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miércoles, 8 de agosto de 2018

Ella, de una dimensión con flores en un letrero

- Cuando ella aparece todo se vuelve material literario. Recrea situaciones soñadas como si fuesen cotidianas y su inagotable sonrisa reluciente y casi nueva sabe brillar no solo en la cocina. Resuelve preparar lo suyo, lo que domina a cabalidad y lo que gozo con el paladar de un campeón y a la vez reflexiono como todo buen observador para un día poder emular su arte y ser yo quien sorprenda.
En el tramo que se desata lo nuestro yo olvido quien soy y de donde vengo, trato, en todas mis dimensiones, de dejarme llevar e intento, desde todas mis facetas, ser el mejor postor, para esa muchacha de cabello a lo Rapunzel que orfebra maravillas en una cocina de dos hornillas.
El tiempo nébula con calma, las cosas van tomando su rumbo de acuerdo a lo hecho y aunque los días parecen de ayer esto es como si nunca hubiera pasado, pues, nosotros hacemos que el tiempo parezca novedoso y las emociones diferentes. Sabemos que algunas veces no salimos de casa, porque lo tenemos casi todo adentro, excepto conocer el mundo exterior lleno de bandidos y desolación, por tanto, siempre pensamos en un recorrido; pero lo dejamos para luego, quizá, egoístas y celosos, de repente, conformes aquí, en sí, felices donde estamos porque unas razones y motivos lo llevan, esa que dictan en todas sus dimensiones y facetas, que deseamos quedarnos aquí.
Somos así, mi chica, le comento al oído al tiempo que da forma a su arte gastronómico, ella sonríe y dice, te amo, tal cual eres, irresponsable e idiota, escritor de medio pelo y extraño tipo de las poses particulares y con todo ello, me hace el mejor halago.
Ella sabe que la adoro de pies a cabeza, desde esos dedos flaquitos como palos de chifa a ese cuerpo capricho de todas mis sensaciones y tallado por las manos de un Dios altísimo que solo una vez quiso trabajar y la hizo perfecta con toda esa magnífica imperfección. Sé cómo cuidar su piel, lo hago a besos y con caricias que no derrochan fronteras y me la llevo a la cama después de todo y descubro su encanto con cada beso sobre sus entrañas y la dejo viajar mientras le hago el amor y la siento en toda su potestad al hacerla totalmente mía.
Eso es lo que somos, dos personas que atascadas en una habitación desarrollan todo lo que sienten y a veces aunque desde la ventana observan el mundo andar con pesadez y malas sensaciones, no incursionamos en esos hechos porque preferimos las cortinas cerradas y las sábanas calientes.
Curiosa es la manera de cómo digo lo anterior, porque la conocí aislada del planeta, lejos de cualquier frontera, en un lugar al que no he vuelto ni en sueños y ella todavía sigue andando por ahí, resoluta y preciosa y yo puedo ir a volver a verla o tenerla también en mi cama, es como si estuviera siempre en todos los lados adonde creo que voy, sea con la mente o el cuerpo. Es así el amor, tal cual, se resuelve con esa facilidad, con la que imaginas a tu ser amado en todos los momentos que tu mirada se detiene.
Ella ya está saboreando la comida, el platillo favorito de todos los domingos y yo la contemplo preciosa pensando en todo lo vivido, me muestra una sonrisa, la mejor de todas y siento que quiero amarla por siempre y estar a la altura de todos sus amores y arrebatos de cólera y todas esas manías extrañas y esos momentos que adora y anhela tener con esas dimensiones de placer que le otorgo y se volvió adicta. Así la amo, tal cual es y su forma de ser, a veces fuerte y dura, dócil y frágil, sensible y amorosa, emerge este amor que llevo adentro, en lo profundo del abismo de un corazón al que supo llegar siendo como es y al que no deja de alimentar con su amor.
Cuando devoramos como fieras de cavernas y caemos sobre el edredón blanquinegro y solemos tragar nuestros cuerpos con placer y devoción establecida como en otras vidas, tenemos la idea perfecta y clara de querer que tuviera una consecuencia hermosa lo que hacemos en la cama y esa es la convicción que nos lleva a seguir enamorándonos tanto y ese amor, que tanto llevamos adentro, lo queremos plasmar en carne y huesos.
Somos así, así es el amor, una especie de conjunto de infinitas sensaciones y emociones, sentimientos y nociones, que únicamente llevas dentro y sientes por una persona.
Nosotros la tenemos por nosotros. Eso nos hace lo que somos en una dimensión con flores en el letrero, con el 15 pintado y cerca a un supermecado. Allí, nos amamos.


Fin

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