Mi nuevo libro

Mi nuevo libro
Puedes pedirlo al WhatsApp +51 987774365

lunes, 12 de febrero de 2018

Aferrarse

- Antes se me hacia sencillo desprenderme de amores. Terminaba una relación sabiendo que en cualquier otro momento podría empezar otra o tal vez, con el paso del tiempo ir conociendo más personas, no me aferraba o mostraba en mi totalidad para no permitir el acceso a mis entrañas a quien solo estaría unos meses rentando mi cuerpo.
No, nunca he sido quien cambia de novia como de ropa interior; pero era quien no se aferraba a alguien porque quería seguir viviendo aunque ese pensamiento propiamente mío hubiera sido aniquilado, destruido y hecho trizas si alguien hubiera llegado a lo profundo de mi alma y colocado su bandera inamovible. Nunca lo hicieron. Y si alguien pudo, el viento se encargó de quitar esa bandera.
Esta es una linda paradoja: He vivido sin aferrarme a alguien sentimentalmente pero a la vez teniendo la ilusa idea de que pueda existir alguien que pueda enamorarme hasta los confines de mi ser.
Nunca se lo dije, solo lo despertaba cuando decía: Creo que lo mejor será que terminemos. Entonces respondía, ¿Por qué? Y yo decía: No me siento bien, no estoy tranquilo, me celas mucho, me jodes todo el santo tiempo, no cambias, sigues haciendo las mismas burradas, entre otros argumentos. Yo cometo errores; pero trato de ser mejor, de no volverlos a decir o cometer, evoluciono con el tiempo y en ese entonces no hallaba lo mismo, ¿Qué es lo mismo? Tan simple como ir mejorando con el tiempo, expresando lo que sientes y haciéndome sentir, no feliz, no extraordinario, no especial, sino cómodo.
¿Y si me llega a sentir extraordinario o feliz? Prepárate para la propuesta de matrimonio. Pero en ese tiempo no ocurría, me hallaba a millones de años luz de ese pensar, estaba lejos, tan lejos que ni siquiera podía imaginarlo y si alguien comentaba yo me echaba a reír.
Tal vez sea la razón por lo que mi romanticismo ha descendido; pero nunca agotado.
No me aferraba, era fácil desprenderse de amores, tener buenos recuerdos, una noble despedida y ser amigos. Por eso fui avanzando y mientras lo hacía mejor conocía a las personas y durante aquello me daba cuenta que mientras más crezco más perfeccionista me vuelvo.
Pero, ahora soy un hombre y un tipo como yo espera una compañera, desea un hecho tangible, no rutinario, pero sí con momentos de extraordinario y aquello no es salido de cuento de hadas, es tan lindo como estar echados sobre la cama y abrazados, pensando en lo bonito del rato, en algo levemente a futuro como un refresco de mango que compraremos o una tortilla que haremos, esos momentos son lo que me fascinan y me aferro tanto que no quiero dejarlos nunca. Ya no quiero pensar que voy a involucrarme en otras circunstancias, porque adoro aferrarme a pensar que voy a seguir involucrándome en situaciones preciosas con una compañera ideal, no perfecta, ¿Quién quiere la perfección? Si lo ideal lo supera todo, si esa compenetración atrapa y abre paso a lo magnífico.
En definitiva, hay tiempos, los pasados para crecer y los actuales para querer.
Antes no me aferraba, ahora quiero quedarme recostado a tu lado por siempre y que la noche dure la eternidad.



Fin

No hay comentarios:

Publicar un comentario