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lunes, 28 de septiembre de 2020

Los pechos

‘Despiden a gobernador por chuparle los senos a su esposa durante una conferencia por Zoom’ dicta la noticia en un enlace al que acabo de entrar por mera curiosidad.

Estoy bloqueado, no surgen ideas y se me ocurre navegar en busca de noticas absurdas para no pecar con mirar el perfil de mi ex, cuya invitación a su casamiento acabo de usar como...

Entre Ríos, Argentina; Lizardo Fernández fue visto por sus camaradas mamando los pechos de su mujer mientras un colega dictaba una charla acerca de salud mental por Zoom. El mandatario no se percató que tenía la cámara encendida y como cualquier hombre en el mundo (no se me hagan los ñoños) accedió a un chupe de mangos inmediato para sazonar la mañana.

Es gracioso y genuino como a pesar de la edad a muchos todavía nos encienden los pechos de nuestra respectiva pareja.

¿A quién no le gustan los senos? Reflexiono a medida que observo los memes sobre la noticia.

Yo... soy un hacedor de supernovas al momento en que, tal cual el gobernador, coloco la cara en medio de los pechos de mi chica y disfruto de ese cándido sitio que tengo como segundo favorito de su anotomía.

Cierro la página y exploro el perfil de mi ex novia a punto de casarse con un tal Gabriel Lisboa, un pelotudo en su completa autenticidad, con los cabellos cortos a lo pelotero de la primera división del fútbol peruano, tatuajes en los brazos a pesar de su aspecto oscuro, sonrisa producida por el primer sueldo y atuendo a lo Wilson y Yandol.

Me pregunto, a medida que observo la biografía del fulano, ¿Cómo rayos Jacqueline Gonzales me cambió por ese individuo? Entonces me percato de la sarta de comentarios que intercambian, entre ellos, los adjetivos: Mi guapo, mi rey, mi tesoro. Los cuales me quieren dirigir al baño para un súbito vomito; aunque, en una reflexión, viendo la sonrisa de mi ex, me doy cuenta que se siente contenta con el emulador de Don Ramón versión dos mil veinte. Recuerdo a su vez los instantes en los que falté a su casa para inmiscuirme en los avatares sexuales de mi secretaria, vecina y concuñada. Situaciones que pude impedir; pero me di el gusto de disfrutar, tal es la razón, que estoy lejos de ella, quien a pesar de tanto, tuvo la amabilidad de invitarme a su boda, invitación que acabo de usar para...

Vuelvo a las fotos de Jaqui, como me gustaba llamarla, para enfocarme en sus senos copiando al gobernador argentino cuyos memes me hicieron reír.

Es entonces que en un completo acto masoquista recuerdo las veces en las que me perdí en eso dos monumentos a la belleza.

¿A qué hombre no le gustan los senos de su chica? Me hago la pregunta al tiempo que contemplo fotografías de ella que tengo en una carpeta privada. Muchos solemos guardar recuerdos tales como cartitas, anotaciones, fichas de restaurantes especiales y demás; aunque también, en lo oculto de nuestra propia Deep Web guardamos pechos relucientes que dejamos en escondites de la computadora para la sesión onanista de cualquier domingo.

Previo al casamiento de mi ex me dio por usar las imágenes no solo mentales de encuentros sexuales en nuestros tiempos de gloria para proyectar calentura y usar la masturbación como medio de relajación ante un bloqueo narrativo para mi próxima página que el diario local exige que escriba.

Las fotos aparecen en frente, el muñeco sale reluciente y la sesión de loco onanista recordando al ex amor que se casa la siguiente semana comienza a tomar forma hasta que, repentinamente, la empleada, quien ha llegado temprano y no hecho ruido porque sabe que trabajo en mi redacción, se asoma por la puerta diciendo: Señor, ¿le sirvo un cafecito?

 

No debí usar la invitación para limpiarme el culo, pienso.

 

 

Fin

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