Mi nuevo libro

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lunes, 25 de septiembre de 2017

Celos locos

- Soy una persona leal en todo el sentido de la palabra. Hombre de una sola mujer; pero tantas veces es complicado que alguien lo entienda; peor aún, en el presente de mi carrera, de repente porque me han tocado celosas (y no celos tiernos).
Esta historia basada en hechos reales crea un momento particular en mi vida.
Yo acababa de terminar de escribir mi primer libro, un manuscrito especial se hallaba sobre mi escritorio, era un viernes por la tarde y tenía planeado dedicarle la noche entera a la lectura. Mi entonces novia, de improviso, vino a visitarme. La recibí con emoción porque siempre es bonito que te sorprendan con dicho detalle, tras el asunto íntimo y el compartir de una serie cómica le dije, amablemente, que debía darle lectura al manuscrito porque acordé con la editorial en entregarlo el lunes. Me dijo, está bien; pero antes, comamos algo. Fue una buena sugerencia. Tras la cena fui a dejarla a su casa y volví con rapidez para poder escribir. Soy de esos locos escritores que aprovechan al máximo el tiempo en escribir, no desperdicio segundos; aunque al llegar mi madre quería que la ayudara con un asunto en la cocina y tuve que hacerlo de inmediato. Ya instalado en el escritorio resolví leer la obra.
En ese momento recibí un mensaje: Bry, cuando te fuiste al baño, vi tu libro, ¿Por qué uno de los cuentos trata sobre tu ex Mariana?
Amor, la mitad o más de ese relato es de ficción, solo el nombre y los lugares son reales.
Te he dicho que no me gusta que escribas sobre tus ex novias. ¡Me faltas el respeto!
Me sentí irritado. Yo puedo soportar que bromeen, que me tilden de IT el payaso y demás; pero no aguanto cuando se meten con lo que amo y no es una cuestión de orgullo, es que realmente me había esforzado tanto en lograr terminar un libro y hallar una editorial que quiera tener la osadía de publicarme para que alguien me dijera una calamidad de esa magnitud, incluso, no es por hacerme el mártir porque nunca lo soy, ni siquiera dijo, te felicito por terminar el libro o algo similar. Únicamente se enfocó en un par de cuentos sobre alguien con quien estuve hace cinco años.
Obvié el asunto porque debía de leer con atención; pero ella, fiel a esos celos extraños que tanto sentía, me volvió a escribir: Bryan, estoy enojada, te he dicho que no escribas sobre tus ex.
Yo le dije: Amor, la hemos pasado bonito, ¿tú crees que me puedas dar un tiempo para leer esto que es realmente importante? Luego puedes hacer todo el drama posible y lo arreglamos conversando.
No. Quiero que me expliques ahora, ¿todavía la amas?
Amor, estoy contigo hace siete meses, no estoy con ella hace cinco años, estuve con otras chicas después de ella, ¿Cómo demonios voy a amarla? Cuando termino una relación, es porque no hay nada. Te conté la historia decenas de veces.
Típica de una mujer celosa, lo obvia todo como si mis palabras hubieran entrado por su oído y salido por lo otro.
Ya estaba estresado, odio que no respeten mis horarios de trabajo, yo lo único que pido es comprensión, no exijo que me acepten, trabajo escribiendo y amo tanto lo que hago que solo quiero que lo entiendan, después puedo ser el mejor novio del universo, ir a cenas con tus padres y aguantar a tus amigas; pero por favor, solo quiero escribir.
Le dije: Cariño, Mariana es un personaje, ni siquiera la describo como es, le meto algunas facciones de mentira, le agrego atributos y quito algunos; ¿comprendes? No se trata de ella en sí, solo de un prototipo. Me sentí como un mago cuando revela un truco.
Nuevamente, obviando todo, me dijo: Voy para tu casa, quiero hablar sobre esto. Estoy cansada de ver como sigues enamorado de otras chicas.
Hey, espera, estoy haciendo mi trabajo. No estoy enamorado de nadie, de estar enamorado de otra chica, no estaría contigo e iría tras ella. Es lo más natural que puedo hacer. Además, estoy contigo hace siete meses y te he demostrado de todo, ¿puedes tener memoria? No hables sin sentido, solo haces que todo lo que haga sea en vano.
Demasiadas explicaciones y todas por tener mí espacio.
No era la primera vez que actuaba de ese modo, también pensaba que me acostaba con cada persona que le daba like a mis textos.
Odio los celos, yo no soy celoso, nunca en mi vida he sentido celos, soy una persona segura; pero en una relación trato de dar toda la confianza posible para que puedan estar tranquilas, para que no exista una duda, yo me abro en plenitud para que sepan cómo soy y que nunca voy a fallar porque lo único que hago es leer, fantasear mientras escribo y obviamente, publicar libros.
Puedo hacer todo lo que gustes, desde hacer el amor de formas diferentes hasta ir al baby shower de tu amiga y salir a bailar con el payaso con tal que luego me den mis dos horitas de espacio, solo eso, dos horitas.
Respondió: No soporto que tantas chicas te escriban, tu MSN siempre está abierto y observo todo lo que te dicen, me desagrada.
¡Sí dejo mi MSN abierto es porque no oculto nada! Pensé.
Yo: Son personas que leen mi libro, les gusta mi trabajo, tal vez les agrado; pero no más. Tengo como ley principal, no involucrarme con lectoras y como única virtud soy el tipo más fiel del mundo. De lo contrario no tendría sentido lo que escribo, debo sentirlo y pensarlo para decirlo.
Ella, por fin, entendió: Bueno, por ese lado bien; pero, ¿Por qué tu ex? ¿Por qué no otra chica?
Yo: Porque es solo una historia y me gusta escribir realidades.
Ella: Me faltas el respeto. ¿Por qué no escribes de mí?
Yo: Te escribo una carta cada día, un texto por semana, algunos cuentos son para ti. Es mi trabajo. Si tú fueras actriz y te besas con un galán, yo no te diría nada, es tu trabajo y respeto. Si fueras cantante y llenas el estadio de fans, yo no diría nada porque respeto lo que haces. Solo acepta lo que hago que estoy a punto de volverme loco.
De hecho, ya me había vuelto loco, no era la primera vez que sucedía, era la vez número cien y yo ya estaba harto, lo habíamos charlado varias veces para calmar asperezas, ella sabía de mis situaciones problemáticas para poder hacer lo que me gusta, sabía todo lo que pasé para lograr sacar a relucir mi pasión; pero solo se dejaba cegar por los celos absurdos.
En ese momento, oí que la dejaron entrar a mi casa, mi madre, buena onda, hizo que ingresara. Yo estaba volando en mi habitación, de hecho, angustiado e incomprendido, llorando de impotencia y diciendo: Solo quiero dos horas, ¿es mucho que pedir? ¿Acaso soy un maldito mal novio? Esas últimas preguntas retóricas fueron en un acto dramático muy gracioso, es que a veces hago drama en son de broma, como para reírme de la situación y burlarme de mi suerte.
Ni siquiera tuvo la cordura de tocar la puerta, yo estaba sentado intentando leer. Ella se detuvo detrás y dijo: Tengo una pregunta para ti. ¿Sigues enamorado de tu ex novia?
Respiré y le dije: No, mi amor. Ahora, por el amor de Dios o el Diablo, ¿puedo leer el manuscrito que debo entregar el lunes a la editorial o de lo contrario me van a tirar una patada en mi lindo trasero?
Te prometo que después vamos a cenar, lo que gustes, ¿Ya? Te quiero.
Bry, no quiero que escribas sobre alguna otra chica que no sea yo.
No quiero que escribas otros nombres que no sean el mío. No quiero sentir que amas a otra, no quiero pensar que piensas en otras, no quiero saber que mi chico fantasea con otras mujeres, no me gusta para nada. Hizo una pausa y añadió, ¿Por qué no ejerces tu otra carrera?
La amaba, lo juro. Me levanté de la silla, acomodé el cabello, dejé el manuscrito a un lado, abrí la puerta de la habitación, todo en silencio, hasta decirle: Te acompaño a la puerta.
¿Sabes? Lo dejamos aquí, le dije y nunca volvimos.
Nota: Yo no vuelo, no me enojo y reviento de ira. Simplemente estallo por dentro y me mantengo en silencio, me decepciono por completo y termino la relación.
Me agradaba muchísimo todo lo que hacíamos en la cama, les juro, me había esforzado por caerle bien a sus amistades, iba a las cenas con sus padres y aguanté sus celos enfermizos; pero no pudo comprender a lo que me dedico, ni que fuera un narcotraficante o ladrón, únicamente hago lo que amo y lo único que espero es respeto, ni siquiera comprensión, estoy soñando si lo van a entender, solo respeto.
Fueron siete meses lindos. Cuando quiso volver, no quise. Le dije que andaba imaginando cosas inexistentes y por más que yo demostraba mucho, solo pensaba en todo lo negativo, que, curiosamente, no existía.
Una de las tantas veces que los celos ciegan a las personas, que no dejan que uno haga lo que ama. Yo puedo ser un gran novio, solo pido tres cosas: Demuestra tu amor, respeta lo que hago y vamos a divertirnos en la cama.
Tras la ruptura estuve tranquilo, no soy alguien que anda buscando relaciones, adoro mi soledad y el hecho de estar en paz para poder escribir.

