- Me
gusta pensar, soy escritor, tengo una visión muy abierta y muchas veces uso la imaginación
para crear parches en la realidad o construir puentes que la unan a la ficción.
Ayer
no pude dormir, estaba inquieto mentalmente con el cuerpo instaurado en el
espacio, tengo la fortuna arquitectónica de tener una ventana grande que da al
universo. Me puse a mirar como algunas noches, como esas en la que la cabeza no
deja de trabajar y fue entonces cuando tuve un cuestionamiento: ¿Qué somos? Es
decir, no humanos, ni existencia viva, tampoco terrícolas, alejándonos de todo
ese panorama religioso, social y demás que nos divide, realmente, ¿Qué somos
ante el universo? Y en ese momento recordé que junto a mi pequeña hija vimos a
un gusanito caminar por el parque hace algunos días y mientras ella iba
recreando su forma en su bloc de notas porque le gusta dibujar emulando a Darwin,
yo pensaba en ¿y si somos como ese gusano en el universo? Porque existen miles
y miles de millones de estrellas, donde habrá sistemas solares y planetas,
alguno será como el nuestro o en muchos habrá vida, pero, ¿estarán interesados
en nosotros? En casi dos millones de años que tiene el humano aquí, nadie ha
venido a presentarse, pensé. De repente y simplemente porque nos miran como
esos gusanitos de jardín que son usados para mirar por curiosidad, quizá, dibujar
un rato su anatomía y listo, dar la vuelta y seguir el rumbo diario.
La
idea, aunque rancia y sensata, contrajo nostalgia, porque seríamos nada ante el
todo allá afuera donde podrían existir entes con otros dioses e idiomas.
Y,
sin embargo, somos nuestro propio mundo para quienes están cerca, para nuestra
comunidad, distrito o simplemente familia o pareja, para ellos somos un
universo, un mundo entero, una idea impecable aunque llena de defectos. Somos
entes estupendos que respetan y aman, tenemos talentos y hacemos trabajos bonitos
ante el mundo intentando, a veces, dejar un legado.
Me
di cuenta, reafirmando muchas ideas que tengo, que puede que para el universo
seamos un gusanito, pero en la Tierra cada persona se gana la vida luchando y
desea no ser olvidado, generan un universo entre ambos con amor verdadero y
como los seres de arriba, también ignora a quienes vigilan este planeta. En una
paradoja: Ambos somos indiferentes pero nos conocemos sin intención de darnos
la mano.
A
veces uno piensa de todo cuando se deleita con el espacio.
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