- Estar solo en casa un sábado por la noche es tenebroso. Andaba escribiendo una nueva escena del guión en que trabajo cuando de repente empecé a escuchar unos malditos sonidos en el cuarto piso. Pensé, ¡Maldita sea, no debí ver El Aro! Pero ante tanto ruido tuve que subir a inspeccionar llevando conmigo un rosario que me regalaron, la biblia que estoy, sorprendentemente, leyendo y la poca valentía que tengo tratándose de esta clase de temas. Sin embargo, solo se trató de, posiblemente -y espero- el viento.
No obstante la madrugada es divina para escribir a pesar que algunos fantasmas anden rondando.
Fin
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