Fin

sábado, 23 de septiembre de 2017

Eterna princesa 8

- Princesa, ya no eres real.
Debo dejar de pensar que mis sueños son mi realidad.
Que en una dimensión irreal te voy a encontrar.
Y a veces, aunque quiera negarlo, ya no recuerdo el aroma de tu piel.
El tiempo avanza y los recuerdos van cayendo en un abismo.
Ya no los detengo, ya no los protejo.
El tártaro de recuerdos se inunda para siempre.
Ya no eres real, mi chica de los cabellos rulosos.
Ya no puedo caminar creyendo que sujeto tu mano.
Ya no quiero imaginar que te revelas como la sombra detrás de la cortina.
Princesa, ya no eres real.
Debo dejarte escapar.
Debo entender que no volverás.
Aceptar que nuestro tiempo expiró y que los grandes amores, a veces, no son terrenales.
¿Me perdonas tú esta vez? Por querer avanzar sin mirar atrás.
Por querer volver a amar.
Ya vivimos lo suficiente y ya te mantuve en mi subconsciente; pero es momento, mi princesa, de dejarte ir para siempre.



Fin

Las locuras de mi asistonto

- La otra vez viví una situación bochornosa, de hecho, antes de empezar a contar este suceso el lector podrá pensar: Demonios, Barreto, ¿siempre andas metido en situaciones particulares? La respuesta no la tengo, eso deben consultarle al guionista de mi vida.
Yo estaba en una feria, sentado en mi stand y esperando la hora del break de las muchachas para que se acerquen a preguntar por el libro.
Sabía que todavía faltaban quince minutos, por eso resolví ir a la cafetería y pedir un cappuccino (gratis, por cierto). Una de las cosas que me gusta de esta profesión es que todos alucinan que siempre haces dos cosas: Tomar café y beber licor. Entonces, hasta te lo ofrecen. No me sorprendería que me citen para una campaña publicitaria de alguna marca prestigiosa.
Me apoyé en una columna para disfrutar de mi café al tiempo que empezaron a descender las alumnas, entre ellas, curiosamente, se hallaba un amigo a quien voy a nombrar como ‘mi asistonto’. Al verlo, le dije: Hey, ¿Qué tal? Has las movidas para que vayan a mi stand. Respondió: Bryan, todas saben que estas aquí, irán en diez minutos.
Me froté las manos; pero no apresuré el café, debo disfrutarlo, es una de mis leyes.
De repente, vi a una chica, morena y de cabellos particulares y cometí, tal vez, la irresponsabilidad, de comentarle a mi tímido asistonto, la siguiente e inofensiva frase: ¿La conoces?
Sí, ¿Por qué? ¿Te la presento? Dijo como todo buen adolescente que intenta ser pícaro.
No, tranquilo. Nunca demuestres tanto interés.
Y recuerda, primero, debes ser interesante sin ser exagerado.
Obsérvame, soy un tipo apoyado en una columna, visto de negro, llevo el cabello amarrado y parezco pensativo. No miro a nadie. Eso genera un, ¿Por qué no nos mira? Y cuando no la miras, ella te mira.
Al rato, volví a mi lugar y mi querido asistonto resolvió ir al baño, porque según especificó de manera extraña, había tomado como tres litros de agua y también quería acomodarse el cabello.
No me des explicaciones de todo lo que haces, quise decirle.
Éramos como Gohan y Piccolo.
Tras el éxito en el stand y quedarme sin libros retorné a la cafetería por otro cappuccino y al entrar vi a mi simpático asistente junto a la chica de los cabellos negros y extraños, ella se hallaba sonriente y tal vez, un tanto nerviosa mientras que mi asistonto se encontraba con las manos en la polera y mirando hacia la entrada.
¿Qué tal? ¿Todo bien? Dije al verlos.
Bryan, ella es la chica por quien estuviste preguntando.
Dos errores garrafales: Decir ‘estuviste’ es una constante y señalar a la chica, nerviosa, por cierto, me generaba una tremenda responsabilidad.
La saludé de inmediato y le dije, disculpa a mi amigo, suele ser muy literal.
Ella dijo: No pude bajar antes, tenía examen. ¿Todavía tienes ejemplares?
La muchacha estaba nerviosa. Era linda, obvio. Morena, delgada, cabello ondulado y gafas de medida, como me gustan.
Mi asistonto y por eso lo he llamado de ese modo volvió a cometer otro error, haciendo alarde de su picardía adquirida y recordándome a mis amigos de cuando estaba en primero de secundaria en el colegio, dijo e hizo lo siguiente: Los dejo solos. Y se fue guiñando el ojo.
No soy un parroquiano. ¿Qué café te gusta? Ella no tomaba café; pero lo comentó después de ver la lista.
Voy a pedir un agua, añadió. Entonces, vamos a sentarnos, sugerí y fuimos a acomodarnos a una mesa con dos sillas.
El plan era tomar mi café, contar el dinero de manera sigilosa, recordar mi stock de libros, planear la estrategia de mañana, recordar mis cursos en la universidad, llamar a mi abogado para agilizar algunos papeles, llamar a mi vieja para preguntarle que ha cocinado y responder los miles de mensajes de WhatsApp distrayéndome un rato; pero no, estaba envuelvo en una ‘cita’ y todo por obra y gracia del más torpe y simpático de todos los asistentes.
Esto me recuerda a una anécdota que voy a mencionar antes de seguir, cuando llegamos a la feria, acomodé los libros en forma de torre, mi asistonto dio un mal paso, cogió el mantel y con todo y libros se fue al piso. Había tardado veinte minutos en acomodar todo.
Con la chica hablé bastante tiempo, no pensé que fuéramos a tener tanto en común, yo soy una persona muy especial en algunos sentidos, es decir; no suelo tener citas, no porque no desee a las mujeres, es solo que estoy en un proceso de transición y ando alejado de los amores. Sin embargo, admito que me divertí.
Incluso, fuimos a almorzar y ella encantada. Charlamos un buen rato, la acompañé a abordar su bus y nos despedimos con un extraño abrazo.
Que morena para más simpática y agradable, pensé y de repente, algo realmente bonito fue que a la hora me escribiera un mensaje de texto diciendo: Fue maravilloso conocer otra faceta de ti.
Esto me conduce a la siguiente reflexión: Muchas personas solo conocen una faceta de este escritor, la del romántico y tantas veces irónico con su vida diaria; pero cuando tengamos oportunidad de vernos verás que hay otros cantares.
Al día siguiente le metí un tremendo jalón de orejas a mi asistontisimo y le dije: Nunca vuelvas a meterme en esa situación.
Pero, jefe, te veo solo y leyendo a Bécquer, ¿no crees que sea tiempo de algo amoroso?
Pasa la morena, con el cabello suelto y divino, recuerdo haberle mencionado durante dicha salida, que el cabello debe andar siempre resplandeciente. Al momento de verme sonríe y agita la mano con ternura. Con sus cuadernos apoyados en su pecho se detiene en una esquina esperando por mí, entonces pienso: ¡Maldita sea, Bryan Barreto! Eres un irresponsable, ¿Qué demonios le hiciste a la chica?
Como en una película, miro a la cámara y digo: Bueno, allá vamos de nuevo.

