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sábado, 9 de septiembre de 2017

El tipo de la esquina que amo pero no conozco

- Ahí está, parado en la esquina, fumando uno de sus cigarrillos que tanto le gusta; pero me repite que únicamente lo hace los fines de semana. Hoy es viernes por la tarde, lo observo sobrio y firme, seguramente pensando en alguna historia, de repente vivida, tal vez, imaginando situaciones que llega a confundir con la realidad, una vez me dijo que solía perderse en el limbo de la ficción con lo tangible, aseguró que a veces no sabe diferenciar la realidad con la fantasía. ¿Quién te afirma algo así? ¿Quién viene y te cuenta eso? Sentí que había confianza en ese momento, después me di cuenta que estaba equivocada, solo era un comentario banal, algo cotidiano, como si compartiera una creencia.
Sonríe, entonces me pregunto, ¿Qué acaba de pasarle por la cabeza? Quizá, alguna anécdota divertida o una de sus tantas aventuras desastrosas que lo hacen carcajear. ¿Por qué verlo siempre todo del lado divertido? Quise saberlo una vez. Me respondió, porque solo conozco ese lado.
¿Qué ocurre en su mente ahora? Uno puede verlo serio y mirando el horizonte; pero dentro de su cabeza hay mundos en conflicto, dilemas amorosos de los que cuenta la mitad y el resto reserva para escribir, situaciones pasadas que lo atormentan y le gusta, fantasmas que deambulan y no lo dejan en paz y también le gusta, vivencias divertidas como jodidas; pero, nunca te cuenta las tristes. ¿Alguna vez te ha contado sobre sus miedos? A mí, nunca.
Suponer que le teme a la muerte sería muy elemental. Jamás sabré sus verdaderos miedos ni siquiera sus derrotas. Es como si las ocultara de todos y hasta de él mismo; pero busco un momento en que las libera, todavía no lo encuentro. Quisiera conocerlo a fondo; pero no me deja. Me muestra muchas puertas y yo puedo ingresar a todas, hablarle es sencillo porque charla de todo, no tiene temas tabús, una noche nos amanecimos hablando de sexo sin tocarnos; aunque sentí que me había hecho todo con hablarme. Sin embargo, desconozco sus miedos, esos sueños rotos que todos tenemos, esas frustraciones amorosas y sociales que nos ocurren, no las dice, no las cuenta, no las comparte y cuando intento saberlo de manera directa me cambia el tema de golpe, a veces es muy sutil, otras veces, me obvia con una linda sonrisa. Es diferente en referencia a sus sueños, te los comparte como si se tratasen de meras situaciones futuras, como decir que mañana será sábado, lo ve obvio, dicta esfuerzos y estrategias, planes y proyectos como si se fuesen naturales, muestra una seguridad sencilla. Es contradictorio a su enorme ego, terrible, por cierto; pero lo disimula como nadie, lo tiene bien adentro, sabe cuando hacerlo escapar, a veces como una fuga y lo he sentido en sus palabras, se cuando su ego habla; pero sabe cuando hacerlo, cuando dejarlo salir y sobre todo con quien y cuando. Y cuando lo descubres ya no está.
Ya es el chico sencillo; pero te deja claro el mensaje.
He llegado a pensar que nunca se ha enamorado, cuando le pregunto, ¿Cuántas pasaron por tu vida? Responde de modo ambiguo. Dice que decir un número es como haberlas coleccionado. Entonces, cambio de pregunta, ¿a cuántas amaste? A todas, responde.
No es posible, no puedes haber amado a todas, le digo. De lo contrario, no hubiera empezado una relación, me dice.
Yo he llegado a creer que solo amó a una mujer; pero jamás me habla de ella, a veces lo oigo fantasear: ¿Cambiarías algo de tu pasado? Pues, un error que cometiste y puedes evitarlo. Si el tiempo retrocediera, ¿Qué harías? Siento que me habla de alguna historia; aunque a veces creo que son verdades, creo que ha perdido a alguien en el pasado y no ha vuelto a recuperarla, pienso que fue su chica ideal, la que perdió; pero enseguida recuerdo a Daniela y pienso, no puede ser, las fechas no coinciden. Hubo alguien más que Daniela y nunca voy a saberlo, jamás me va a contar.
Hace meses que no me hablaba entre líneas de esa mujer del pasado y una vez, se acercó y tras sonreír, me dijo: Estoy libre del ayer.
¿Qué sucedió? Quise saber. El encuentro inevitable, los personajes del pasado volvieron y resolvieron el enigma que no quiso unirlos.
No entendí y cuando quise saber más, ya no me quiso contar.
Es como si solo contara algo y luego no te explicara y llevo años tratando de descifrarlo. Creo que conociendo a las personas que amó voy a adentrarme en su vida; pero, ¿y si ellas pasaron por lo mismo? ¿Y si solo Daniela pudo hallar su alma?
Me frustro. Indirectamente supe de cada una de ellas, físicamente distintas, no hay un patrón. No me habla de sus ex novias, solo escribe las historias y me dejo llevar por las mismas. No dicta fechas, porque una vez me dijo que una confusión podría ocasionar un daño colateral.
Me cela que haya amado a muchas; pero me satisface ser su actualidad. Todavía no lo conozco del todo y ya son tres años juntos, se que le gusta el futbol y ama escribir; pero, ¿Por qué no me cuenta de su familia y la vivencia con sus amigos? Siempre dice, si quieres saber de mí, lo peor que debes hacer es preguntar.
Odio que no me hable de él, curiosamente sabe absolutamente todo de mí, hasta mis peores miedos, hasta mis mas grandes sueños y yo solo sé que le gusta hacer, lo que le divierte y da risa, lo que le agrada para cenar y su anime predilecto.
