- Tras una impresionante jornada moviendo la cama resolvimos pedir un delivery a KFC para saciar nuestras ganas de comer después del desgate corporal.
Lo único que se le veía era el rostro, yo tuve que levantarme, coger el móvil y hacer la llamada.
En veinte viene, sino es gratis, le dije con una sonrisa y sintonicé una canción en Youtube.
El tiempo pasó rápido, un motorizado tocó el claxon y luego el timbre; buscaba la billetera en los bolsillos del jeans regado en el suelo cuando la oí decir: Amor, ¿Cómo voy a comer si estoy atada?
Descubrí el edredón y recordé haberla amarrado a la cama con corbatas oscuras.
El nudo estaba jodidamente complicado, por eso le dije: Bajo, pago y cuando vuelva te desato.
No, no, hazlo ahora
Intenté hacerlo de forma estéril.
Afuera seguían tocando la puerta y haciendo bulla con el claxon.
Saqué una tijera.
No amor, son de seda, no las arruines.
Se hizo lindo que dijera eso.
El tipo de afuera continuaba metiendo presión.
¿Por qué haces un nudo tan fuerte? Me dijo entre risas.
Para que no se desate mientras te someto y hago mía, le dije con una sonrisa malévola.
¡Rayos, amor! No puedo y afuera me espera la comida.
Dale, ve y luego subes.
Salgo y los pollos fritos se estaban yendo y yo sin otra cosa en la refrigeradora, le dije: Brother, acá es, no te vayas.
Pensé que dirías: Es gratis, ¿no? Claro, cuando te demoras apropósito.
En ese momento, la oí gritar: ¡Amor, calambre!
Maldita sea, dije, cogí las bolsas y subí con rapidez.
Ella estaba intentando desatarse y con la pierna elevada.
Tuve que coger y estirar su pierna con una sonrisa.
Ya tranquilo pude desatar y de nuevo alguien tocó el claxon.
Falta pagar, dijo el sujeto.
Cierto, le dije con una risa. El tipo estaba serio.
Amargado, pensé.
Volví y la vi comer las piernas de pollo.
Amor, calma, no me dejes sin comida.
Rió.
¿Le diste propina? Quiso saber.
Si esta todo enojado, que voy a darle.
Ay amor, si eres tú quien se demora.
¿Yo?
Sí tú, porque es tu idea la de atarme.
Ya bueno, bueno, bueno. Comeré, dije medio enojado.
Es un entretiempo, dijo con ternura haciendo que me calme.
Por supuesto, amor.
Reímos.
Lo único que se le veía era el rostro, yo tuve que levantarme, coger el móvil y hacer la llamada.
En veinte viene, sino es gratis, le dije con una sonrisa y sintonicé una canción en Youtube.
El tiempo pasó rápido, un motorizado tocó el claxon y luego el timbre; buscaba la billetera en los bolsillos del jeans regado en el suelo cuando la oí decir: Amor, ¿Cómo voy a comer si estoy atada?
Descubrí el edredón y recordé haberla amarrado a la cama con corbatas oscuras.
El nudo estaba jodidamente complicado, por eso le dije: Bajo, pago y cuando vuelva te desato.
No, no, hazlo ahora
Intenté hacerlo de forma estéril.
Afuera seguían tocando la puerta y haciendo bulla con el claxon.
Saqué una tijera.
No amor, son de seda, no las arruines.
Se hizo lindo que dijera eso.
El tipo de afuera continuaba metiendo presión.
¿Por qué haces un nudo tan fuerte? Me dijo entre risas.
Para que no se desate mientras te someto y hago mía, le dije con una sonrisa malévola.
¡Rayos, amor! No puedo y afuera me espera la comida.
Dale, ve y luego subes.
Salgo y los pollos fritos se estaban yendo y yo sin otra cosa en la refrigeradora, le dije: Brother, acá es, no te vayas.
Pensé que dirías: Es gratis, ¿no? Claro, cuando te demoras apropósito.
En ese momento, la oí gritar: ¡Amor, calambre!
Maldita sea, dije, cogí las bolsas y subí con rapidez.
Ella estaba intentando desatarse y con la pierna elevada.
Tuve que coger y estirar su pierna con una sonrisa.
Ya tranquilo pude desatar y de nuevo alguien tocó el claxon.
Falta pagar, dijo el sujeto.
Cierto, le dije con una risa. El tipo estaba serio.
Amargado, pensé.
Volví y la vi comer las piernas de pollo.
Amor, calma, no me dejes sin comida.
Rió.
¿Le diste propina? Quiso saber.
Si esta todo enojado, que voy a darle.
Ay amor, si eres tú quien se demora.
¿Yo?
Sí tú, porque es tu idea la de atarme.
Ya bueno, bueno, bueno. Comeré, dije medio enojado.
Es un entretiempo, dijo con ternura haciendo que me calme.
Por supuesto, amor.
Reímos.
Cosas que pasan un domingo cualquiera.
Fin
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