Me gusta

- Me gusta verte desde el umbral de la habitación acomodando el edredón para acostarte a ver televisión. Sonreír mientras escuchas un diálogo entre los personajes y tiendes la cama de una manera sutil y armónica tal cual te gusta porque no te echarías si fuera de otra manera, con el doblado exacto para que no roce el suelo y enseguida tu piel inerte cae encima y haces un gesto de bienvenida a este hombre que ataca en un brinco sonriente y te desnuda con rapidez abominable.

Me gustar mirar el enjuague bucal frente al espejo y esa parafernalia que tienes como cabello, recién levantada y con el rostro soñoliento; aunque preciosa en todos los sentidos, pues por tal motivo ando riendo acostado sobre la cama y mirándote desde una posición privilegiada. Bonita, natural, sencilla y exacta, haciendo un gesto gracioso como si tuviera un ataque de rabia, apurándome con ademanes y haciéndome ir volando al momento de abrir la regadera. Es que tu encanto y la desnudez que tienes son mi adicción, preciosa.

Me gusta observar la silueta de tu cuerpo y moldearla con mis manos como buen artesano, sentir los senos y las caderas, besar el cuello y los hombros, fundirme con tu cuerpo al tiempo que nos cae la lluvia desde el grifo. Sentirnos uno, unidos en alma y latidos, en sentimientos y lujuria, en pasiones que desbordan y nos llenan. Ser nosotros el tiempo que dure el amor que emitimos a cada instante.

Me gusta contemplar la sencillez de tus pasos, el sonido de una voz con acento prodigioso, el endulce con una taza de mate, los besos en las esquinas, el aura cándida de tu cuerpo, el aroma de tus cabellos brillosos, el aire que brota de tu risa, los ojos enormes como estrellas que iluminan el sendero y el ensortijado con las manos que nos une y hace andar.

Me gusta que nos tengamos, preciosa.

Que apretemos las manos y seamos uno.

Que nos guiemos hacia el mismo camino.

Que nos amemos con estas verdades.

Me gusta que nuestras almas sepan sus nombres y nos sintamos sólidos en un abrazo que dura la eternidad.

Fin