Mi nuevo libro

Mi nuevo libro
Puedes pedirlo al WhatsApp +51 987774365

viernes, 13 de abril de 2018

Una noche, un anillo y nosotros

- No elegí la fecha; pero la noche se acomodó para ambientar el romance, yo estaba en bóxer esperando que me los quitara y ella con una camiseta sacada de mi closet que la hacía lucir más pequeña.
No hubieron meseros alcahuetes, ni el mar estuvo detrás, tampoco la luna la miramos a plenitud; pero estábamos nosotros en el lugar donde todo empezó, digamos, con romanticismo, ‘donde nos sentimos libres’ y aludí a dicho hecho que era el mejor lugar para dicha declaración de amor.
Resolví sacar a relucir el anillo que tengo guardado desde que comprendí que alguien debe merecer el poder de un anillo; pero esa noche entendí que su destino era tu dedo, porque lograste el merecimiento adecuado, no solo por un hecho soberbio, sino porque te encomiendo mi vida y ese amor que llevo adentro que va de acuerdo a lo que vivo.
La luna no pudo reflejar más luz que el anillo cuando salió de su escondite, ansioso por caer en tus dedos, desesperado por ceder y quedarse allí hasta el altar. Y si hubo curiosos fueron los afiches que cuelgan por todos lados y los dementores que aparecen de noche; pero ninguno dio palabra, aquello lo hice yo, protagonista vil y completo de este hecho, pues, al instante, fiel a un estilo romántico y con la frescura que acontece lo cotidiano como la confianza innata que nos deleitamos en tener, me arrodillé ante ti, quien, de hecho, a pesar de tanta rutina juntos, todavía te ruborizas cuando te veo a los ojos y entendí entonces que algunos gestos de la primera vez siempre se conservan. Entonces, vilmente, te sonreí, haciendo que la piel canela se volviera un tomate y la sonrisa un encanto del cual me sentí agradecido.
Ya estábamos completos y la brisa de un amor inexistente nos rodeó haciendo que sintiéramos ese leve frío exquisito que no aceleró el momento; pero luego nos conduciría al abrazo. Yo te vi con la mirada de siempre, enamorada y cándida y tú me viste de rojo tus mejillas y mostrando todos tus dientes e hice la pregunta con la que me sacaría la lotería.
¿Nos casamos?
Es así, a veces de rápido, de veloz, de emocionado, de obstinado, de terco, de loco, de impulsivo, de romántico y… de enamorado. Pero siempre es real.
Y aceptaste con facilidad, por los mismos motivos y le agrego, si puedo hablar por ti, porque tienes esa noción en tu mente, porque la viste crecer cuando estuviste a mi lado, porque fue naciendo mientras compartimos tiempo, porque por momentos temes pero por otros lo quieres y porque dentro de todo, sabes que es lo que más deseas en el mundo y por eso, me besaste en señal de aceptación.
El exterior siguió su rumbo durante la madrugada, los búhos y los monstruos también; pero nosotros arribamos a un viaje corporal que hizo que nuestros sentidos se fusionen con las almas y todo se vuelva una sola dimensión, en la cual el amor fue su máxima expresión.
Logramos que solo importemos siendo nosotros los únicos en sentir que interesa que solo valga el placer de amarnos por siempre.

Fin

No hay comentarios:

Publicar un comentario