- Llegué al gimnasio y noté que la gran mayoría de muchachos se encontraba observando la televisión con detenimiento. Intenté recordar algún partido importante; pero no hallé ninguno en la mente. Enseguida, me sorprendí todavía más, que al acercarme notara que estaban viendo vóley. Mi asombro se desvaneció cuando noté la belleza femenina de las chicas holandesas como norteamericanas. Supe entonces que nunca antes me había atraído tanto la atención, hasta ese momento, el vóley.
Debió ser muy gracioso, para quien observa por detrás, ver a tanto hombre fornido pegado a la televisión y dejando de lado los ejercicios rutinarios.
En definitiva, las Olimpiadas son geniales.
Fin
No hay comentarios:
Publicar un comentario