Fin

domingo, 17 de septiembre de 2017

Ella y yo

- Hay una historia que he dejado de lado; pero hablo mucho de la misma en mi anterior libro ‘Una noche, una musa y un teclado’.
En síntesis, estaba enamorado de alguien y cada fin de semana de borrachera, con mis entonces demonios (ya casados y con hijos) solía tener un ritual, de hecho, muy difícil de explicar en la actualidad.
Me tiraba casi todo el dinero de un trabajo de redactor en licor y alguna que otra cosita que no voy a decir quedándome únicamente con una moneda. Sí, un nuevo sol y en tiempos de celulares con mensajes misio cuando no tenías saldo hacia la llamada.
Un momento, le decía a mi amigo que bebía, ya durante la mañana e iba al teléfono de la esquina, preparaba un discurso que nunca dije y cuando ella hablaba: Buenos días, ¿Quién es? Yo decía: Hola, solo quería oír la melodía de tu voz. Escuchaba un sonido curioso y luego decía: No me quiero acostumbrar a estas llamadas, porque temo que dejen de ocurrir.
Es irónico, ¿sabes? Dos años oyendo tu voz y ahora resulta que me gusta cuando la escucho los domingos por la mañana.
Reía y luego contestaba: Voy a preparar el desayuno, si estas cerca, ven rápido, que los tamales se enfrían.
Quiero abrazarlas y sentir que tú y yo todavía podemos construir una familia.
Solo en la cabeza de Lu, esta esa idea. Y a veces, en la mía.
Dile que iré pronto. Que no resisto no tenerla.
Lo sabe. Sabe que su pa’ es un loco que sueña con escribir libro y ¿sabes qué dice? Que quiere permanecer en uno de ellos.
El tiempo se termina, el odioso dinero no alcanza para otros minutos. ¿Le dices que la amo?
Todos los días. ¿Amas a su madre?
En su momento demasiado.
A veces quisiera que fuéramos quienes fuimos. Si tan solo, hubiéramos sido un poco menos tontos, Bry.
Deja de pensar en eso. Oye, ¿Sabes? Algo que decir.
Dime, por favor. No te lo guardes todo para el papel. Es tu error y lo sabes.
Creo que...
Fin de la llamada.
El lunes de sobriedad, el tipo cambia, los momentos son otros y la mente se pierde en historias irreales que caen en las hojas de un futuro libro.
Pasan los años, se juntan de nuevo, ya sin tanto grito ni desmadre, dos sujetos, padres, de hecho, que en común llevan lo mejor de cada ser y se ven desamorados pensando en que alguna vez fueron el cielo en la tierra y que hoy, son tan solo dos sujetos que nunca lo volvieron a intentar.

Fin

sábado, 16 de septiembre de 2017

Todo es imagen

Mi mejor amiga ha llevado un diplomado en Marketing en una prestigiosa universidad y lo primero que hace es citarme para una cita, según dijo, de trabajo. 
Me pareció graciosa la forma como lo dijo, suele ser muy cómica incluso cuando intenta hacer el papel de seria.
Nos vimos en el lugar de siempre, un par de horas antes de que entre a clases; me sorprendió no esperarla como de costumbre, de hecho, ya estaba sentada cuando ingresé a la cafetería.
Agitó la mano para indicar su ubicación, pues, en un lugar lleno de rubias, cualquiera se equivoca. No le dije dicho pensar porque podríamos sacar a relucir su ego afirmando lo siguiente: Odio las comparaciones, ¿ok? Y yo tendría que decir, no fue una comparación, solo un comentario divertido. Me vería con los furiosos y muy sensuales y luego cambiaría el tono de voz por uno dulce; pero evité todo ello, quería ir directo al grano. Adoro las citas de negocio, son los únicos momentos en lo que me pongo realmente serio, claro que el segundo instante es cuando una novia me dice: Amor, no me viene.
Curiosamente me ha pasado tantas veces que ya dejo de preocuparme, no es que este escritor sea un completo irresponsable, es solo que me guío con una simple y poderosa frase: El 99% de mis miedos, no van a suceder. Además, ya tengo ganas de tener más hijos, no podía cambiar mis planes un evento de dicha magnitud.
Lejos de ese lapsus, vi a mi amiga con un atuendo espectacular, no sabía que desde que le pedí que fuera mi asistente tendría la delicadeza de vestir como me encanta que se luzca una verdadera mujer, en ese momento pensé, me olvido que a veces te imagino con bigote y te juro por el amor del mismísimo Lucifer que te llevo al cinco estrellas de al lado y no creo en nadie.
Esa falda y esas medias largas, por el amor de Dios, ¿Quién no podría pecar? Yo, soy humano y estoy soltero, no le hago ni un jodido daño a alguien, de hecho, una de mis bisectriz es la siguiente: Hago lo que quiera realizar con tal de no dañar a nadie. Es mi regla de oro.
Pero, es mi amiga, a veces la imagino con pene y diablos de solo pensarlo ya no quiero fijarme en ella.
Sin embargo, que me perdone el rey de los infiernos, esa falda negra con esas medias largas y los zapatos de tacón hacen la combinación perfecta para perder el juicio y envolverme en una verdadera situación bizarre de la cual, estoy seguro, no saldré a salvo o al menos podría perder algo tan lindo llamado amistad. Es entonces cuando reflexiono, la amistad, a veces, dura más que las relaciones, por eso es bueno conservarlas, no por un coito momentáneo voy a mandar todo al carajo. Me sorprendo pensando todo eso en cuestión de segundos, ella me mira y dice: ¿Qué demonios piensas, maldito pervertido? ¿Crees que no me doy cuenta? Te conozco, fetichista del infierno, como nadie te conoce, siéntate y deja de verme los zapatos Prada como niño viendo una paleta de helado.
¡Se me fueron todas las ganas! O tal vez, solo se trató de un espejismo.
Enseguida, empieza la charla. Ella me cuenta que estuvo en un diplomado de Marketing con no se que otras cuestiones más, no se mucho del tema, mi ignorancia abarca todo lo demás. En cuestión, me va a ayudar con las ventas de un futuro libro de relatos eróticos que estoy intentando sacar, así es, señores, el joven escritor, va a cambiar de género drásticamente utilizando un seudónimo.
De pronto, sacó un centenar de hojas y comenzó a explicar haciendo apuntes y viéndome por debajo de sus improvisados y sensuales lentes de secretaria.
Bry, lo primero que te voy a decir es lo siguiente: ¡Imagen! Todo es imagen a partir de hoy, entonces, procura sacarte fotos decentes, no con el torso desnudo en los saunas, ni haciendo videos estúpidos en donde sales calato con dos letreros ocultando tus partes íntimas en los que dice escrito: Prohibido, no tocar.
¿Cómo sabes eso? Quise saber. Es mi pasado de loquillo, añadí.
Bry, te conozco, se todo de ti; pero bien que hayas eliminado todo ello de las redes.
Evita relaciones de pareja con mujeres tóxicas, es decir; aléjate de las locas como la monja de El conjuro 2 y Annabelle. No suman las chicas que te hacen problemas porque todo lo cuelgan en Facebook y daña tu imagen, también procura que no te saquen fotos en borracheras ni haciendo estupideces de ebrio, trata siempre de mantener un perfil agradable, debes ser un símbolo del romanticismo, de hecho, lo eres; pero con más cautela, ni tanto rollo ni polémica, se que amas ser polémico y te gusta hablar de temas y ser controvertido; pero evita todo eso, un día vas a estar en una silla giratoria y tener el poder y placer de hacer miles de estupideces y locuras y será divertido, lo sé; pero todavía no, hoy por hoy, mantén la calma y no hables de religión, ni orientaciones sexuales, tampoco de fútbol si es posible y no andes criticando a todos, si a algunos les gusta el naco de Maluma, bien pues, ¡Al diablo! Se aguanta.
¿Puedo hacer el baile del Pirulino en un estado de completa ebriedad?
¡No, carajo! Ya te dije, evita subirte a una mesa de billar, quitarte la camiseta mojada y hacer un baile paras las chicas. ¡No, no hagas eso nunca más! Apropósito, ¿te pagaron?
Entonces, ¿qué puedo hacer? Que aburrido.
De ser posible solo escribe, estudia, lee y comparte textos de amor, vende tus libros, ve a conferencias y demás; pero por lo que más quieras, no te involucres con una lectora. Todo menos eso.
¡Demonios!
¿Qué sucede, Bry?
Este…
¿Estás saliendo con una de tus lectoras?
Bueno, estaba.
¿Quién?
¡Carajo, Bry! Puede ser tu hija. ¿Qué sucede contigo? Te dije que no volvieras a involucrarte con chicas a quienes les llevas diez años. No es bacán; aunque sé que a las niñas les gustan mayores. Hoy por hoy, imagen y más imagen, nada de relaciones extrañas y no te enamores nunca de una lectora.
¿De quién podría enamorarme?
¡De nadie! Te vendes mejor soltero. ¿Me entiendes? O sea, vender es un término curioso; pero mejor dicho, te marketeas mejor soltero. Un escritor con pinta y facha y soltero, ¿me comprendes?
¿Ya no puedo tener citas?
¡No! Y ¡No!
Ya, ya, ya, aburrida.
Ahorca el ganso algunas veces, dijo y me empecé a matar de la risa.
Te voy a volver un símbolo, loco, ya vas a ver, soy una maestra en esta materia, voy a hacerte grande y cuando seas rico voy a hacer que seas mi marido.
¿Qué? ¡Estás loca! Prefiero a la novia de Chucky.
¿Qué? ¿No me estabas alucinando antes?
Hasta que recordé que tienes bigote.
Hablas estupideces. Bueno, en fin, la cuestión es que mantengas tu imagen intacta, ¿entiendes? Todo entra por los ojos (de hecho, hizo una seña muy sensual).
Ya chévere, voy a hacerte caso.
Sí, entonces, repite conmigo: No voy a coquetear con la cardióloga.
No voy a salir con chibolas de 19 años. No voy a embriagarme y hacer estupideces. Voy a casarme.
¿Qué? Todo menos casarme, por favor.
Se empezó a reír. Fue broma, Bry. Debiste ver tu cara.
Llegaron las bebidas.
Gracias, le dije a la señorita con una sonrisa.
¿Ves? Lo primero que digo y lo primero que haces.
¿Qué estoy haciendo?
Estas coqueteando.
Solo le agradecí y sonreí.
Bueno, bueno. Salud por nuestro futuro empresarial.
No pensé que escribir libros fuera algo tan lucrativo.
Piensa, vende un millón de libros a un sol cada uno y ya tienes un millón de soles. Yo te voy a vender ese primer millón.
El dinero es lo de menos, querida.
Siendo millonario vas a poder invitar a salir a Jennifer Lawrence.
¡Salud por ese primer millón!
Y de fondo se comenzó a oír una particular canción que me devolvió a tiempos de desenfreno en discotecas; pero no, ya no más.

