Mi nuevo libro

Mi nuevo libro
Puedes pedirlo al WhatsApp +51 987774365

sábado, 18 de mayo de 2024

¿Por qué?

Me hubiera gustado que tuviéramos un final muy diferente al presente, le hablé convencido de poder cambiar el rumbo si cerráramos los ojos.

Ella estiró una sonrisa incómoda.

¿Por qué? Salió una duda.

Yo la seguía mirando encajando en mi mente los recuerdos acerca de su rostro.

¿Por qué? Repitió seriamente.

Sonreí estúpidamente.

Dime, ¿Por qué? Insistió ante mi ingenuo asombro.

Me sentía un novato enamorado de un ayer contemplándola vigoroso por tener un contacto más allá de la mirada con la mujer en frente.

Quiero saber, ¿Por qué? Le añadió una intensidad.

¿Por qué, qué? La pregunta fue lerda.

¿Por qué siempre haces lo mismo? Abrió las manos para darle un gráfico a su cuestión.

Desapareces.

Apareces.

Quieres, o intentas, cambiar el rumbo de mi vida con tu sola presencia.

Pretendes hacerme creer, sutilmente, que eres un hombre distinto cuando yo sé perfectamente que no es así.

La vi idiotizado, siempre sonriente, actuando asombrado y pecaminosamente ingenuo para con su habladuría.

¿Sabes?

Se llevó la mano al rostro trazando el cabello.

Fue una mala idea venir aquí.

Es mi culpa.

No sé porque siempre termino volviendo contigo.

Yo seguía sonriendo como si tuviera atorada la sonrisa.

Ella, rendida, tras un gesto y un respiro, también sonrió. Pero no fue por alegría, sino por una especie de resignación.

Cruzó los brazos y enseguida de recostó sobre el espaldar de la silla.

Y, entonces, ¿Por qué?

Abrió de nuevo su gran duda.

Amanda, yo te amo.

No, no me vengas con ese mismo relato.

Quiero algo distinto, señor distinto.

Chaqueta negra. Remera blanca. El mismo peinado de hace años y esa estrecha y desfachatada sonrisa que tanto odio. ¿Acaso no puedes ser otro? Me da coraje el solo hecho de pensar que estoy aquí por culpa mía como si algo en el interior me convenciera para volver.

Maldijo.

Y otra vez se removió los cabellos; aunque ahora miraba hacia un lado dejándome visualizar su perfil como para una fotografía.

Amanda…

Estiré las manos por sobre la mesa tocando tibiamente su antebrazo.

¿Puedo empezar diciendo que lo siento?

De los ojos le cayeron dos gotas resbalosas que no se atrevió a ocultar.

Eres cruel, ¿lo sabes?

Conoces mi vida. Sabes que estoy en crisis. Que asisto a terapia y me siento sola. Sabes que este lugar es mi favorito. Este maldito sitio me encanta. Y yo tan… tontamente anclada a ti, no puedo escapar.

Me vio a la cara. Se veía maltrecha. Llorosa. Dolida. Frustrada.

No, Franco, no puedes decir que lo sientes, porque no es lo que verdaderamente sientes. Es una mentira para venir aquí. Es un gancho para rodearme de ti. De tu encanto. De esa postura segura. De tus ojos. De tu mirada. De tu perfume. E incluso de tu léxico.

Amanda, escúchame, verdaderamente, lo siento.

Lo he repetido una, dos o tres veces; pero de corazón, lo afirmo –me puse la mano al pecho melodramáticamente- estoy arrepentido.

¿Crees que cogerte al sindicato de mujeres se disuelve con una disculpa?

Yo te creí una vez. Y lo volviste a hacer. Es una quimera creer en ti.

No puedo. Y no quiero, habló en voz elevada.

Amanda…

Dime, ¿Por qué tienes esa fantasía de querer volver a llamarme para citarme y decirme este porcelanato de cosas?, ¿es que acaso eres una especie de sociópata? Aparte de egoísta, ególatra y patán.

Su miraba indicó rabia.

Hubo fuego en su iris.

Franco, yo ya no soy la misma débil mujer. Estoy llorando, sí. Lloro porque estoy furiosa, jodidamente molesta, contigo y conmigo; pero, ¿sabes? Tú desconoces algo. Quizá, crees que volveremos a revolcarnos en la cama como las últimas veces; pero te equivocas.

¡Esta vez soy yo quien no regresa!

Vete a la mierda, Franco.

Se levantó imperiosa, cogió la cartera y se apalancó hacia la puerta mostrando una, curiosamente, muy reluciente sonrisa.

No pude detenerla.

Y al salir ya no estaba.

Subió a un taxi y se marchó.

Nunca antes había huido.

Jamás volví a verla.

Un corazón roto solo es capaz de curarse siendo tan valiente como para decir adiós.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario