- La princesa y yo andábamos por las calles disfrutando de un sabroso helado en cono con sabor a vainilla y chocolate cuando fuimos sorprendidos y asaltados por un grupo de mujeres de avanzada edad, quienes, emulando a las hermanas de la Gorgona fueron atrapándonos en un círculo para hacernos una serie de preguntas muy llamativas y altamente absurdas.
—Niña, ¿tú sabes que existe una ‘Madre/Dios? — Dijo una de ellas entregándole un afiche.
— ¿Diosas mitológicas? Atenea, Artemisa— respondió la princesa con inocencia.
Ellas rieron y eso me molestó.
— ¿Por qué se ríen? Si ella está contestando a la pregunta con inteligencia.
Callaron las brujas vestidas con hábitos religiosos.
—Me refiero a alguien real. Una diosa madre que vive entre nosotros— dijo otra de las féminas con suma seriedad.
La pequeña leyó el afiche y lo devolvió diciendo: La única diosa que conozco es mi mamá.
—Y no le hace falta razón— añadí con una risa.
Gente loca anda por la calle haciendo preguntas bobas.
Mi nuevo libro
sábado, 18 de enero de 2020
jueves, 16 de enero de 2020
Charla tras la escuela
- La
princesa suele cuestionarlo todo, yo no lo hacía a su edad, pues en ese
entonces andaba pensando en las batallas de Seiya y el resto de caballeros.
Ahora ella prefiere evitar la televisión y mirar canales de Youtube, desde mi
cuenta ha suscrito a casi todos los canales de historia y astronomía que llegan
a aparecer, pero su favorito resulta ser Academiaplay porque dice: Cuando tengo
dudas, me lo resume todo.
Hoy
regresábamos de la escuela caminando porque a su bici se le arruinó una llanta y
no queremos sofocarnos en el bus. Queda ligeramente cerca, a un par de kilómetros
de distancia que se vuelven metros con una charla interesante acompañada de
helados.
La
pregunta, ¿Y si realmente tenemos una existencia extraterrestre? Vino como
anillo al dedo porque yo le estaba comentando acerca de un documental que vi
sobre la formación de la Tierra, uno que no pudimos ver juntos porque estaba en
casa de su madre y allá no la dejan usar mucho el ordenador (o bueno, le dan un
tiempo).
—No
lo sé y creo que nadie lo sabe, preciosa, le digo tras una leve reflexión con
los dedos frotando el mentón.
—Lo
entiendo, pa. Pero, ¿y si lo fuera? Es decir… Se pone inquieta en ese momento
porque le entra la inspiración, sacude las manos con ademanes y chasquidos como
si estuviera preparando la explosión de inspiración, me recuerda a mi cuando
tengo ganas de escribir y estoy lejos de casa y debo volver o trasladar la idea
a algún lado para no olvidarla.
Por
suerte estoy a su lado, la escucho a todo momento y comparto sus nociones.
Cuando suelta el estallido dice: Tal vez venimos de afuera, somos una raza
creada por otros entes, no sé si parecidos o diferentes, pero como una creación
neutra o aislada de todo este sistema solar porque en otros planetas no puede
haber vida, entonces esos seres que nos crearon usaron la posibilidad de la
Tierra para convertirnos; aunque primero fueron practicando con otros seres, ya
sabes, dinosaurios y demás.
—
¿Quieres decir que somos un experimento alienígeno?
Ella
comienza a reír.
—Eso
daña mi orgullo, princesa.
Sonríe.
—No
lo creo como para afirmarlo, solo se me ocurrió mientras escuchaba hablar al
profesor de Química.
—Amor,
tú no llevas Química. De hecho, vas a llevarlo en algunos años.
—Quise
entrar a una clase para curiosear.
—Bueno,
¿me van a notificar tu ausencia en clase para ir a otra clase?
Sonrió
de nuevo.
—Pa,
el punto es que ¿y si venimos de otro lado?
—Bueno,
princesa, tienes una millonada de teorías estrambóticas que me fascinan y sabes
que yo respeto todas y las adhiero; pero, si esperas que responda a tu
pregunta, para ser honesto: No tengo idea. Solo sé que ahora estamos aquí y sé
que serás una gran científica.
—Quiero
ser doctora y escritora.
—Entonces,
serás una gran doctora.
—Y
escritora.
—Y
escritora, le digo.
—Escritora
de ciencia ficción, añade.
—Y
allí vas a poder explotar todas tus ideas.
Se
llena de emoción.
—Sí,
porque cada vez que comparto mis ideas con la abuela siempre termina diciendo:
Hijita, Dios creó el universo en el Génesis y tanto rollo aburrido.
Se
me hace imposible no reír.
—
¿Y qué hacemos cuando alguien dice algo así, princesa?
—Respetamos
en silencio su idea, pa.
Asiento
con la cabeza.
—Pero
a veces quisiera decirle que no fue así, todo empezó con la gran explosión.
—Sí
mi amor, pero tu abuelita tiene doscientos años y mil dogmas, no lo va a
entender.
—
¿Qué son dogmas, pa?
—Son
los argumentos que usan las personas para volverse ciegas ante las pruebas.
—Qué
curioso, voy a buscar ejemplos.
—Y
bueno, ¿Qué almorzamos hoy? Añade enseguida.
—Veremos
que nos ha preparado tu abuelita favorita, le digo.
—Espero
que algo delicioso, dice entusiasta.
—Solo
no vayas a decirle que tomamos helados.
Sonríe
en complicidad.
Y
doblamos la esquina que nos hace ver el parque donde vivo. Ya estamos cerca y
el andar se hizo frágil e interesante con una buena plática.
Fin
miércoles, 15 de enero de 2020
¿Lo hiciste alguna vez?
- ¿Alguna
vez me preguntaste que sentí?
¡En
tu egoísmo solo tenías penas para ti!
¡En
tu mezquindad solo cabía tu dolor!
¿Y
ahora preguntas por qué me alejé?
Debí
destruir tu mundo con ataques de risa desatando en tempestad todo lo que llevaba
adentro; pero preferí decir, disculpa, ya no puedo seguir compartiendo este
camino contigo.
¿Ves
cómo tragué mis verdades para no dañarte?
Pues
a pesar de toda tu ingratitud hacia mí, yo todavía tenía el sentido de la
decencia para saber zafar sin lastimar.
Debí
odiarte, pero ni siquiera tumbé la puerta al salir.
Destruí
estrellas con mis manos en el techo de mi habitación, lleno de furia y frustración,
pero ninguna palabra con ácido fue a caer en tu rostro.
¡Yo
estuve allí! Estuve en todo momento para ti.
Desistí
a mis pasiones.
Me
ausenté en mis reuniones.
Luché
a capa y escapa por un sueño unido y cuando caímos rendidos por el huracán de
maldades celestiales que nos condujo a la derrota, estuve allí para calmar tus
ansias, apaciguar el dolor y sofocar el llanto olvidando mis sentidos,
ignorando mis propias emociones para luego recibir tus ataques direccionados al
alma como si la culpa fuera mía, como si yo hubiera activado el volcán que nos arrasó.
¡Como si yo era el causante de tu dolor!
Y
sin embargo, estuve allí. Oyendo e ignorando tu rabieta egoísta hacia mí para
ofrecer abrazos honestos como oasis en el desierto.
Alguna
vez preguntaste, ¿Qué sentiste tú?
Pues
solo quisiste verte ahogada.
Pensaste
que el dolor te pertenecía.
No
miraste a tu lado y me viste destrozado.
Te
hundiste y me llevaste en pedazos para salvarte.
Y
lo hice.
Y
lo hice, aunque todavía me encontrara en pedazos.
Por
eso me voy, te salvé y dejé de amar a la misma vez, ahora busco mi camino y en
el andar encontrar la manera de exorcizar mi melancolía.
Fin
domingo, 12 de enero de 2020
Charla y tarea
- Me gusta tener conversaciones interesantes con la pequeña princesa, así ampliamos juntos nuestro horizonte de conocimiento y desarrollamos actitudes y aptitudes elásticas.
Tenía una tarea de religión, hemos acordado que si le vale madre el curso el siguiente año lo puede quitar, nunca la obligo a algo, ella puede elegir su religión, oficio, pasión y demás, mi idea liberal es para bien pero con responsabilidad, es decir; sin joder a nadie y buscando un beneficio.
La pregunta, ¿Quién es Jesús para ti? Que yacía en su cuaderno la resolvimos a la vez.
Ella vive con posturas distintas, pero en mi casa está la mía y yo disfruto contarle mis pensamientos que también asimila, pues es una fanática de la astronomía, mira más documentales que yo y lee una enorme cantidad de libros, se alucina Galileo versión minúscula y femenina.
En tanto, ¿Quién es Jesús para ti? Le dije.