Fin

¿Qué hago?

- ¿Qué debo hacer si una muchacha se acaba de quedar dormida en mi hombro? Tal vez tenía sueño o le gustó mi aroma. 
Bajo en cinco cuadras y no quiero despertarla.

Resolución sobre la anécdota de la muchacha dormida: Pues, bajé un paradero después, no iba a darle un beso porque sería irrespetuoso, hinqué su hombro y le ofrecí disculpas por despertarla pero debía bajar. Intercambiamos sonrisas y seguro volvió a cerrar los ojos.
Ahora, ya de regreso, estaba cómodamente sentado en un asiento individual al lado de la ventana y escuchando 'The killers' cuando de pronto subió una chica con muchas cosas en la mano, entonces se me hizo inevitable decirle, siéntete aquí, te veo incómoda. Dijo gracias dos veces y se sentó.
¿Saben? Es instintivo, no puedo ver a una dama en dicha situación, sencillamente me nace.
Lo contrario es que a veces se confunde amabilidad con coqueteo, por eso me alejo. Así evito que piensen que intento algo.
Soy alérgico a esas circunstancias, yo nunca intento ligarme a alguien en ningún ambiente.
Obviamente si me gusta una chica trato muy sigilosamente de conquistarla.
No soy el típico odioso que llena de mensajes, ni tampoco ando presuroso, tengo mis cositas y solo son de una.

