Mi nuevo libro

Mi nuevo libro
Puedes pedirlo al WhatsApp +51 987774365

martes, 13 de agosto de 2019

De vuelta a la escuela

- A nadie le gusta volver a la escuela después de vacaciones. Cuando era niño anhelaba que el último fin de semana durara cuarenta veces más como esos días y noches en el polo norte; sin embargo, uno debía de aceptar y acatar que la vida simplemente es así.
La pequeña Circe se encuentra a años luz de la actitud perezosa de su padre cuando tenía casi su misma edad; pues a ella le encanta la escuela, sobre todo los lunes, porque su primera clase es Arte y Pintura y la segunda Lenguaje, al final termina jugando en Educación Física y sale llena de energías para continuar aprendiendo y divirtiéndose en casa.
A diferencia de ella, lo primero que hacia al tocar la escuela era querer zafar, esperaba el momento cumbre de la salida para ir a casa y prenderme en el vídeo juego.
Ella llega, almuerza conmigo, propone ver algún documental en Youtube (generalmente acerca del universo o historia universal) y luego se engancha con los libros mientras que yo voy tecleando un nuevo capítulo.
Es tan sencillo y lindo el hecho de compartir la tarde del lunes porque mientras la gente inquieta y desenfrenada camina de un lado hacia otro en busca, de a veces, nada, nosotros estamos llenándonos de conocimiento para usarlo, tanto en clases como en conversaciones.
Volviendo a la escuela, todo empieza con dirigirnos al lugar, que por suerte queda cerca y caminamos de la mano con parsimonia contándonos los sueños, esos que empezaron en el desayuno y fueron tan largos y a veces raros como olvidadizos que se siguen desprendiendo durante el trayecto al punto que nos genera confusión y curiosidad, lo que fomenta a la inevitable y a la vez maravillosa búsqueda de significados en el Google que en mis tiempos era intermitente.
Desciframos un rato después del almuerzo, poco antes de ver documentales; yo leo los comentarios de una página sobre sueños y ella decide aceptar o no los que mayor se asemejan.
Cuando llegamos al colegio nos detenemos en la entrada, hay una cola de padres y madres con sus respectivos tigrillos, me gusta llamarlos así porque son súper activos con ganas de hacer desastres, lo cual me resulta estupendo porque siempre he creído que los niños deben hacer travesuras para liberar su creatividad y también porque es parte de ser niño. Ya de grande no puedes andar haciendo desastres porque genera consecuencias, ¿aburrido, no? Lo mismo le digo a la princesa: Amor, haz lo que gustes. Pinta lo que quieras, corre, salta o brinca en el recreo, molesta a tus amigos, haz bromas, ríete mucho y sobre todo molesta a la profesora.
Esa última calamidad no realiza mucho, aunque me gustaría porque así la maestra, que es mucho menor que yo lograría citarme y así poder entablar una especie de conversación que siempre termina con un café un viernes por la tarde con la excusa de hablar sobre las calificaciones y los proyectos.
Me hubiera gustado involucrarme en asuntos de padres pero por mi escaso tiempo no logro desarrollar esas actividades, la contraparte las realiza y las comenta por interminables audios de WhatsApp que escucho cuando estoy en el trono o trotando y se lo hago saber con el único propósito de molestar.
La dulce princesa se junta con sus amiguitos, conversan sobre lo hecho durante los quince días de vacaciones intercambiando momentos de risa y diversión con frescura e inocencia. Noto que cada vez hay menos padres como lo fueron mis padres, me alegra, de hecho, no ser el único joven entre todos, pero a la vez me gusta ser el único que viste con ropa de casa un lunes por la mañana a diferencia de otros que andan con atuendos de oficina listos para volar hacia el trabajo mientras que yo dispuesto a preparar el café, tal vez ver las noticias, leer el diario y sumergirme al fin en las letras. Es así, hay diferentes clases de trabajos, personas y demás, eso es lo lindo.
Después de ver documentales impartimos interrogantes sobre lo visto, hablamos un poco al respecto y revisamos textos sobre ello. Nos gusta la historia y nos adentramos como viajeros en el tiempo dentro de la misma porque dicen que para crear un gran futuro hay que conocer el pasado.
Claro que todo lo antes mencionado no podría hacerse sin la rica merienda que siempre nos acompaña. Ella come mucho más que yo, pues tengo que mantener la figura mientras que la niña anda en crecimiento.
Y así es como se origina un lunes cualquiera con sentidos especiales en un mundo llamado nosotros.

Fin

No hay comentarios:

Publicar un comentario