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jueves, 2 de mayo de 2019

Cosas que pasan en semana santa

- Una tía viene a la casa para desayunar, es el primer día de semana santa y le asombra que le metamos lomo saltado al pan de yema.
Ella le quita las migajas al pan y comenta que ha comprado un pescado bonito para el almuerzo. Mi vieja responde que iremos por una parrilla contundente porque dejamos la dieta para los días de semana.
La señora, nuevamente sorprendida, pregunta, ¿pero, no se supone que en estos días se come pescado?
Yo, en mi completa espontaneidad, pregunto, ¿Por qué?
Me explica un asunto religioso con la misma pasión que mi profesora de teología realiza su clase.
Comprendo su punto de vista aunque esté a años luz de entenderlo. Y esto resulta totalmente natural y sencillo, pues cada quien tiene su forma de ver el mundo, la vida y demás. Sin embargo, aparece una pequeña preciosa, que semidormida desciende por las escaleras pronunciando un ‘buenos días’ acompañado de un ‘quiero mi desayuno’. Esto segundo lo dice con autoridad.
Esperando que salga la siguiente tanda de lomo saltado escucha a mi simpática tía preguntar: Mi amor ¿sabes cómo empezó el universo y nacieron los planetas?
La tierna muñequita me mira y responde bien a su criterio: Todo empezó con el Big Bang. Después nacieron los planetas.
Todos nos mantenemos serios. Enseguida, mi tía añade: ¿Sabías que Dios nos creó del barro?
Circe se asombra haciendo un gesto muy elocuente para de inmediato contestar: Nosotros evolucionamos del Australopitecos, quien fue el primer supuesto humano, después le siguieron el Homo Erectus, el hombre de Cromañón y finalmente quienes somos, un tanto más evolucionados que el Homo Sapiens. Y según recuerdo, todo comenzó en África.
Voltea a mirarme y dice con total ironía: Tía, eso es de escuela. Aunque yo lo aprendí con mi papi. Siempre vemos documentales y leemos libros de historia.
Todos se tapan la risa con la palma de la mano. Mi tía, quien también sonríe, pregunta de nuevo: Entonces, ¿Dios no hizo los planetas?
En ese momento llega el plato de lomo saltado dispuesto a ser devorado; pero antes, la bella Circe responde: No. Es más, puede que ni siquiera exista. Los planetas fueron creador por la gran explosión. Primero fueron entes hirviendo a miles de millones de grados y luego fueron apagándose hasta volverse tierra sólida. De ahí la vida comenzó a nacer en el mar.
Le serví un pan bien relleno de carne de la buena y tras darle la primera mordida dijo para júbilo de todos: Mi papi siempre dice que creer en Dios es fácil, solo debes de cerrar los ojos; pero averiguar, curiosear, investigar y comprobar es difícil y a la vez divertido, por eso me gusta la ciencia. Y ya me compraron un telescopio en lugar de un bautizo donde los invitados van solo a comer y festejar.
La tía se quedó sin argumentos, atinó a beber su café y sonreír.
Mientras la pequeña desayunaba, quise acotar: Bueno, todos tenemos diferentes creencias, hay que saber respetarlas.
Y para culminar, alguien por ahí comentó: Parece que tenemos a la futura guía de la expedición a Europa.
Mi tía, todavía más asombra quiso saber la razón del comentario; entonces, la princesa, dio la estocada final: Europa es un satélite de Júpiter y según muestran las pruebas es muy similar a la Tierra. Tal vez en algunos años podamos poblarla.
Casi lloro de orgullo.

Fin

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