sábado, 9 de septiembre de 2017

El tipo de la esquina que amo pero no conozco

- Ahí está, parado en la esquina, fumando uno de sus cigarrillos que tanto le gusta; pero me repite que únicamente lo hace los fines de semana. Hoy es viernes por la tarde, lo observo sobrio y firme, seguramente pensando en alguna historia, de repente vivida, tal vez, imaginando situaciones que llega a confundir con la realidad, una vez me dijo que solía perderse en el limbo de la ficción con lo tangible, aseguró que a veces no sabe diferenciar la realidad con la fantasía. ¿Quién te afirma algo así? ¿Quién viene y te cuenta eso? Sentí que había confianza en ese momento, después me di cuenta que estaba equivocada, solo era un comentario banal, algo cotidiano, como si compartiera una creencia.
Sonríe, entonces me pregunto, ¿Qué acaba de pasarle por la cabeza? Quizá, alguna anécdota divertida o una de sus tantas aventuras desastrosas que lo hacen carcajear. ¿Por qué verlo siempre todo del lado divertido? Quise saberlo una vez. Me respondió, porque solo conozco ese lado.
¿Qué ocurre en su mente ahora? Uno puede verlo serio y mirando el horizonte; pero dentro de su cabeza hay mundos en conflicto, dilemas amorosos de los que cuenta la mitad y el resto reserva para escribir, situaciones pasadas que lo atormentan y le gusta, fantasmas que deambulan y no lo dejan en paz y también le gusta, vivencias divertidas como jodidas; pero, nunca te cuenta las tristes. ¿Alguna vez te ha contado sobre sus miedos? A mí, nunca.
Suponer que le teme a la muerte sería muy elemental. Jamás sabré sus verdaderos miedos ni siquiera sus derrotas. Es como si las ocultara de todos y hasta de él mismo; pero busco un momento en que las libera, todavía no lo encuentro. Quisiera conocerlo a fondo; pero no me deja. Me muestra muchas puertas y yo puedo ingresar a todas, hablarle es sencillo porque charla de todo, no tiene temas tabús, una noche nos amanecimos hablando de sexo sin tocarnos; aunque sentí que me había hecho todo con hablarme. Sin embargo, desconozco sus miedos, esos sueños rotos que todos tenemos, esas frustraciones amorosas y sociales que nos ocurren, no las dice, no las cuenta, no las comparte y cuando intento saberlo de manera directa me cambia el tema de golpe, a veces es muy sutil, otras veces, me obvia con una linda sonrisa. Es diferente en referencia a sus sueños, te los comparte como si se tratasen de meras situaciones futuras, como decir que mañana será sábado, lo ve obvio, dicta esfuerzos y estrategias, planes y proyectos como si se fuesen naturales, muestra una seguridad sencilla. Es contradictorio a su enorme ego, terrible, por cierto; pero lo disimula como nadie, lo tiene bien adentro, sabe cuando hacerlo escapar, a veces como una fuga y lo he sentido en sus palabras, se cuando su ego habla; pero sabe cuando hacerlo, cuando dejarlo salir y sobre todo con quien y cuando. Y cuando lo descubres ya no está.
Ya es el chico sencillo; pero te deja claro el mensaje.
He llegado a pensar que nunca se ha enamorado, cuando le pregunto, ¿Cuántas pasaron por tu vida? Responde de modo ambiguo. Dice que decir un número es como haberlas coleccionado. Entonces, cambio de pregunta, ¿a cuántas amaste? A todas, responde.
No es posible, no puedes haber amado a todas, le digo. De lo contrario, no hubiera empezado una relación, me dice.
Yo he llegado a creer que solo amó a una mujer; pero jamás me habla de ella, a veces lo oigo fantasear: ¿Cambiarías algo de tu pasado? Pues, un error que cometiste y puedes evitarlo. Si el tiempo retrocediera, ¿Qué harías? Siento que me habla de alguna historia; aunque a veces creo que son verdades, creo que ha perdido a alguien en el pasado y no ha vuelto a recuperarla, pienso que fue su chica ideal, la que perdió; pero enseguida recuerdo a Daniela y pienso, no puede ser, las fechas no coinciden. Hubo alguien más que Daniela y nunca voy a saberlo, jamás me va a contar.
Hace meses que no me hablaba entre líneas de esa mujer del pasado y una vez, se acercó y tras sonreír, me dijo: Estoy libre del ayer.
¿Qué sucedió? Quise saber. El encuentro inevitable, los personajes del pasado volvieron y resolvieron el enigma que no quiso unirlos.
No entendí y cuando quise saber más, ya no me quiso contar.
Es como si solo contara algo y luego no te explicara y llevo años tratando de descifrarlo. Creo que conociendo a las personas que amó voy a adentrarme en su vida; pero, ¿y si ellas pasaron por lo mismo? ¿Y si solo Daniela pudo hallar su alma?
Me frustro. Indirectamente supe de cada una de ellas, físicamente distintas, no hay un patrón. No me habla de sus ex novias, solo escribe las historias y me dejo llevar por las mismas. No dicta fechas, porque una vez me dijo que una confusión podría ocasionar un daño colateral.
Me cela que haya amado a muchas; pero me satisface ser su actualidad. Todavía no lo conozco del todo y ya son tres años juntos, se que le gusta el futbol y ama escribir; pero, ¿Por qué no me cuenta de su familia y la vivencia con sus amigos? Siempre dice, si quieres saber de mí, lo peor que debes hacer es preguntar.
Odio que no me hable de él, curiosamente sabe absolutamente todo de mí, hasta mis peores miedos, hasta mis mas grandes sueños y yo solo sé que le gusta hacer, lo que le divierte y da risa, lo que le agrada para cenar y su anime predilecto.