Un tipo buena onda, cuyos pensamientos en pro de la gente de la época fue generándoles problemas con la ley de entonces; pero aun así siguió apoyando a los necesitados. En general, una persona chévere.
Pienso que fue un revolucionario, porque la Roma de entonces era terrible y poderosa, enfrentar a ese imperio resulta una tarea formidable, también me parece un hombre culto, muy sabio y consejero, además de tener un corazón noble, bueno eso es obvio.
Pa, yo no creo que haya resucitado. Creo que fue esposo o amante de Magdalena.
En ese momento sonreí.
Preciosa, no escribas amante, mejor pon ‘pareja’ es más sutil.
Y según vi en un documental de History, el tipo tuvo hijos, aunque no estoy segura de eso. ¿Leemos de nuevo El código Da Vinci? Adoro ese libro.
Claro, cuando terminemos esto. Creo que la película está en Netflix.
No, la peli no, el libro.
Vale, preciosa… Entonces, ¿eso vas a escribir?
Sí, claro, deja que me inspire.
Empezamos a reír.
Y enseguida inicia su tarea con sus propios pensamientos.
Esa es la idea, inculcar su esencia, que ella explore lo que quiere, que diga argumentos de acuerdo a lo que cree y sabe.
sábado, 11 de enero de 2020
La gran estafa
- Piura, verano 2010
Rockstar
junto a su hermano Chuni después de veranear con la familia Guevara en una
playa del norte notaron a la salida del mar el nuevo panel publicitario sobre
una torre de salvavidas, allí decía con enormes letras Guns N’ Roses en Lima el
próximo 06 de Marzo.
La
emoción invadió a los hermanos quienes desde entonces planearon la estrategia
ideal para conseguir el dinero justo y necesario que los deposite en la primera
grada.
Nada
ni nadie impedirían que los Guevarita estuvieran cerca de su ídolo Axl Rose, ni
siquiera la chamba del tío Nicolás Lucar, quien debía de estar en Piura como
sheriff por un periodo mínimo de dos años.
Sin
embargo, Rock y Chuni harían lo posible por convencer al tío bigote para
dejarlos a flote durante un par de semanas, tiempo que aprovecharían para ir al
concierto, visitar a sus respectivos culitos dándoles por agua y desagüe y
retornar al norte.
Acordaron
todo la noche que vieron el letrero poco antes de dormir juntitos y abrazados.
Lima,
verano 2010.
Pirri
acababa de ingresar a Alas Peruanas, su único presupuesto eran 3 pelucas
diarias sin contar la gaseosa gordita y los turrones que suele comer en los
recesos, descontando aquello tan solo le quedaban 0.10 centavos como ahorro
líquido.
La
tarde que vio la valla con el logo de la banda y la fecha del concierto ocurrió
cuando salió de la universidad en dirección a la casa de su primito Diego
Espinoza (un tipo totalmente diferente a Diego Vildoso, no quiero
confundirlos). Él estaba escuchando música desde su Walkman con un audífono
averiado y la cuerda mordida cuando sucumbió ante la emoción y efervescencia
que produjo el encuentro con la inevitable oportunidad de presenciar a una de
sus bandas favoritas en concierto y por qué no, si deja de tragar, adquirir
boletos en primera fila.
Al
momento de llegar a la Cruceta y verse envuelto en una pedida de mano que
comenzó como chiste pero terminó haciéndose real y con esto no quiero decir que
culminó en matrimonio, pero todos gozamos de esa particularidad, pues, el chef
Lucho (todavía no fucking) Castro se vio en la encrucijada de querer formar
parte de los Vildoso (Qué miedo).
Este
humilde narrador estaba en la reunión con un culito de alta gama sobre los
muslos sabiendo que luego de la tragadera (esperaba un plato sacado de un
banquete de dioses) iría a mojar el payaso al Marriot.
Fui
testigo clave del momento en que Pirri ingresó lleno de emoción esperando que
Lucho Castro terminara su sermón romántico estrafalario para abarcar en
comentarios al público presente: El tío Cesarín, Miguel P, Sagat, Shebitas,
Bruno, Rosita, Diego, entre otros, incluyendo a Luchito y su ñorsa.
Culminado
el acto nupcial, Pirri no pudo contener la rabieta emocional y reventó en
argumentos: ¡Viene Guns! ¡Viene Guns! ¡Viene Guns! Y creo que voy a tener que
chambear en el internet Us Computer para pagar la entrada. Da igual, pues todo
valdrá la pena.
