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domingo, 24 de mayo de 2015

Un viejo lugar

- Vuelvo a un lugar y lo encuentro desolado y desecho. Camino por calles que alguna vez frecuenté y es ahora todo tan distinto; también lo son las sensaciones porque en lugar de sentir la calidez de lo rutinario me asalta la emoción de la aventura, mientras ando revuelan fuertes emociones, todas nuevas, ya no es como el ayer cuando andaba y sentía que volvería al día siguiente o a veces ni lo notaba, ahora estoy de regreso y parece que han pasado décadas y nada es como fue y puede resultar bueno; pero me pone nostálgico el cambio para bien de un lugar que alguna vez sentí familiar.
La desolación momentánea y lo deteriorado que se encuentra me lastima y a pesar que exista un enorme cartel que indique que pronto serán departamentos, me cuesta creer que alguna vez hubo un cine barato, caleta y lejano, al que me gustaba asistir porque no paraba lleno, no habían colas y con veinte soles podía tener entrada y gaseosa (no me gustaba el pop corn). También encontraba bares donde no vendían jarras, sino botellas y no botellas comunes, sino esos margaritos. No me olvido del juego vikingo que nunca fui capaz de abordar porque escuchaba a la gente gritar y alrededor vendían ambulantes lo que a uno le provocase, además de unos tipos que te insistían para que juegues unos estúpidos y tramposos juegos donde nunca ganas pero se hace curioso participar.
Un ligero pateo de comidas, con un par de establecimientos y unas cuantas mesas, un lugar de bowling en el segundo nivel y al lado unas cuantas tiendas de ropa, no recuerdo las marcas.
Suelto una risa al recordar mi vestimenta, bermuda playera y un suéter de un color totalmente distinto para que no combine. Sí, lo hacía apropósito.
Llevaba el cabello largo, a la altura de los hombros para ser exactos y solía tener un chullo negro para completar el look. En algunas ocasiones, aunque me resulte terrible, llevaba una cola.
Deambulando por los exteriores recuerdo todo ello, ya ni siquiera puedo entrar a observar como quedó; pero imagino lo que hizo el abandono.
Nunca creí que acabaría así, no era un lugar popular, pero era bonito estar ahí; sin embargo, mi mente marketera me hace ver al lado a un grande de la industria de Mall y pienso que acabó por devorárselo.
Es tiempo de terminar el paseo porque mi clase empieza dentro de poco, casualmente estoy cerca de ese dichoso templo de recuerdos y decidí pasar encontrándome con la sorpresa que ahora no es más que un futuro edificio.
No obstante, tengo gratos recuerdos de aquel viejo lugar.

Fin.



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