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viernes, 2 de noviembre de 2018

Cosas de supermercado

- Soy de las personas que nunca guardan rencor; mi resentimiento dura una noche, luego ocurren dos cosas: Me vale madre o lo olvido. Ambas son positivas porque no afectan mi vida diaria y con la persona en cuestión, mucho menos, porque enseguida puedo saludar y entablar una plática; pero ya no confiar (obviamente). Tan solo ser cordial. Premisa leve para un relato corto.
Estaba en el supermercado comprando fruta para mi ensalada y mi zumo de todas las mañanas cuando en la cola me encontré con una ex novia, con quien, salí cinco o seis meses, no recuerdo con exactitud el tiempo porque ese último tramo fue ciertamente angustiante. Ella era muy celosa y controladora, yo adoro mi libertad para escribir mis ficciones y salir con mis tigres a beber ron. Hay mujeres preciosas en todos lados; pero no intento ligar a alguien porque no soy de esos tipos que andan obsesionados con la conquista, quienes no van a fiestas si no hay alguien para ellos. Qué aburrido, yo prefiero pasarla bien y hacer amistades. Además, con novia, tengo sexo todos los días. No encuentro la necesidad de intentar algo con otra persona.
Lejos de eso, en la cola la vi, se hallaba diferente, de repente por el trajín de la fiesta de Halloween, yo estuve en casa durante la noche, debía de editar porque tengo inglés en las mañanas, universidad en la tarde – noche y un trabajo de redactor bien remunerado que no puedo dejar. De lo contrario, ¿de dónde salen los rones? Y los artículos fetichistas, las esposas, alguna que cosita rara y los libros a leer.
De vuelta al contexto, ella estaba cerca, a su lado se encontraba una pequeña, era su sobrina, con quien mantuve un cariño aparte debido a que adoro a los niños (no a lo Michael Jackson) sino a lo buena onda, tengo una bebe y me envuelvo todo el tiempo en situaciones increíbles.
Me vio, le regalé una sonrisa, de esas amables y corteses, ella no me saludó. Me pareció extraño, muy raro, por cierto; enseguida, entendí que seguramente no se habría percatado del todo de mi presencia.
No le di mucha importancia, seguí en la cola hasta llegar al final y al pagar mis productos, la muchachita se acordó de mí y fue a saludarme de forma muy efusiva. Claro que nos abrazamos y todo ello, la pequeña es increíble, de hecho, un encanto total.
En ese momento vi a un amigo, un tipo con quien compartí un curso hace años y fue allí donde también conocí a esta chica, mi ex novia, para hacer fácil la trama: los tres estudiamos juntos, éramos amigos, luego ella y yo salimos e igual seguimos siendo compañeros hasta que terminé con la fémina y nos separamos todos; aunque con el tipo mantuve contacto y asistimos a algunas fiestas como esos conocidos que te invitan a sus reuniones o tú a ellos, etc. Yo tengo un montón de conocidos que me quieren llevar a muchos lados.
Fui a saludarlo, tiempo que no lo veía, le di un apretón de manos y hasta un abrazo. El tipo se hallaba perdido, como nublado y luego inquieto, preocupado y hasta tenso. Pensé que las cuentas del banco lo tendrían así, lo último que supe es que hizo una mala jugada y tuvo una deuda inmensa; pero todo sobre dinero tiene arreglo, es lo que siempre pienso.
Ella estaba detrás, el tipo adelante, yo saludándolo y la niña, inocente en su totalidad, vino a saludar al tipo, también le dio un abrazo como si fueran amigos de toda la vida y pensé que algo pasaba y recién me andaba dando cuenta; pero lejos de resultar bobo o absurdo, me pareció genial y hasta bonito, porque ganarse el cariño de niños es algo esplendido. Entonces, entendí la situación y como soy alguien fresco y nunca me callo, le dije: Oye brother, ¿hace cuánto que sales con ella? El tipo se quedó helado. Insistí: Me gusta, se nota que hacen una linda pareja. Te felicito y ya deja de actuar como idiota, ¿crees que me voy a molestar? Han pasado cinco años, no hay problema. La gente rehace su vida.
Recién volvió a la normalidad, sonrió y le hizo un ademán a la muchacha para que se acercara; entonces como dos tontos me contaron todo lo sucedido los últimos años, como se relacionaron y todo ese asunto romántico misma película de San Valentín.
Cuando se fueron acordamos en juntarnos otra vez. Ellos no se dan cuenta que yo soy alguien con mente abierta y vivo sin rencores o enojos si me cuentan la verdad.
Al final, sin querer, tuve una divertida mañana.


Fin

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