Los
primazos asintieron con la cabeza con cordialidad y simpleza; pero el terrible
Lucho (ya casi fucking) hizo una mención abominable: Jefferson (le gustaba
hablarle a la gente por sus nombres) yo he ido a un concierto de los Guns.
Es
de conocimiento general que nunca han venido a Perú, por eso todo nos burlamos
en señal de sorpresa graciosa; sin embargo, Lucho Fucking Castro añadió con
sobriedad absoluta: ¡Fui a su último concierto en Berlín, Alemania!
El
silencio se hizo presente en todos como si fuera la misma muerte.
Lucho
Fucking Castro siguió: E incluso, tengo una foto con Axl. Pero, bueno, (siguió
contando para que nadie pregunte) la tengo en mi laptop. Claro, una laptop que
nunca en nuestra puta vida íbamos a ver y si fuéramos a su casa y preguntáramos
por la laptop seguramente nos diría un mega floro como: Ups, se me quemó la
habitación con todo y laptop.
Aun
así, Dios me perdone, siempre me cayó bien.
Peluca
de muerto, empezó un aborigen de sucesos nunca antes suscitados, parloteaba con
tanta seguridad que en algún pasaje de esos cuentos sacados de la ciencia ficción,
creí ingenuamente o tal vez por presión, que podría ser real; incluso, cuando
cambiaron el tema a comidas, este, en su campo, dijo mil y un mentiras, una de
mis favoritas fue: Yo he formado una alianza culinaria con Gastón Acurio, mi
empate, tengo su celular por si lo dudan. Enseguida, añadió: Vamos a abrir un
restaurante en el Principado de Mónaco, claro que todo después de casarme.
A
la tía Juanita le brillaron los ojos como dos esmeraldas, el buen chef
millonario los llevaría a la fama, incluyendo a Bochini y Petroleo.
Para
no salir del foco, dejemos el rollo de las mentiras de LFC para continuar con
los sucesos acerca del concierto.
Pirri,
Rock y Chuni coincidieron en un chat de Messenger esa misma noche en la
madrugada, la ansiedad no los dejaba dormir, acordaron con lujo de detalles
todo acerca de cómo llegar al concierto e instalarse en la primera fila tan
preciada por todos los fanáticos.
No
pudieron dormir, se amanecieron en la computadora y cuando el manto apareció fueron
a la cama para seguir imaginando los hechos de marzo.
Dicen
que el tiempo anda rápido cuando piensas mucho en un evento, aquello ocurrió y
los meses corrieron como motociclista hasta la llegada del inevitable fin de
verano pero justo día del concierto.
Esa
mañana, Pirri se metió dos panes con tamal y una jarra de jugo de fresa, se
puso su remera del grupo y salió de casa a las nueve con diez con una gaseosa
KR porque iban a beber un ron Pomalca poco antes de entrar. Ya lo tenían todo
absolutamente planeado, ningún alfiler logístico podría salir del armazón.
En
la Molina City, Rockstar y Chuni acababan de llegar desde el norte en Maleño,
las rayas de sus culos habían desaparecido pero las 24 horas en bus estaban
valiendo la pena debido a que llegaron a tiempo para enlistar todo para su
ansiado suceso. La emoción y la felicidad los invadía en todo instante como
choques eléctricos.
Se
adentraron con tanta vehemencia en la casa que encontraron al tercer hermano de
ellos, el terrible Drack, ahogándose en el desagüe de su culito, en una posición
particular y exquisita poniendo a prueba su lengua de piedra.
No
he llegado a imaginar el trauma de estos dos (en esa época) cero kilómetros.
Drack
los mandó a rodar porque a nadie le gusta que lo molesten cuando estas en plena
sesión black kiss. Se adentraron en sus respectivos cuartos, cogieron lo necesario,
ni siquiera se dieron una ducha y salieron en busca de Pirri, quien ya los
esperaba en el pequeño Banco de Crédito ubicado a unas cuadras.
Cuando
se encontraron se dieron un abrazo memorable, estaban felices y esa euforia
conlleva y genera fuertes descargas de adrenalina lo que conduce a que los
saludos también obtengan besos.
Bebieron
un trago. Eran las dos de la tarde, el concierto empezaba a las ocho de la
noche, había mucho tiempo para conversar, beber, planear la estrategia final y -en un acto altamente irresponsable y
frenético- comprar las entradas en reventa.
El
tiempo fue andando mientras el Pomalca se iba secando, el trío los cuatro
iba
caminando hacia la congeladora Monumental donde se realizaría el recital y la euforia
saliendo hasta por los poros.
