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sábado, 28 de enero de 2017

Terapia de pareja

- En terapia de pareja, el de blanco y anteojos, bigote y ligera calvicie, al frente de ambos y escribiendo jeroglíficos en un cuaderno, escuchaba y plasmaba las intimidades liberadas en el lugar disque apropiado.
Ella hablaba sobre mi conducta antisocial, sobre esas fiestas a las que me invitaba para conocer a su entorno, presentarme como el futuro esposo, de hecho, no decir que era escritor, sino relatar con detalles no planeados, que tendríamos una boda excepcional. Acotaba al instante, luego de describir el ambiente lujoso y lo bien vestidos que andaban todos, que yo -lo decía mirándome con el ceño fruncido y hasta señalándome- me mantenía pegado a la bendita libreta de notas u otras veces mirando la nada y completamente distraído.
Pues, dígale, doctor, ¿Quién va a una fiesta a estar así? Y no es la primera vez, necesita de beber para hablar de sus obras, de lo contrario, nadie puede sacarle el mínimo de información. Es un baúl en el fondo del océano con un enorme candado. Cuando no está tomando ese trago que tanto le gusta, se queda mudo, pensando y escribiendo en esa libreta llena de apuntes raros, que una vez quise ver; pero no entendí ningún párrafo.
Mis allegados siempre me preguntan, ¿Por qué tu novio es tan callado? ¿Qué escribe? ¿Qué piensa? Y ¿Por qué con tragos encima actúa distinto? Y yo debo de responder con diplomacia y cierta vergüenza: Él es escritor, escribe, siempre debe hacerlo a pesar de no ser el momento, me imagino. No sé que estará pensando, seguro lo que va a escribir. Le gusta beber; pero le diré que lo controle.
Ellos contestan: Es medio raro el sujeto, deberías evaluarlo bien. Dicen que los escritores no ganan mucho dinero.
Mire doctor, se está riendo. ¿Por qué te ríes, ah? ¡Si es la verdad!
Ya estaba allí, ya imaginaba que no nos íbamos a callar. Entonces, respondí tras la risa: Perdonen, es solo que me resultó gracioso el último término. Obviamente soy raro, ¿Qué escritor es normal? Soy el sujeto más extraño que puedes conocer. El doctor escribió el inicio de mi argumento luego de verme por debajo de los lentes.
Para ser honesto, no me gusta la gente de esas fiestas, la gente hipócrita no me agrada. Todos ríen, relatan viajes y demás; pero más tarde se sacan las tripas entre sí. Se degollan, fantasean con las esposas de los otros y demás. Se preguntarán, ¿Por qué voy? Pues, hay comida y licor gratis.
Además, luego me están diciendo que soy un aburrido. Que prefiero la pizza, una buena serie y hacer el amor.
¡Pero no duermes luego de hacer el amor! Interrumpió.
No duermo porque a veces no me da el sueño que te da a ti, vieja; entonces, resuelvo leer. Y lo hago lejos para no incomodar. Es solo que a ti te gusta que este allí, controladora.
Eres algo posesiva, ¿te das cuenta? Deberías darme espacio y entender mi profesión. Soy escritor, todo el tiempo estoy escribiendo, a veces cuando no lo hago, por eso ando distraído y pensando en tramas, es normal. Jamás hablo de mis finanzas como esos idiotas que buscan sexo abriendo billeteras.
Que la gente diga que por eso soy raro, me resulta honesto y a la vez, gracioso. Tengo que reírme, ¿No?
Doctor, usted sabe que es bueno verle el lado optimista a todo.
Qué raro que estés hablando tanto, ¿Has venido tomado? Dijo con ironía.
Doctor, le podría preguntar, a esta mujer de veintidós años; pero con pinta de cuarenta y actitud de abuelita viuda ¿Cuántas veces bebo a la semana?
El de bigote y bata blanca la vio y realizó un ademán con la mandíbula.
Yo la vi, ella se mordió la uña y dijo: Le gusta tomar, ¿Qué tomas? Ah, ron, bebe mucho ron.
Que rico, dije al tiempo que sobé mis manos con sarcasmo. Luego de esta cita me voy a beber unos tragos para relajarme, añadí un pensamiento en voz alta.
El árbitro me vio y abrió los brazos para que responda.
No soy un bebedor asiduo, tomo los viernes por la noche en mi casa, con mis hermanos, las parejas de ellos y algunos primos. Y lo hago para relajarme, conversar de todo un poco y luego voy a dormir porque ni siquiera puedo hacerlo. ¿La razón? El trabajo, dice, la agota. Como si trabajara en construcción civil. Para todo el día en el Facebook curioseando los perfiles de mis ex novias.
Me vio con el ceño fruncido y añadí: Si eso me hace ser un alcohólico, me ofrezco voluntariamente a ir a alcohólicos anónimos. Y si, me hacen falta relaciones sexuales, por eso, recete a mi chica el libro de las sombras de grey 1, 2, 3, 4 y 5.
¿Por qué siempre tan irónico? ¿Por qué tan sarcástico? Recriminó.
Es que, ¿No te das cuenta? Esto es divertido. Tú me dijiste para venir, yo estoy aquí e intento pasarla bien. Además, eso que encontré en tu cajón me hizo viajar al espacio.
Oye, eso estaba reservado para el viaje, idiota, dijo entre dientes. Yo empecé a reír y luego respondí, estoy bromeando, monse.
Doctor, por favor, dígale que me estoy hartando y que lo voy a dejar.
La remedé con gestos exagerados y ella me vio molesta recordándome a mi madre cuando era niño y hacia travesuras.
Te dije, flaca, que los problemas se arreglan hablando, con el respeto de usted, porque mi padre también es doctor; aunque con un mayor rango, esto de andar compartiendo problemas con terceros, no me gusta para nada.
Te estás burlando del doctor, dijo entre dientes.
Estoy siendo honesto como nadie lo es. Mucho menos tu familia.
Ah, claro tu familia es la mejor.
Mi casa es una casa de locos; pero honestos.
El bigote y lentes no pronunció palabra alguna, de repente estaba aburrido o abrumado; aunque quizá, su trabajo sea escuchar. Que buen trabajo, me hizo pensar.
Oye, te invito un pollo a la brasa y arreglamos esto en la cama, propuse de una manera clara y directa.
Me vio y ese gesto amargado desapareció, una sonrisa nació y dijo con voz angelical: ¿Podemos pedir para llevar?
Lo que digas; pero vámonos, por favor.
En caja pagan, por favor, dijo el médico y con la ironía que me caracteriza; pero que esta vez ella adquirió, dijo mi chica: Pero, ¿Por qué? Si no ha ayudado en nada, bigote de brocha.
Fue la primera vez que fui a una terapia de parejas, tenía 20 años, mi novia 22, éramos locos e idiotas y parábamos en el espacio.
Ah, peleábamos todos los benditos días; pero por la noche nos arreglábamos moviendo la cama.

Fin

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