Mi nuevo libro

Mi nuevo libro
Puedes pedirlo al WhatsApp +51 987774365

jueves, 11 de junio de 2015

Tattoos

- Una niña me hizo una pregunta extraña pero inocente, además de curiosa y llamativa, al punto de hacerme pensar y llevarme a otros pasajes de mi vida como un pivote.
¿Por qué tienes tantos tatuajes?. La oí y me puse a pensar antes de contestar.
Recordé mi primer tattoo, siempre tuve ganas de hacerme uno pero no me armaba de valor y estaba rodeado de gente que encajaba a los chicos con tatuajes, por eso no me animaba del todo. Sin embargo, me cayó un dinero extra y tener una B3 en mi pierna fue lo primero que se me vino a la mente.
B3 significa Bryantres, que fue como mi nombre artístico, por dar un ejemplo; aunque todo conocido me llamaba de ese modo, me decían: B3, Tres o Bryantres porque logré posicionar eso debido a que mi entonces Blog se llamaba de ese modo y tuve cientos de visitas.
Bueno, quedé con una amiga e ir al local de su amigo ubicado en Miraflores, la bajada Balta para ser exactos.
Estaba nervioso, lo admito; pero Kathy se mostraba relajada y sonriente, es más, contaba chistes y algunas experiencias con su amigo el artista. Eso me inspiraba confianza.
Llegamos al lugar, cabe resaltar que estaba limpio y bonito, me llené de confianza y me senté a esperar mientras observaba los alrededores.
Salió el tipo y nos saludamos con un apretón de manos, Kathy se mostró emocionada con lo que me harían y yo sentí que no había marcha atrás.
Enseguida, ella se fue a otro espacio porque le iban a colocar un piercing mientras que el sujeto analizaba el diseño que le entregué.
Rato después, empezamos. Creí que dolería más, lo admito; pero resultó ser extraño, quiero resaltar lo siguiente del modo como lo vi y sentí.
“Era un dolor placentero”. De ese modo lo defino y puedo asegurar que hasta adictivo porque terminé volviendo por otro tatuaje.
El B3 quedó estupendo, tal cual lo hice a mano y en cinco minutos y tal cual siempre lo hago cuando tengo una hoja y lapicero y ando aburrido.
Esa fue mi primera experiencia.
El siguiente tattoo quise que sea algo referente a mi pasión, el fútbol. Entonces se me ocurrió una pelota con una corona y abajo la leyenda: Fútbol, el deporte rey.
Esta vez fui junto a Kerry, quien se mostraba entusiasmado con nuestra aventura que comenzó en el Centro Comercial Arenales y terminó en un local de tattoos.
Mientras que él jugaba con sus figuras de acción de Dragón Ball, yo estaba sentado y esperando al artista.
Duró menos que el primero y casi ni sentí dolor, pero ese poco que sentí era el dolor exquisito. Suena raro pronunciarlo.
En fin, el resultado fue grandioso.
Pasaron un par de semanas y volví. Si ya tenía el B3 y acerca del fútbol me faltaba Goku.
Sí, muchos saben que me encanta Dragon Ball Z. Decir me encanta suena corto, porque amo todo lo referente a DBZ.
Mi transformación favorita es el súper saiya 3 y quise inmortalizarla en mi piel.
Curiosamente fui con Kerry al mismo local, estaba el mismo sujeto y regresábamos de Arenales, todo fue tan casual que ahora que lo recuerdo me parece muy gracioso.
Esta vez tardó más de lo que imaginé; pero al finalizar quedé maravillado con la obra.
¡Está de la putamadre!, dijo Kerry al verlo y así lo defino.
Tuvo que pasar un buen tiempo para que me volviera a tatuar y esta vez convencí a Jeremy, mi primo, que me acompañase.
La idea era pedir un descuento por ambos y tatuarnos al mismo tiempo el mismo tattoo. Fue como una manera de pactar nuestra amistad.
