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domingo, 21 de junio de 2015

Sábado de fútbol

- El momento en que te das cuenta que eres el más viejo -quería decir mayor; pero no iba a concordar bien- dentro del campo de juego y naturalmente diriges a los muchachos de tu equipo potenciándolos y celebras sus jugadas y anotaciones como si fueran tuyas.
Me sucede ahora que jugamos pelota los sábados por la tarde y tantas veces me encuentro sin mis compañeros de siempre (Carlos, Jeremy, Chemo, Idus) y debo acoplarme a cualquier equipo o elegir a algunos al azar; aunque he logrado consolidar un equipo -que por suerte raras veces fallan a la cita futbolera- y cuando lo hacen debo sacar del sombrero a algunos peloteros que encuentro por ahí para completar el team.
Sucedió ayer, esos peloteros con los que he reemplazado a Jeremy, Carlos, Chemo e Idus no asistieron al encuentro pelotero con absurdas excusas, una de ellas fue el resfriado y la otra una cita en el cine. Antes de continuar, se me vino un flashback y recuerdo que alguien me dijo una vez: El resfriado se cura jugando fútbol. Y otro tipo recontra pelotero me dijo: Nunca dejes el fútbol por una chica.
Cabe resaltar que ambas afirmaciones surgieron hace varios años cuando el practicar fútbol era la afición predilecta y lo que adorábamos realizar; entonces, era difícil dejarlo por más que saliera una cita con tal chica o estuvieras postrado en la cama con una terrible fiebre. Lamentablemente, ahora existen otras prioridades y el deporte de los sábados ha bajado varios escalones.
Volviendo al tema, no supe que hacer, el equipo contrario estaba completo y jamás jugaría al lado de ellos por eso tuve que idear la forma de hallar nuevos peloteros y la suerte apareció. Un par de tigrillos se hicieron presentes, recluté a mi hermano y me encargué de convencer a un portero, éramos un equipo débil, según dijeron al inicio; pero dimos pelea sacando a relucir un extraordinario cotejo futbolero.
Estuvimos a un gol de la victoria, quiero resaltar que me saqué la mierda dentro del campo, hice muy buenos goles, alenté y apoyé a mi equipo en todo momento y a pesar de la derrota no me sentí decepcionado, estuve feliz por el esfuerzo otorgado.
Quise escribir este breve relato sobre lo sucedido ayer por la noche porque me pareció tan apasionante que debió ser contado.
El fútbol de los sábados alguna vez va a caducar, los peloteros cada vez son menos; pero por suerte lleguen nuevos de vez en cuando; sin embargo, mi equipo de antaño no va a volver, están metidos en otras vivencias y los entiendo; pero tengo un equipo sólido que espero no vuelva a fallar; no obstante, si ocurre, voy a tener que sacar jugadores del sombrero.
Yo estoy seguro que seré de las últimas personas que se retire del fútbol de los sábados y me siento orgulloso de eso.
Lo que me apena es que ambos no solo éramos un equipo, también amigos. Ahora juegas y te vas apresurado. Cosas de la vida; pero el fútbol sigue.

Fin.


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