Es
difícil contener tanto impacto, tantas ganas interiores por estar allí, tanto
delirio por ver a sus cantantes favoritos soltar las rolas predilectas de
antaño, por eso las cuadras se volvieron largas y las ideas imaginarias
convulsionaron cada vez con mayor proyección.
A
las 6.36pm según el reloj del Nextel de Rock llegaron al recinto. Enseguida,
solicitaron la presencia urgente de un revendedor para que los habilitara con
tres entradas en primera fila.
La
última misión, el escalón final del plan perfecto, la máxima determinación, la
puerta al sueño, estaba en manos del mayor, es decir; Pirri. Él era el
encargado de seleccionar a un ente honesto que les vendiera entradas.
Con
el tumbao que tienen los guapos al caminar apareció un sujeto de elegante traje
a rayas sacado de Smooth Criminal, quien se asomó a la banda de ingenuos con
cara de pavos, para ofrecer tres entradas por debajo de la butaca. Su accionar
se manifestó con un movimiento tembloroso de manos al tiempo que mostraba las
entradas y giraba el cuello mismo drogo paranoico para que la tomberia no lo
viera.
—Loco,
te dejo las tres entradas en primera fila a 1,000 soles. ¿Habla, que dices?
Pirri
cogió los boletos, examinó como experimentado reconocedor de estampitas
originales y resolvió preguntar al resto de los muchachos, quienes, por el
aspecto macabro del sujeto, que de nuevo miraba hacia todos lados altamente
noico, decidieron desistir con un seguro ademán de izquierda a derecha.
—Lo
siento, compañero, pero creo que no llegamos a la cifra, respondió Pirri como partidario
del grupo.
Y
sin embargo, en ese instante, en un acto de rebeldía, Chuni, gritó: ¡Pagamos
las mil lucas y nos quedamos misios! No hay problema. Pero hay que entrar de
una vez.
El
fulano abrió los brazos en señal de solidaridad y fue un gesto leal que los
muchachos no supieron descifrar.
—Chuni,
tú no sabes de entradas; este tipo es raro, me resulta extraño su proceder,
dijo Rock totalmente seguro.
Terminaron
por desistir y el sujeto se fue semi enojado.
Enseguida,
apareció un hombre con un tatuaje de lágrima a la altura de la mejilla,
pantalones anchos y camiseta gigante color negro con la imagen
de
un reggaetonero del momento. Llevaba un collar de material rompible que llegaba
hasta la mitad de su cuerpo, unas zapatillas tal cual astronauta de marca Adibas
y lentes a pesar de la noche.
—Hola
muchachos, me llamo Yandol y tengo tres entradas para ustedes cuatro, dijo y se
empezó a reír expulsando un desagradable aroma a marihuana pateada.
Ni
siquiera tuvieron que ver las entradas. Desistieron de inmediato.
El
tipo se fue arrastrando el pie, seguro era cojinova, pensaron los tres.
Estaban
preocupados, ya no habían más revendedores, pues la policía implantó un nuevo
proyecto para evitar ese asunto de las reventas lo que ocasionaba la escases de
tigres que vendan entradas. Tal fue el motivo por el cual, el primer sujeto
andaba recontra paranoico.
El
señor tiempo fue pasando rapidísimo al punto que la hora del concierto estaba a
punto de estallar y el trío todavía no lograba hallar a alguien suficientemente
honrado como para venderles una entrada legal.
Y
en ese momento, como en las películas románticas, como en los capítulos de la
Rosa de Guadalupe, ocurrió un milagro. Una señora de avanzada edad físicamente parecida
a la abuelita Nelly Guevara Espinoza, se fue acercando al grupo luciendo un
pulcro hábito de monja de la secta de los testigos de Jehová, quien al tenerlos
cerca, comentó con tenue y dulce voz: Señoritos, ¿buscan entradas? Yo tengo
tres y debo venderlas para poder alimentar a mis cinco nietos pequeños cuyas
madres luchonas se fueron a la discoteca.
Pirri,
Rockstar, Chuni se derritieron en amor y ternura, incluso, Pirri, el comandante
del grupo, se puso modo Eduardo y respondió: Abuelita, nosotros te compramos
las entradas, confiamos ciegamente en ti porque con tu atuendo y el rosario
colgando nos entregas franqueza. Le dio un abrazo en señal de saludo como si la
vieja necesitara cariño.
En
un cosquilleo de pesada armonía, hicieron el pacto macabro.