No se hace el misterioso, simplemente no habla de sí, lo escribe; pero, ¿será todo verdad? ¿Y si realmente todo lo es, o si no lo es? Entre dichas preguntas me enamora su modo de escribir, sus palabras, sus comentarios, sus detalles y sus ocurrencias. Vive el momento en que existe, me dice y sonríe. Quiero decirle que tengo miedo de perderlo; pero siento que no le gustan las responsabilidades, que detesta que lo llamen cada segundo para saber como esta, no va a decirme que no le agrada, será lindo y considerado diciendo, que linda eres, mi amor. Te quiero; pero sabré que no le gusta que lo molesten cada tiempo preguntando por lo que hace.
La soledad es su pareja real, nosotras solo somos temporales, es como si fuera a un baile con la soledad y mientras ella descansa sacara a bailar a otras chicas, esas, somos nosotras. No va a terminar casándose, puede decirlo, sentirlo, quererlo; pero está amarrado a la soledad, lo presiento y me entristece porque no soy capaz de atraparlo.
Este amor es así, cuando te enamoras ocurre, quieres tener al ser amado siempre a tu lado; pero no te das cuenta, que a pesar de todo lo que pueda decir y hacer, se va a ir. Esta enamorado de la soledad, puede amarme ahora; pero se irá y esa idea me carcome.
¿Alguna vez me dejarás? Le dije. Respondió que dependía de nosotros, que si estuviéramos bien podríamos llegar lejos. Que mientras exista amor todo será bonito.
¿Qué otra respuesta puede esperar una chica? Es la respuesta perfecta. Pero, temo.
De repente porque son tres años y todavía no lo conozco, de repente porque he leído todos sus textos del Blog y siento que ama a otra persona, alguien con quien no puedo luchar. Quizá, sea Daniela o tal vez, la chica de su pasado, su ideal, a quien perdió por un error o situación que nunca voy a saber.
Cuando me hace el amor siento que puedo tenerlo cerca y quiero aferrarme a ese momento, a ese instante en que es totalmente mío; pero luego, tras unas palabras de amor y los tantos orgasmos que provoca, se marcha, debe escribir, siempre lo hace y nunca te dirá que lo dejará por ti, es como su obligación, su respirar, su naturaleza.
Decirle, no te vayas, es lo peor que puedo hacer. Él adora su libertad como su soledad, es una completa ironía, pues, me es fiel y leal, lo demuestra en todo momento; pero no puedo verlo ir, se va a hacer lo suyo, lo que ama, lo que disfruta y me dice, nunca entendieron mi trabajo, por eso no pude consolidar relaciones; aunque, me alegre saberlo, a veces quisiera que esté a mi lado más tiempo.
Lo amo y me ama; pero lo estoy perdiendo, se ha escapado de mis brazos porque le dije que se quedara conmigo, no logro entender que es un hombre de momentos, es su naturaleza ser libre; no le gustan las etiquetas, dice que muchas ya le dijeron ‘amor de mi vida’, que ya escuchó muchas veces, ‘estaremos juntos por siempre’, y puede que sea el tipo más romántico que haya visto en mi vida; pero vive de actos, sus palabras van de acuerdo a sus actos, entre los tantos, dice lo que siente y lo hace. Ahora se ha ido porque le pide ello, quiere soledad, como los escritores adoran la soledad, el entendimiento con la computadora, los cigarrillos y el viento que corre por sus mejillas, esta sonriendo acordándose de algo que le agrada, su vida es un enigma, nunca voy a saber lo que hace cuando, simplemente, se marcha sin rumbo diciendo el solemne, ‘ya vengo’. Sé que no va con mujeres, sus ideales son tan firmes que no sería infiel; pero me mata saberlo todo aunque no deba hacerlo. Conozco sus fetiches y juegos raros en la cama, el mango con leche y sus ron con Coca Cola, entonces, eso debe bastarme para ser feliz, pues, me da cariño y fidelidad y el hecho de querer adentrarme en su vida es quizá, el peor error que una novia puede cometer con Bryan Barreto, porque, su vida le pertenece y no va a hablarte de ella, no preguntes, solo léela entre líneas, ya muchas tuvieron el mismo resultado y si toca terminar, lo entenderé; pero haré mi esfuerzo por retenerlo sin tenerlo, disfrutaré del sexo en todos los lados que le gusta y sus olores exquisitos sin saber quien realmente es, tal vez un día conozca la diferencia entre el escritor y el chico que dice amarme mirándome a los ojos y desnudos sobre la cama, quizá un día entienda porque no habla de la verdadera Daniela, es posible que acepte sus momentos de soledad y sus caminos en solitario, alguna vez seré por quien escribe o tal vez, lo sea y no me doy cuenta, y quizá, solo quizá, me presentará a todas esas personas de quienes tanto habla y todavía no conozco en persona. Todo un universo dentro de una persona que fuma cigarrillos en una esquina, de traje y moño, solitario y pensativo, a quien amo con tanta locura y deseo con delirio que no puedo comprender ni aceptar aún que jamás llegaré a conocerlo.
Entonces, es probable que ese, sea su verdadero encanto: El efímero que llega a ser a pesar de tanto tiempo de relación.
Terminamos un viernes, me dijo que no podía seguir en una relación donde a cada instante lo anden extrañando.
Es un completo romántico; pero tiene un terrible don, olvida con facilidad. Es una ironía, escribe de mí; pero no vuelve conmigo. ¿Por qué no volver si todavía me ama?
Es eso, al fin lo comprendo, su tatuaje, lo vi siempre, lo leí todas las noches y ya entiendo, ‘al final todo se vuelve literatura’. Y yo, ya soy parte de su historia.