Él lo tendría en el hombro mientras que yo en la pierna. Me gustaba mucho tatuarme las piernas. ¿La razón?, siempre uso bermudas y quisiera que se vieran.
El diseño que elegimos fue el dios egipcio Anubis.
Lo curioso es que Jeremy fue tatuado por un hombre y yo por una chica.
La sesión duró algunas horas. Fumamos cigarrillos mientras trabajaban en nuestra piel y conversábamos con los artísticas de todo un poco, el tiempo pasa rápido de ese modo.
Salimos de noche del local y nos hicieron un descuento especial, ambos quedamos satisfechos del trabajo.
A pesar que nos dijeron que no podíamos tomar licor ni comer mariscos sabíamos que esa noche de viernes no nos quedaríamos en casa a ver televisión, así que asistimos a una fiesta y presumimos de Anubis ante nuestros amigos.
Desde entonces no me volví a hacer un tattoo hasta años más tarde.
Se me ocurrió una esfera del dragón con tres estrellas. No la de cuatro que es la favorita de Goku, sino una de tres porque me encanta el número tres.
Aquella vez fui solo. Salí de casa rumbo al gimnasio y luego me acerqué a un local de tattoos, consulté y al instante ya me encontraba ubicado sobre la silla y esperando al artista.
Fue uno de los tatuajes más rápidos que me he hecho. Creo que duró cuarenta minutos o hasta una hora, poco importaba ese detalle porque el resultado como siempre fue espectacular.
Realicé una fiesta por mi cumpleaños dos semanas después y pude mostrar el tattoo en todo su esplendor.
Pasaron otros varios años para que regresara a una tienda de tatuajes.
Mi entonces enamorada, quien ahora es mi pareja actual, me regaló un tattoo por el aniversario. Fuimos juntos al mismo lugar donde me hice la esfera del dragón y vio como trabajaron en mi piel.
Ese tatuaje lo hicieron en mi espalda y el diseño fue el nombre de mi mascota (Pinina) junto a la huella de su patita.
Ella estaba asombrada y asustada de cómo sangraba mi piel, pero yo le hacía entender que es normal por el hecho de tener una piel sensible.
Cuando el tipo acabó el trabajo mi novia le comentó que se trataba de un regalo y este respondió: Es el mejor regalo, haciendo que todos riéramos.
Poco tiempo después, mi chica y yo volvimos para hacernos un tatuaje juntos. ¡Nos tatuamos nuestros nombres!
Es la más intensa locura de amor que he hecho en mi vida. Bueno, ambos estábamos muy enamorados y a la vez muy locos.
Mi novia sufrió mucho mientras trabajaban en su piel, yo estaba acostumbrado, prácticamente no sentí nada; pero ella no dejaba de lagrimear; sin embargo, ambos quedamos satisfechos con el resultado y ahora cuando hacemos el amor nos gusta contemplar nuestros respectivos tatuajes y recordamos con mucha alegría ese momento de locura.
Creí, ilusamente, que no volvería a hacerme un tattoo pero volví al mismo lugar cuatro años más tarde.
Había publicado mi libro, estado en la feria del libro y me dedicaba, por fin, a lo que tanto amo, por esta razón quise hacerme uno referente a ello.
Le dije al artista que me hiciera un diseño. Quería un libro abierto y encima la leyenda: Amo escribir.
El tipo hizo un diseño fantástico y de inmediato lo quise en mi piel.
Quedé encantado. Fue mi último tattoo.
En conclusión, tengo siete tatuajes. Tres en la pierna izquierda, dos en la derecha y dos en la espalda.
Mis tattoos significan las cosas que amo, le respondí a la pequeña.
Ahora reservo mi cuerpo para tatuarme los nombres de mis hijos, no pienso tener tattoos en los brazos, por eso es posible que los realice en la espalda. En fin, es un arte que respeto y admiro.

Fin



No hay comentarios:

Publicar un comentario