Pirri
preguntó por el precio, la abuelita respondió con una pregunta, ¿Cuánto tienes?
Los tigrillos vieron la hora y contestaron: Exactamente mil soles. La abuelita sonrió
sin mostrar los dientes y aseguró: Uy, justo el precio por las tres.
En
ese instante, el sujeto del traje oyendo y viendo lo acontecido dio un pequeño
giro de cuello para ver al grupo realizar el contrato con una mirada perpleja
en señal de confusión y asombro, podría decirse que hasta sintió un toque de
lastima y ciertamente vergüenza; pero al verse rechazado optó por evitar dar
comentarios. Solo se hizo el loco.
La
abuelita sacó las entradas del sostén, Pirri las cogió y repartió al grupo sin
sentir el papel, sin ni siquiera observar con lupa el material, el holograma o
el código de barra, tanta fue confianza por la abuelita que no dudó un instante
y pagó los mil soles uno sobre otro ante la lengua recorriendo los labios de
una vieja mañosa con mil y un trucos detrás de ese hábito maldito. Pues, cogió
el dinero, guardó en el sostén, les dijo: Dios los bendiga, hijos. Ahora podré
comprarles un pollo a la brasa a mis cuatro nietos.
¿No
eran cinco? Fue la pregunta que podría haber cambiado el curso de la historia,
pero estos muchachos confiados, ingenuos, enamorados de la cándida voz de la
vieja salida del mismísimo infierno, sucumbieron ante el vil encanto de esta
dulce abuelita con sonrisa sin dentadura.
Se
dieron la vuelta para darse un abrazo de grupo en señal de satisfacción, una
victoria perfecta para el plantel comandado por Pirri, un sueño próximo para
Chuni, un anhelo para Rockstar, el ver a su banda predilecta estaba cerca, tan
cerca que solo bastaban metros de cola para aventurarse en una música grandiosa
que solo ellos sabrán gozar mejor.
Cuando
se dieron la vuelta la abuelita ya no estaba. Desapareció como haz de luz, como
esos demonios nocturnos que se marchan con el alba y los muchachos corrieron
como Naruto rumbo a la cola con una sonrisa intacta y sin dudas en la mente
hasta que lo inevitable ocurrió.
Trágicas
son las líneas que estoy a punto de contar, pues esto no se lo deseo ni a mi
peor enemigo.
Como
niños emocionados se enlistaron en la cola y cuando poco a poco iba llegando el
ansiado momento de la revisión de tickets por parte de un gorila con polo VIP
tuvieron los tres una horrorosa premonición; aunque dicen que la realidad
resulta muchas veces ser peor.
El
primer infortunio fue Pirri, pues el capital se hunde con el barco, mostró su
boleto con la alegría de Eduardo y fue rechazado como si un martillazo le
cayera encima, como balde de fría con hielos e incluso, con toda la necedad y jolgorio
de seriedad, le dijeron: Ponte a un lado, gordito. Que la cola tiene que
avanzar, gil de goma.
El
siguiente fue Rockstar, quien en su mente fue maquinando el propósito de haber
tenido un boleto afortunado, pues pensó que sería el único en entrar, no quedaría
de otra. No se iba a perder el concierto por nada del mundo, por las huevas no
se vino en bus 24 horas y perdió la raya del ano.
Ticket
bamba, ponte a un lado, le dijeron con un lapo incluido.
Lágrimas
cayeron de sus ojos, Pirri quiso consolarlo pero no pudo. El dolor fue más.
Chuni,
conociendo el destino inevitable de sus compañeros, sabía que todo se estaba
viniendo abajo como avalancha, no tuvo tiempo de pensar un suceso positivo,
tampoco la actitud ayudó, pues comenzó a llorar en plena cola, lágrimas
honestas mojaron el suelo y con cara de chicle fue donde el VIP quien con
rudeza y crueldad, le dijo: Chibolo, te estafaron. A ti y a ese par de
huevones.
Se
dieron un abrazo al encontrarse a un lado viendo como todos pasaban con
sonrisas de emoción entusiastas por ver el concierto y entre ellos, con culito
de la mano, el bigote perfecto y la camisa roja, se hallaba el terrible tío Raúl,
ingresando al concierto como Pedro en su casa.
Sin
embargo, solo se trató de una fantasía. A veces la mente es brava.