Fin

sábado, 2 de septiembre de 2017

Hoy la conferencia

- Hoy es la conferencia a las 8pm en la biblioteca ‘Oasis del saber’ y en referencia a ello voy a contar un relato muy emotivo.
Me sucedió hace poco, una chica compró el libro y volvimos a vernos tiempo después, curiosamente, en una reunión social, yo estaba disfrutando del ron y los cigarrillos, hablando de todo un poco y riendo como demente, de repente, nos juntamos en un cálido abrazo, preguntamos lo típico y enseguida, le dije, ¿Qué tal el libro? Se llevó las manos al rostro en señal de emoción y dijo: ¡De la putamare!
Fue la primera vez que alguien hacía referencia al libro con dicha magnitud. Al instante, añadió, ¿fue tu gran amor, verdad? Cuéntame, así entre nos, ¿Cómo se llevan en la actualidad? Muéstrame su perfil, quiero conocerla, ¿Cómo alguien te pudo mantener tan enamorado? Es lo que me intriga. Y dime, ¿se han vuelto a ver? ¡Quiero saber! Porque la historia esta interesantísima.
Antes que yo pudiera decir algo siguió hablando: Son esos amores que nunca olvidas, me cuesta creer que hayan terminado, pero, ¿Por qué no siguen? El amor se ve en su plenitud en el libro. Deberías buscarla y retomar lo que fueron.
Golpeó mi pecho y la vi sonreír. Pocas veces he visto una sonrisa tan dulce.
De una piteada me terminé el cigarrillo, bebí un seco y volteado del completo vaso de ron y le dije: Lo divino del primer amor es el desconocimiento de que pueda tener fin.
A la semana siguiente me llamó, estaba llorando, su voz entrecortada me dijo: Pasé la hoja en blanco. ¿Qué hay después?
A veces ni siquiera yo lo sé y es mejor vivir sin esa pregunta.