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viernes, 21 de abril de 2017

Relato erótico

- Mi chica de cabellos rulosos y yo, por enfocarnos en los besos nos olvidamos de la película.
El beso, que empezó tierno fue volviéndose apasionado al punto que, mi mano, rosó levemente su trasero y luego, esa misma mano, llegó a su cabello para removerlo hacia arriba dejando deslucir su cuello, entonces, dejé los labios para besarle el cuello y drogarme con el aroma que irradia. Ella gimió dócilmente y sentí que debía seguir, lo hice y sin detenerme fui recorriendo su cuello a base de besos. Enseguida, me vio y quiso besarme con mayor intensidad, mientras lo hacía íbamos desprendiendo lo absurdo de las ropas, yo ya estaba en camiseta y ella sin blusa, volvimos a besarnos y propuse, luego de un beso intenso, sintonizar una canción. Aceptó y al volver me cogió del rostro para besarme con frenesí. Estábamos de rodillas sobre la mano, sostenía sus senos al tiempo que mordía mis labios.
Me dediqué a su cuello, esta vez, por la espalda y al hacerlo iba quitando su sostén y al dejarlo caer toqué sus senos y tras ello le besé la espalda haciendo que gimiera otra vez; entonces, volvimos a darnos la cara y besarnos en los labios. Sujetó sus cabellos rulosos llevándoselos hacia arriba y yo me encargué de besarle los senos de una manera dulce y delicada sabiendo que le producía excitación y sintiéndome el dueño de su ser. Los acaricie y besé hasta que caímos sobre la cama, entre sonrisas comenzó a desatar el pantalón, hice lo propio con su jeans y ya en ropa interior nos acercamos para sentir nuestros genitales. Le besé los labios y el cuello, fui bajando por sus senos y viéndola de reojo. Tenía los ojos cerrados y las manos en los cabellos rulosos, sintiendo el placer que le otorgo y deseándome como nunca antes.
Resolví quitarle la ropa interior con los dientes hasta poder contemplar lo que tanto he deseado.
Descendí con rapidez para sentir su vagina húmeda con mi mano y enseguida, pasé mi lengua con lentitud.
La veía desde mi posición, exquisita piel morena que he soñado besar, cogí sus muslos llevándolos hacia arriba y comencé a besarle la vagina con mucha pasión.
Desbordes de gemidos reemplazaron la música de fondo, supe entonces, que debíamos fusionarnos, hacer que nuestros cuerpos se vuelvan uno.
Me eché sobre su cuerpo, le besé los labios y dejé que me tocara el pecho. En ese momento, sentimos como nos juntamos como nunca antes lo habíamos hecho y comencé a moverme con lentitud para luego realizarlo con rapidez, a un ritmo apropiado y sin dejar de besarla.
Tras un tiempo, subió encima de mí, vi sus rulos caer cerca de sus senos, los cuales tocaba y besaba por momentos, se veía hermosa, ya sin los lentes a medida que antes le daban un aire intelectual; desnuda como Dios la dibujó, magnífica y radiante como una musa pintada por alguien del Renacimiento y dejando que me hiciera suyo, que sintiera que le pertenezco, que leyera mi corazón cuando colocara su mano en mi pecho, que sus rulos cayeran cerca a mi rostro cuando besara sus senos y al tiempo que éramos uno sentir tanto amor como pasión. Cada vez que se movía yo sentía que andaba brincando en las nubes y la veía con los ojos semi abiertos deseando que aquello fuera eterno.
Ya estábamos sobre el escritorio, el lugar donde tantas veces escribí sobre ella, mi musa, que se encontraba encima y boca arriba, yo besándole los pechos antes de hacerla mía, de ingresar en su ser y al hacerlo, al manifestar mi amor con el deseo corporal, sentí que debía de quedarme así para siempre, tan cerca y tan dentro, tan juntos y tan enamorados, tan apasionados y tan intensos, y ella, sentía que debía estar para siempre en mí cuando sus brazos se enredaron en mi cuello para susurrarme al oído eres mío y de inmediato confundir nuestros gemidos de lujuria, intercambiar palabreo de amor y sentir que somos uno.
Despertamos tras una faena esplendida, desnudos sobre mi cama, abrazados, felices y más enamorados que nunca.
Dijo que me amaba, le dije exactamente lo mismo, con palabras sacadas del corazón y le di un beso en la frente para luego sentirla caer sobre mi pecho.
Vi el techo y pensé en lo feliz que era junto a mi rulosa preciosa.
Fin

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