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viernes, 28 de octubre de 2016

Halloween 2009

- Halloween 2009, lo recuerdo todos los días de resaca. Nos encontramos en la entrada de Plaza Vea del Ovalo Higuereta. Se veía preciosa con una casaca de cuero que le daba aire de rockera, jeans rasgados y botas negras. Todo el look rockero se iba con su risa similar a la de Bob Sponja pantalones cuadrados. La ternura era su característica primordial, reía casi por todo y manejaba las situaciones complicadas con sorprendente facilidad. Yo andaba vestido como de costumbre, bermuda a pesar del invierno, polera oscura con capucha, una mano dentro del bolsillo y una gorra. Andaba con una botella de chela helada y un pucho, dentro de unas horas me vería con mis demonios e iría a una fiesta luego de bañarme y alistarme. Al verme se acercaba y me daba un abrazo, luego un beso y otro beso, era muy amorosa y yo adoraba que lo fuera. Cogía mi mano y dictaba un plan para la noche, bien detallado y compuesto por situaciones que le gustaría compartir; pero lo arruinaba diciéndole que me quedaría por escaso tiempo debido a la fiesta que tendría más adelante. Lejos de enojarse, agachaba la mirada, realizaba un puchero y aceptaba con un movimiento de cabeza. Hacíamos poco de lo que decía; pero era bonito. Sin embargo, esa noche, tuvo una revelación. Me dijo: Eres un completo imbécil, me llegas al pincho que no tengo, siempre prefieres ir con tus huevones amigos a chupar hasta morir, meterte cocaína en la ñata, fumar esa basura y andar con zorras, ya me tienes harta de toda esa mierda. Ahora o nunca, ¿te quedas conmigo o te vas con tus putos amigos?
Perdona. He sido un tonto e irresponsable, me quedo contigo, olvida a los idiotas, vayamos a realizar tus planes. Me coge de la mano y vamos a pasear, cenamos y terminamos haciendo el amor.
Eso debió haber sucedido; pero yo era muy inmaduro e irresponsable, quería vivir la vida y esa idea, a mi edad, era válida. A pesar del daño que le ocasionaba yo quería continuar con mi etapa, debía de quemarlas todas como lo siento ahora. Esa noche de Halloween la recuerdo porque fue en ese momento cuando empecé a perderla. Ella me disculpó días después; pero la herida no se curó.
Ahora hubiera desarrollado gustoso todo lo que propuso; pero en ese entonces el cuerpo aclamaba otras situaciones. Es así, la vida es así.
Se me vino este recuerdo repentino, no solo porque se acerca Halloween, sino porque a veces lo recuerdo. Uno aprende de los errores y se vuelve mejor persona.

Fin

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