Lloraron
abrazados, tristes y desconsolados hasta que el VIP se llenó de ternura al ver
a un trío de sanos llorar como bebés cuando no tiene teta, que se le ocurrió
darles un consejo: Chicos, basta de llorar, deben aprender a no comprar
entradas de reventa, pues la gran mayoría, salvo ese señor de allí, señaló al
tipo de traje, te ofrecen boletos falsos.
—
¡Les dije! ¡Les dije que el tipo era leal! Gritó Chuni y se le ocurrió la
brillante y atrevida idea de ir al restaurante de Lucho Castro para pedirle un préstamo
de otros mil soles y pagarle las entradas al revendedor.
La
odisea los condujo al Restaurante Niyagui, entraron con toda la confianza y
soberbia del mundo, pues Lucho, el chef, siempre se había portado con carisma y
cariño con la familia, creían que los recibiría con amor y los impresionaría con
un saldo.
Sin
embargo, la sorpresa fue mayor cuando al entrar preguntaron por el dueño y el
empleado les indicó que andaba en Miami. Confundidos recordaron ver a Lucho devorar
un sabroso caldo de gallina en una carpa cercana, no había sido una visión, por
ello, todavía en el esplendor de su ingenuidad que roza la estupidez, preguntaron
otra vez: Amigo, el dueño, Lucho Castro es nuestro familiar, queremos saber dónde
está.
La
carcajada que se metió el hombre gordo que limpiaba la mesa fue abominable, un
estruendo grotesco que podría remecer la Tierra con facilidad, a esto le
incluyo, un dedo señalando al trío de sanos en señal de completa burla y una
sobada de panza para intentar calmar tanta risa.
Sarta
de sanos, quiso decir, pero dijo: Amigos, Lucho Castro es quien le limpia las
bolas al dueño. Es el empleado del mes, es quien lava los platos.
Derrotados
volvieron a casa. Abrieron la puerta sigilosamente y al no ver moros en la
costa se lanzaron al mueble; pero Chuni resolvió ir de frente a su habitación para
continuar con el lloriqueo.
En
ese momento salió Drack totalmente desnudo y con el muñeco al aire (3cm para
ser exactos) comiendo chifles de Piura (los mejores del mundo). No se le ocurrió
que decir, los vio y les invitó. Inclusive, dejó la bolsa porque debía de
seguir con el tratamiento sexual, algo que para entonces, el trío todavía no conocía.
Camino
a su cuarto escuchó las lágrimas de un desconsolado Chuni y aunque pudo y debió
consolar a su hermanito, prefiero al culito en la habitación. Cualquiera lo haría.
Chuni
salió de la habitación para empatarse con los vencidos y comer chifles para
apaciguar en algo el dolor y la acidez. Hablaron de Lucho y sus mentiras para
entrar en alguna que otra risa, tal vez, girar un poco el tema a otro sentido;
pero en ese preciso instante volvieron a abrir la puerta. Carlitos Guevarita y
la tía Carmela ingresaron con besos desaforados pensando que nadie estaría en
casa; pero hallaron a unos nenes con los ojos rojazos y la cara larga como una
haba.
No
fueron necesarias las preguntas ni los argumentos porque cuando empezaron los
sonidos metálicos del concierto a pocas cuadras se echaron a llorar como
maricas.
—
¡Mariconas carajo! Dijo Nicolás Lucas y se dirigió a su cuarto, mientras que la
tía Carmela con ternura fue consolando a los muchachos que con chifles y algo
de cariño se fueron sintiendo algo mejor.
Al
rato apareció Drack, quien al enterarse de todo fue mofándose de sus camaradas
y sugirió ir a buscar a la abuelita; pero todos sabemos que ese acto sería en
vano.
Cenaron
olluquito y bebieron chicha hasta que tuvieron que despedirse.
Al
otro lado del sitio, en una cantina de mal beber, una vieja se hallaba rodeada
de sujetos cuyos abdómenes podrían rayar quesos, colocaba billetes en sus
calzones y la agasajaban como una reina, se cagaba de la risa de su suerte y
contaba a los ebrios del local que estafó a unos huevones con unos boletos impresos
en casa llevándose mil soles en un par de minutos.
Se
sacó el rosario, el hábito de monja y siendo cargada por strippers se adentró
en una habitación oscura en donde disfrutó del sexo el tiempo que duró el
concierto de los Guns N’ Roses.
Fin
viernes, 10 de enero de 2020
En una biblioteca
—Buen día, disculpe, ¿me podría decir donde está la sección de Historia del Perú? —.
—Buen día, joven, a ver, le explico— se levantó de la silla inclinando el cuerpo hacia delante desde su despacho.
