar en lo ocurrido.
Repentinamente todo se oscureció, entendí que el apagado automático había hecho efecto, cerré los ojos para reanudar el letargo; pero oí el aleteo de un ave y enseguida el lento andar que se escucha por causa del profundo silencio que ocurre en la madrugada.
Incliné el cuello sintiendo como sudor frío caía por las sienes, mas no podía visualizar bien, por ello, cogí el móvil y encendí la linterna. Al instante en que enfoqué vi a la criatura volante de ojos negros y cuerpo enorme detenida al filo de la cama y observándome detenidamente, cuando repentinamente resolvió aletear y avanzar a velocidad contra mí.
Abrí los ojos, era de madrugada, sudaba a cántaros y el corazón se hallaba acelerado. Me encontraba con el torso desnudo y apoyándome en la cama, había despertado de golpe de una terrible pesadilla; pero todo se tranquilizó cuando su dulce voz se oyó. Amor, ¿Estás bien? Seguro tuviste una pesadilla, descansa.
¿Y si todavía me encuentro en ella? Le pregunté y sus ojos no eran los marrones de siempre, se encontraban oscuros como los de esa ave maldita; pero, curiosamente, al despertar, volvieron a ser los de siempre.


-Lo curioso es que esa noche no le pedí a mi novia que durmiera conmigo-






No hay comentarios:

Publicar un comentario