Mi nuevo libro

Mi nuevo libro
Puedes pedirlo al WhatsApp +51 987774365

martes, 24 de marzo de 2020

Carta: Escribir por ti


- Hola, ¿Cómo estás? Ojalá pudiera decirlo en persona y ver tus gestos al aire mientras vas contándome tu rutina con esa forma tan locuaz de hablar.
Podría capturar ese momento en mis letras en un santiamén.
No tengo redes sociales, me distrae. Por eso desconozco tus nuevas facetas y tampoco estoy seguro si sigues siendo la misma; pero si hay algo a lo que me aferro es al hecho de que no perdiste tu esencia.
Lo sé porque todavía sigo enamorado de ti. Tu esencia es un reflejo de mi enamoramiento.
¿Qué andabas haciendo antes de recibir la carta?
En alguna parte de tu casa realizando una actividad casual y ahora leyendo esta carta recostada en el sofá o sentada viendo el ordenador en una cafetería popular tras escribir un informe.

Y yo desde alguna parte del mundo soñando con que lees mis emociones abiertas como nunca antes ocurrió.
Se me hacía difícil, lo siento; pero ahora siento como si todo transcurriera con facilidad por mis manos.
Te imagino sonriendo y llorando con tu dosis exacta de drama. Luego te veo enojada y cerrando la laptop con fiereza, aunque también destruyendo la carta en cuestión de segundos para no querer verla más.
Te entendería. A nadie le agrada la gente que se expresa o disculpa después de tiempo.
Lo sé, cariño, ¡Soy un cretino! Pero uno honesto. ¿Sabías? Pues, acepto y comprendo todo lo que hice durante la relación.
Arruiné lo que tuvimos por mi voluntaria fascinación por querer lograr un sueño que me mantuvo cautivo y alejado de nuestra cena, cama y reuniones de amigos.
Quedarme en una cueva con nombre de oficina dejándote sola en el apartamento que rentamos esperando por mí o alucinando que estoy en otras camas, fue muy egoísta.
¿Es tarde para decir que lo siento?
Sí, lo siento. Pero no me arrepiento.
Lo único que añoraba era tratar de hilvanar unas oraciones que construyan un relato, uno que me llevara al éxito, el cual compartiría contigo de inmediato y tendríamos todo lo que deseamos, incluyendo el pago de las rentas y el vestido que tanto te gusta de aquel escaparate.
Olvidé por completo que la mayor fuente de inspiración se encontraba en mi casa, sobre la cama, en frente de la mesa y a mi lado y por eso tantas veces golpea en mi pecho un agudo dolor que señala que te extraño a rabiar pero no tengo el valor de ir por ti, pues recuerdo las palabras feroces cuando te fuiste: ‘Ya no te amo, no soy feliz aquí, necesito nuevos horizontes. Tú vives tu mundo y yo necesito tener el mío’.
Respalda a mi actitud quieta lo que dices, porque realmente no quiero arruinar la felicidad de nadie y si ahora sonríes y ríes, no merezco estar cerca.
Y aquello me lleva como imán a la escritura. Es como si toda esa incertidumbre de ‘voy por ella o no’ se trasladara al texto. Es un acto mágico y masoquista que aprendí a controlar.

Bueno, quiero escribirte un par de palabras que comienzan con un golpe en el pecho diciendo que te extraño; podría decirlo mejor: Es como un aguijón que penetra lentamente en mi corazón esta sensación tan dura por extrañar.
Sin embargo, estoy aislado porque quiero acabar una novela e irónicamente duele una cima que no estemos juntos y aquello me inspira bien lo dije antes.
Es curiosa la forma como la agonía y el sufrimiento son capaces de engendrar inspiración, proyecciones de sucesos que nunca van a suceder aparecen en mi mente para ir directo a las hojas, momentos que jamás tendremos los escribo como si fueran reales y mis personajes van gozando de ratitos que nosotros nunca tendremos.
Es una ironía nefasta que te extrañe un cielo y escriba todos los días a todas horas como si te tuviera cerca.
Mi carta no abre una promesa ni un juramento por una nueva vida, no te quiero para mi camino, tampoco espero que leas y sientas una pena gigante por mi situación, pues…estoy escribiendo y eso resulta bueno de alguna manera u otra, porque bien sabemos todos, era lo que buscaba. Quizá, sin la forma correcta, pero era lo que anhelaba.
Yo solo quiero decirte, que extrañarte en este tiempo distante, alejado y solitario ha hecho explotar de mi interior textos tan nostálgicos como sublimes que se desprenden de mi cuerpo y van a las hojas con la flama de tu nombre vertida en ellos y en una completa hazaña del destino… Son para ti.
Todavía sigo siendo un cretino egoísta, por eso dije que era uno sincero y sigo encerrado intentando volverme escritor; aunque esta vez, gracias a tu derecho por dejarme y romperme el corazón, hoy estoy escribiendo más que antes y quería redactar esta carta para que lo supieras y entendieras la paradoja: Dejarme fue el impulso que necesité para escribir.
Tal vez sea una clase rara de amor la que siento; pero a veces es así porque la vida tiene una enorme maraña de situaciones extrañas que difícilmente se entienden y solo se compartan de modos literarios.

¿Qué si todavía te amo? ¡Por supuesto! Pero lejos nos hacemos bien.

Gracias y que tengas una buena tarde.








No hay comentarios:

Publicar un comentario