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sábado, 10 de junio de 2017

Ingrato encuentro

- Hace unos meses salí con alguien. La muchacha es bonita, ojos claros, cabello ruloso y rubio; pero durante la segunda cita y tras un inminente beso por causa de atracción mutua, cogí su mano, pues, soy demasiado romántico, ¿me entiendes? No te voy a besar y largarme, o decir, ‘bueno, te llamo y nunca lo hago’, si te beso es porque me gustas y si me gustas es que quiero crear algo, así de serio soy. Claro que todo con tiempo.
Entonces, luego de un cálido abrazo y decirnos que nos gustamos, empezamos a caminar cogidos de la mano. Estábamos en el Jockey Plaza un viernes a las ocho de la noche, cualquier individuo de mi Facebook podría verme y decir: ‘Carajos, lo vi a Bryan con flaca’ y correr con el chisme. No tengo que ocultar nada, no hay amantes ni esposas.
Aquí viene mi escena favorita -claro que fue incómoda en el momento-. Pasamos por un restaurante con mesas al aire libre, ella vio a un grupo de tipos que reconoció y yo, a pesar de hablar y escuchar todo, tengo la mirada en los gestos. Soy escritor, ¿comprendes? Debo ser demasiado observador. Ya te vi el pendiente distinto al otro cuando entraste a la fiesta, por ejemplo.
Al momento de ver a los sujetos su reacción fue decir, ‘¡Mierda!, Pedro, Juan y Daniel, Marta e Hilda, le van a contar a Pancho’. Claro que lo dijo despacio -me hice el sordo, disfruto hacerme el tonto- y ya su mano no estaba con la mía.
Aquí hago una reflexión: Adoro la honestidad, soy conservador y también actual, no me desespero por iniciar relaciones ni tampoco por salir con chicas, puedo ser muy buen tipo; pero no soy idiota, a mi edad y con toda la experiencia no me van a engañar. Además, si me dijera: Bryan, te quise para un chape, ¿normal, no? Yo le hubiera dicho: Flaca, no hay roche. Pero los besos se olvida rápido cuando no hay consecuencias.
Pero no, la muchacha tenía un guardadito y aquí menciono algo, ‘ahora comprenden porque el físico no es necesario’. Pinta, facha; pero con sus ‘cositas’.
Más adelante sonó su celular, era un sonido irritante, yo tengo el opening de Dragon Ball Z.
Pensé, no va a contestar. Y no lo hizo. Volvió a sonar, tampoco lo hizo y se notaba nerviosa, viendo el celular a cada momento y yo, ya enterado por completo de la situación, le dije: Si estas apurada, te acompaño a tu taxi y nos quedamos en otro momento.
Sí, mejor Parece que mi mamá me está llamando.
Claro, tu mamá se llama ‘bebito precioso’.
Más bien, de aquí me voy.
Pero, te acompaño, no hay problema.
No, no te preocupes.
Insisto.
Volvió a sonar el celular.
No, todo bien, yo me voy.
Bueno, ve.
Vaya con Dios, le dije en mi mente y enseguida supe que debía hacerlo.
Oye, (le dije su nombre) y añadí, ‘no le contagies tu actitud a tus amigas’. Mucha suerte y saludos al bebito.
Hice un ademán de despedida y me fui.
Ya en el bus de regreso a casa le escribí a un amigo: ¿Un ron? Accedió y le conté lo ocurrido sin detalles porque me los guardo para escribir.
Entonces, mi amigo dijo: ¿Sabes qué es lo penoso? Que el pobre muchacho ni enterado que su novia es ... (los adjetivos no los voy a parafrasear).
Así es la vida, mi bro, le dije y bebí.


Fin

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