- ¿Sabes cuál es el detalle?, ¿Qué diré acerca de ti cuando terminemos?
No
te conozco. Solo sé lo que muestras. Que eres autor, que lees, que cuentas
relatos, que te aventuras y escribes y que creas supuestas ficciones que en más
de una ocasión me parecieron una verdad.
No
sé quién realmente eres. Jamás hablas de tu infancia, de tu etapa en la escuela,
de hecho, ¿Quiénes fueron tus compañeros? Ni siquiera sé si tienes mejores
amigos, tampoco sé si los frecuentas y mucho menos reconozco a tu círculo más
allá de las paredes que forman tu casa.
A
veces me gustaría al menos mirar el perfil de alguna de tus ex novias; nunca
las mencionas; aunque sé que te hablas con ellas. Bueno, lo intuyo.
Me
vuelvo loca pensando en lo que piensas. ¿Qué esperas de la vida?, ¿Qué sueñas?,
¿Qué escribes? Ya ni siquiera me lo cuentas por una vez que no pude leerte. A
veces criticas sin saber que ofendes, eres maravilloso escuchando; pero tu
honestidad son dagas, no algodones. Yo te cuento algo y tú lo revotas cuando me
gustaría que dijeras otra cosa. Si, sé que es tu verdad, sé que es lo cierto;
pero dime, ‘te entiendo’ y listo. No me llenes de argumentos que yo conozco y
no encajo, a veces odio tu inteligencia y tu verdad, a veces odio que sepas
tanto de la vida y a la vez no quieras que sepa algo de ti.
A
veces temo y tal vez sea amor, el amor que nos inunda por la falsa ilusión de
perdernos, de acabar con quienes amamos, de no recibir tanta flor en amor; a
veces temo que la encuentres, que la vida te de la devuelva. ¡Temo al último
giro del destino! Y tener que entender que te marchas con alguna esas mujeres
de las que tanto escribes, y no soy yo, maldición, a veces no lo soy, porque no
encajo, no estoy a esa altura, en esa faceta o en esa gloria y a veces,
sencillamente, olvido que lo soy, porque me amas y estoy tan enamorada de ti
que incluso soy capaz de divagar entre verdades ignorando que no existen
falsedades, solo verdades que golpean, se aglomeran, encienden, nutren, enlazan
y hacen feliz.
Te
amo; y quisiera amarte más sabiendo quieres, por eso propongo, acostados sobre
tu cama, una pregunta: ¿Me hablas de ti, amor?
Te
amo, todo está perfecto, siempre estaremos juntos, él responde y yo me cobijo
en su regazo encandilada con sus palabras.
Fin
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