Se te olvidó tatuarte los poemas.
Las palabras que
salieron del corazón,
se esfumaron
cuando el coraje habló.
Olvidaste pintarte
en el pecho las promesas.
Los abrazos que
entregaste fueron efímeros
como brisa de un
verano que se esfuma.
Se te olvidó que
yo te amaba.
Y dinamitaste
nuestro amor.
Construiste un
muro entre tú y yo.
Y abandonaste la ilusión.
Se te olvidó que éramos
tú y yo.
Romeo y Julieta de
una eterna historia de amor.
Tristán e Isolda
de una brillante obra de amor.
Las canciones que
dedicaste las copiaste y pegaste
en conversaciones
con distinto nombre y apellido.
Los versos de un
Neruda enamorado volvieron a caer en tus estados
sin que nuestra
imagen estuviera pegada.
Y me ausentaste de
tu vida tan fácil como quien sopla
la vela de un amor
que alguna vez encendió
como si se tratara
de un fulgor
de elocuente pasión.
Se te olvidó pensar
en mí.
Actuaste corajuda
cuando solo faltaba paciencia.
Desataste la ira
de tu huracán cuando solo debías de escuchar.
Hundiste en pena
nuestro amor cuando solo me tenías que abrazar.
Cuando solo me tenías
de besar.
Se te olvidó que yo te amaba.
Y dinamitaste
nuestro amor.
Construiste un
muro entre tú y yo.
Y abandonaste la ilusión.
Olvidaste que
nacimos para ser tú y yo.
E ignoraste al
destino que un poema nos escribió.
Y huiste de quien
te amó
para comprobar que
solo fue tu perdición.
Se te olvidó que
yo te amaba.
Y dinamitaste
nuestro amor.
Construiste un
muro entre tú y yo.
Y abandonaste la ilusión.
Se te olvidó que
soñamos con el mañana.
Se te olvidó que
unidos éramos el espacio.
Se te olvidó que
de la mano alcanzábamos el horizonte.
Y que juntos éramos
el espacio.
El mar y su
encanto.
El sol y su fuego.
El viento y sus
versos.
Se te olvidó que
yo te amaba.
Y dinamitaste
nuestro amor.
Construiste un
muro entre tú y yo.
Y abandonaste la ilusión.
Se te olvidó quien
eras tú…
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