—Ve aquel escaparate con el nombre HP— dijo viéndome por debajo de las gafas.
No pude visualizarlo a plenitud.
—Me indica bien—.
—Ahí, ahí está, ¿lo ve? —
Asentí con la cabeza.
—Eso quiere decir Historia del Perú— añadió con seriedad.
—Entiendo, debí imaginarlo, es solo que el lugar es tan grande que cualquiera se pierde—.
—No lo había visto antes, ¿primera vez que viene? —
—Así es, señora—.
— ¿Disculpe? Señorita, por favor, que no ha visto mi anillo de matrimonio—.
— ¿Cómo sabe que lo estuve buscando? —
—Porque es sencillo notar esas enormes letras—.
—Lo lamento, solo quise saborear su aroma de cerca—.
— ¿Cómo te llamas? —
— ¿Qué nombre te gusta más? —
—El suyo, pues debo anotarlo en el registro— dijo sacando un lápiz.
—Yo le doy mi nombre si tú me das tu número—.
—Disculpe, ¿está coqueteando conmigo? Le recuerdo que soy la recepcionista y usted solo un alumno—.
— ¿Qué podemos ser detrás de estas paredes? —
Sonreí cuando lo dije.
—Bueno, hoy voy a ser Francisco… Pizarro, por cierto—.
Me vio asombrada y luego esbozando una sonrisa.
—Me ha hecho reír—.
—Entonces vamos bien—.
Anotó el nombre y añadió: ¿Le llevo un café al rato?
—Acompañaría muy bien mi lectura. Estaré en la mesa número impar, no me gustan las parejas—.
—Solo ocasionan conflictos— dijo de repente.
Guiñé el ojo.
—Ahí nos vemos, señorita…
—Diana, me llamo Diana Carvajal—.
—Un gusto.
Ocurrió en la biblioteca de una universidad.
martes, 7 de enero de 2020
Relaciones de pareja
- Yo creo que cada pareja tiene su mundo amoroso, por eso nunca me ha gustado hacer de consejero terciario, pienso que la solución se halla -en la cama- pero mejor en la charla.
Hablar de mí como novio es decir que soy sumamente paciente y comprensivo, de hecho, ahora mucho más, pues mi mente y actitudes entienden mejor las nociones de la otra persona (mi pareja).
Creo que somos un universo mientras estemos sujetos de la mano y cada uno se maneja como planeta. Tú puedes ser quien gustes o dirigir las pasiones que mejor te fascinen y yo siempre estaré allí para respaldar cada sueño y acompañarte en tus aventuras. Lo hago porque disfruto apoyar a quienes desean gozar de sus sueños y si se trata de mi novia, fabuloso.
Soy de quienes escuchan, adoro las charlas interminables con rondas de cafés bien cargados y tu mirada puesta en mis ojos y yo en tus ademanes y sonrisas al tiempo que cuentas un relato sacado de tu mente o tu sueño, tal vez tu anhelo de niña o una experiencia divertida con los primos. Yo te oigo siempre.
Otra de las cosas que disfruto es compartir, por ejemplo, te gusta un arte y yo ando por otras dimensiones, puedo juntarme y aprender de ti; tal cual te puedo sugerir mis libros o mis films favoritos, aprender el uno del otro, ser una persona en ese espacio – tiempo de ser nosotros. Por ejemplo, nunca he probado los mates y cuando la vi y me quiso convidar me fui haciendo parte de ese gustito por los sabores de mate y me volví en concordancia a eso. Tengo una facilidad para asimilar tus gustos porque si tú me gustas como tal es porque te conozco y creo que tenemos un sentido común en ciertas ideas y uno no tan lejano en otras.
Yo creo que estoy sumando, nosotros juntos nunca haremos cero. Siempre tendremos un producto a favor, una multiplicación, haremos que todo surja para buen sendero y para bien, por eso es que me gusta expandir el imperio de nosotros haciéndonos un universo propio y bonito donde aumentan nuestras ganas de estar, de pasarla bien y de vivir con nuestras sonrisas y miradas, gestos y besos, abrazos e ideas y todo lo que nos vuelve nosotros.
Al fin y al cabo, si ambos tenemos la disposición para armar un cuadro bonito y sumar todo el tiempo logrando que las discusiones se resuelvan con charla y luego en la cama estaremos juntos todo el tiempo necesario porque vamos a rebalsar en amor y respeto.
De ese trata, en parte, las relaciones de pareja.
Fin
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