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domingo, 26 de abril de 2020

Anécdotas de cuarentena (Parte 19)

- Las palomas se aglomeran como ejército bárbaro en el pórtico de mi casa sabiendo que en cualquier momento un escritor despeinado, medio loco, con bóxer de Marvel o Dragon Ball, llevando consigo un recipiente de agua y una bolsa con migajas de pan se asomará primero por la ventana para la reverencia de las aves y luego descenderá saliendo de casa como lo antes mencionado para alimentar a los pájaros.
Lo hago siempre, todos los días de la cuarentena y un poco antes, a veces junto a la pequeña, quien me ayuda a repartir las migajas en un sitio exclusivo para las palomas. Ella rosea el alimento y se queda viendo como disfrutan del almuerzo como una diosa misericordiosa que abre los manos para la reverencia triunfal. Enseguida la sujeto de la cintura y traigo para la casa.
Adentro juega con la perrita, corretean por todas las fronteras de la sala y el segundo piso ante mi mirada de reojo que visualiza los movimientos por si  llegara a ocurrir un pequeño accidente y tenga que usar la teletransportación para detener el hecho.
A la carrera se incluye el gato, quien junto a la perrita intentan vencer a la campeona olímpica quien a pesar de no correr veloz usa su inteligencia para encontrar atajos y poder llegar a tiempo a la recta final.
Es curiosa la forma como los alinea, toca un silbato y corren todos rumbo al portón desde el inicio de la sala llegando siempre ella en primer lugar porque Garfield se tropieza con el mueble y Dolly se agota en un santiamén.
Me causa gracia verlos derrotados. Nunca logran ganar, siempre se les interpone un cojín o una pelotita de goma que los distrae.
En el césped de la casa juguetean las dos mascotas con una pelota enorme que no pueden reventar y Circe se alucina una futbolista que gambetea a perro y gato rumbo a la portería. Yo estoy en el arco mirando el celular grabando el partido cuando me cae la pelota en la barriga o la intimidad por andar concentrado en filmarla. Es gracioso.
Por eso debo dejar del celular y dedicarme a competir; aunque nunca me dejan ganar.
Mi equipo lo componen Garfield y Dolly contra la princesa, quien maneja muy bien el balón y se asoma a la portería, yo no puedo salir, solo puedo atajar y entonces me tira un pelotazo (que lógicamente no duele) y se adentra en el arco o logro atrapar dando inicio al contragolpe que nunca es certero.
Tal vez sea esa la razón por la cual estoy pensando en la hermanita, así podríamos construir un equipo competitivo.
Aunque antes debemos salir airosos de esta etapa complicada.

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