No se hace el misterioso, simplemente no habla de sí, lo escribe; pero, ¿será todo verdad? ¿Y si realmente todo lo es, o si no lo es? Entre dichas preguntas me enamora su modo de escribir, sus palabras, sus comentarios, sus detalles y sus ocurrencias. Vive el momento en que existe, me dice y sonríe. Quiero decirle que tengo miedo de perderlo; pero siento que no le gustan las responsabilidades, que detesta que lo llamen cada segundo para saber como esta, no va a decirme que no le agrada, será lindo y considerado diciendo, que linda eres, mi amor. Te quiero; pero sabré que no le gusta que lo molesten cada tiempo preguntando por lo que hace.
La soledad es su pareja real, nosotras solo somos temporales, es como si fuera a un baile con la soledad y mientras ella descansa sacara a bailar a otras chicas, esas, somos nosotras. No va a terminar casándose, puede decirlo, sentirlo, quererlo; pero está amarrado a la soledad, lo presiento y me entristece porque no soy capaz de atraparlo.
Este amor es así, cuando te enamoras ocurre, quieres tener al ser amado siempre a tu lado; pero no te das cuenta, que a pesar de todo lo que pueda decir y hacer, se va a ir. Esta enamorado de la soledad, puede amarme ahora; pero se irá y esa idea me carcome.
¿Alguna vez me dejarás? Le dije. Respondió que dependía de nosotros, que si estuviéramos bien podríamos llegar lejos. Que mientras exista amor todo será bonito.
¿Qué otra respuesta puede esperar una chica? Es la respuesta perfecta. Pero, temo.
De repente porque son tres años y todavía no lo conozco, de repente porque he leído todos sus textos del Blog y siento que ama a otra persona, alguien con quien no puedo luchar. Quizá, sea Daniela o tal vez, la chica de su pasado, su ideal, a quien perdió por un error o situación que nunca voy a saber.
Cuando me hace el amor siento que puedo tenerlo cerca y quiero aferrarme a ese momento, a ese instante en que es totalmente mío; pero luego, tras unas palabras de amor y los tantos orgasmos que provoca, se marcha, debe escribir, siempre lo hace y nunca te dirá que lo dejará por ti, es como su obligación, su respirar, su naturaleza.
Decirle, no te vayas, es lo peor que puedo hacer. Él adora su libertad como su soledad, es una completa ironía, pues, me es fiel y leal, lo demuestra en todo momento; pero no puedo verlo ir, se va a hacer lo suyo, lo que ama, lo que disfruta y me dice, nunca entendieron mi trabajo, por eso no pude consolidar relaciones; aunque, me alegre saberlo, a veces quisiera que esté a mi lado más tiempo.
Lo amo y me ama; pero lo estoy perdiendo, se ha escapado de mis brazos porque le dije que se quedara conmigo, no logro entender que es un hombre de momentos, es su naturaleza ser libre; no le gustan las etiquetas, dice que muchas ya le dijeron ‘amor de mi vida’, que ya escuchó muchas veces, ‘estaremos juntos por siempre’, y puede que sea el tipo más romántico que haya visto en mi vida; pero vive de actos, sus palabras van de acuerdo a sus actos, entre los tantos, dice lo que siente y lo hace. Ahora se ha ido porque le pide ello, quiere soledad, como los escritores adoran la soledad, el entendimiento con la computadora, los cigarrillos y el viento que corre por sus mejillas, esta sonriendo acordándose de algo que le agrada, su vida es un enigma, nunca voy a saber lo que hace cuando, simplemente, se marcha sin rumbo diciendo el solemne, ‘ya vengo’. Sé que no va con mujeres, sus ideales son tan firmes que no sería infiel; pero me mata saberlo todo aunque no deba hacerlo. Conozco sus fetiches y juegos raros en la cama, el mango con leche y sus ron con Coca Cola, entonces, eso debe bastarme para ser feliz, pues, me da cariño y fidelidad y el hecho de querer adentrarme en su vida es quizá, el peor error que una novia puede cometer con Bryan Barreto, porque, su vida le pertenece y no va a hablarte de ella, no preguntes, solo léela entre líneas, ya muchas tuvieron el mismo resultado y si toca terminar, lo entenderé; pero haré mi esfuerzo por retenerlo sin tenerlo, disfrutaré del sexo en todos los lados que le gusta y sus olores exquisitos sin saber quien realmente es, tal vez un día conozca la diferencia entre el escritor y el chico que dice amarme mirándome a los ojos y desnudos sobre la cama, quizá un día entienda porque no habla de la verdadera Daniela, es posible que acepte sus momentos de soledad y sus caminos en solitario, alguna vez seré por quien escribe o tal vez, lo sea y no me doy cuenta, y quizá, solo quizá, me presentará a todas esas personas de quienes tanto habla y todavía no conozco en persona. Todo un universo dentro de una persona que fuma cigarrillos en una esquina, de traje y moño, solitario y pensativo, a quien amo con tanta locura y deseo con delirio que no puedo comprender ni aceptar aún que jamás llegaré a conocerlo.
Entonces, es probable que ese, sea su verdadero encanto: El efímero que llega a ser a pesar de tanto tiempo de relación.
Terminamos un viernes, me dijo que no podía seguir en una relación donde a cada instante lo anden extrañando.
Es un completo romántico; pero tiene un terrible don, olvida con facilidad. Es una ironía, escribe de mí; pero no vuelve conmigo. ¿Por qué no volver si todavía me ama?
Es eso, al fin lo comprendo, su tatuaje, lo vi siempre, lo leí todas las noches y ya entiendo, ‘al final todo se vuelve literatura’. Y yo, ya soy parte de su historia.

Fin

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