Tiempos

- A veces quisiera retroceder el tiempo y amarla por última vez. Saber que en cualquier momento se va a desintegrar su presencia y valorar el momento. Pensar que debo abrazarla con una intensidad superlativa, darle tantos besos como pueda, decirle todo lo que el corazón dicte aunque me quede corto y mirar la profundidad de sus ojos por un periodo importante. Saber que hoy está aquí; pero enseguida no va a estar, se irá y no es nuestra culpa que haya sido así, es el destino, Dios, algunos sucesos bizarres que nunca entenderemos y estamos a años luz de asimilarlos; pero están y más vale aceptarlos. Creer, al fin, que estoy ante el último suceso de su presencia y de una vez por todas dejar la banalidad de lo rutinario, para enfrentarme al deseo imperioso de aferrarme a su presencia hasta que el tiempo decida llevársela. Hasta que se vuelva humo, hasta que abrace la nada, bese el viento y sienta la jodida soledad. Pero, luego me doy cuenta que lo hermoso de los momentos es que nunca sabes cuándo será el último, es porque los vives creyendo en un mañana, pensando que mañana estará; pero ese mañana, ya no existe. Ese mañana es un recuerdo, es una fantasía y es, por supuesto, literatura.


Fin